En México el sector automotriz viene creciendo a pasos agigantados, cada mes las compañías multinacionales anuncian nuevas inversiones por miles de millones de dólares en nuestro país.. ¿Qué es lo que atrae a estas empresas? ¿Qué es lo que hace que un país como el nuestro sea considerado competitivo?
Miércoles 1ro de julio de 2015
En mayo la empresa norteamericana Ford anunció que realizará inversiones por 2,500 millones de dólares en México para ampliar su planta en Chihuahua y construir una nueva en Irapuato, Guanajuato. Casi en seguida Toyota anunció la inversión de mil millones de dólares en su nueva planta.
México se ha convertido en el séptimo productor de automóviles en el mundo superando a Brasil llegando a exportar a países en toda América. Recientemente Audi y BMW, multinacionales de renombre se han instalado en el país para acrecentar sus ganancias.
Según información de ProMéxico en 2013 la industria automotriz terminal y de autopartes representaron aproximadamente el 2.6% del PIB nacional y 15% del PIB manufacturero. La producción de vehículos ligeros creció 1.7% llegando a producir 3.2 millones de carros al año.
Es por eso que en un país inmerso en la violencia del narcotráfico, militarizado, con el gobierno e instituciones deslegitimados, se busca exaltar la situación de la industria automotriz pintándola de princesa ocultando que México es el país en el que han muerto más de 200 mil personas por la militarización.
Precarización laboral = Altas ganancias para la patronal
La economía mexicana no es como la anuncian en la ya cansada publicidad del gobierno de Peña Nieto pues trae consigo fuertes contradicciones como lo son las precarias condiciones de trabajo en este sector, ocupando un lugar dentro de los salarios más bajos a nivel mundial, en promedio 75 dólares a la semana. Los bajos salarios y es una llamativa característica para invertir en México.
Largas jornadas, condiciones de inseguridad, hostigamiento laboral, ataque a la libertad de expresión y organización, violación al contrato colectivo de trabajo, sindicatos burócratas, la evasión de reparto de utilidades, complicidad entre patronal, gobiernos y burocracia son sólo algunas de las condiciones con las que viven los trabajadores de esta industria en el país.
Hace unas semanas el conflicto en la planta de Mazda daba cuenta de la explotación a la que son sometidos los trabajadores y que al atreverse a protestar contra dichas condiciones son despedidos. Esto es muestra de las arbitrariedades que comete la patronal junto a los gobiernos estatal y federal.
Otro ejemplo de las malas condiciones laborales es el caso de los trabajadores de Honda en la planta del Salto, Jalisco que en 2010 decidieron parar la producción en protesta por la entrega de utilidades, contra la inseguridad en la planta y para que les fuera respetada la iniciativa de formar un sindicato independiente.
Esta lucha, que comenzó hace 5 años, con más de 20 trabajadores despedidos no cesa. Hoy los trabajadores conquistaron el reconocimiento legal del Sindicato de Trabajadores Unidos de Honda México (STUHM) y ahora están en la búsqueda de ganar la titularidad del CCT.
Subordinación al imperialismo y miseria laboral
La base del boom de la industria automotriz mexicana está basada en la inversión extranjera conseguida a partir de la disminución de los costos de producción, esto se logra a partir de la depreciación de los salarios, el aumento en la edad de las jubilaciones, la contratación por outsourcing y el nulo gasto en medidas de seguridad, y si bien estos mecanismos ya se venían aplicando para el conjunto de los trabajadores fue en 2012 que con la aprobación de la reforma laboral se generan las condiciones idóneas para la inversión de las empresas multinacionales en nuestro país.
El sector automotriz mexicano depende directamente del flujo de inversión extranjera en el país, esto se observa a partir de que ninguna de las empresas productoras de automóviles es de capital nacional, además de que la inversión en tecnología, educación e infraestructura que fortalezcan la industria es insuficiente, estos factores obligan a que la competitividad este basada en la superexplotación de la mano de obra y los recursos del país teniendo poca capacidad de crecimiento real que genere empleos mejor pagados y un fortalecimiento de la economía.
Con la creación de sindicatos independientes y fuertes organizaciones obreras que luchen por recuperar las conquistas que a través de la reforma laboral les fueron arrebatadas, podremos frenar la embestida que los capitalistas junto con el Estado intentan descargar sobre los trabajadores.
Ante la superexplotación de los trabajadores en México los socialistas planteamos la estatización del sector automotriz puesto a funcionar bajo control obrero, invirtiendo desde el Estado en educación, infraestructura y tecnología pues solo de esta manera se podrán utilizar de forma eficiente y racional los recursos disponibles a la vez que se garantizarán las condiciones óptimas para los trabajadores y sus familias.
Para fortalecer la lucha de los trabajadores solidaricémonos con los compañeros del STUHM asistiendo al foro que se llevará a cabo este 3 de julio en Guadalajara, Jalisco.
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