A tono con la política oficial para imponer el regreso a clases presenciales “llueva, truene o relampaguee”, en medio de la tercera ola de la pandemia, el secretario general del SNTE declaró que “llegó la hora de volver a las escuelas”, sin tomar en cuenta la opinión de las maestras y maestros.
Miércoles 18 de agosto de 2021
En un video publicado en la página web del sindicato (https://snte.org.mx), Alfonso Cepeda afirmó que en varias regiones del país las escuelas han comenzado a abrir sus puertas, después de 15 meses en los que permanecieron cerradas porque la prioridad -según él- era “proteger la salud de las familias”.
Considerando que nos encontramos ante un grave repunte de la pandemia, en el que predomina una variante del virus más contagiosa, que afecta más a los jóvenes; que la mayoría de la población no ha recibido completa la vacuna contra covid; y que las escuelas no cuentan con condiciones sanitarias óptimas, cabe preguntarse: ¿acaso la salud de las familias, tanto del alumnado como de las y los trabajadores de la educación, ha dejado de ser prioridad para el gobierno y los líderes sindicales? Podemos preguntarnos también si alguna vez lo fue. Veamos los hechos.
Cepeda reconoció que, con la educación a distancia, “el magisterio hizo esfuerzos extras para atender las necesidades del alumnado, incluso con sus propios recursos, con el fin de garantizar la continuidad de los servicios educativos y el derecho a la educación”.
Omitió explicar por qué la dirigencia sindical no reclamó a las autoridades que dotaran al alumnado, así como a las maestras y maestros, de internet y equipos de cómputo gratuitos, para que estos no representaran un gasto adicional que mermara aún más los ya de por sí precarios ingresos familiares; o que por esta razón se terminara excluyendo a las alumnas y alumnos del proceso educativo al no contar con dichos recursos, como sucedió con millones, a los que les fue negado su derecho a la educación.
En lugar de ello, el SNTE acordó en mayo con la SEP un miserable aumento salarial para el magisterio de apenas 3.4%, muy por debajo de la inflación, evidenciando una vez más que no les interesa ni la educación ni nuestros derechos.
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¿Regreso (in)seguro?
Cepeda aseguró que regresaremos a clases presenciales “en condiciones seguras, acordes a las 3v” (vacunados, voluntariamente y con semáforo epidemiológico en verde). Esto es totalmente falso.
En primer lugar, porque si bien las maestras y maestros ya fuimos vacunados, no ha sucedido lo mismo con el conjunto de la población, por lo que muchos familiares de nuestras alumnas y alumnos y estos mismos siguen en riesgo. Además, es sabido que la vacuna que se le aplicó entre abril y mayo a la mayoría del magisterio, a los 6 meses requiere refuerzo y el gobierno ya reconoció que no lo tiene contemplado ni lo considera necesario.
En segundo lugar, el regreso no es voluntario, aunque así lo quieran presentar el presidente, la secretaria de educación y los obsecuentes líderes del SNTE.
Las maestras y maestros sabemos que la línea de la mayoría de las autoridades educativas y directivos es imponerlo a como dé lugar. Con chantajes, amenazas y sin discusión, con la intención de dividir al magisterio y exhibir a quienes no estamos de acuerdo como irresponsables, incongruentes e indolentes. De tal manera que si alguien no se presenta, supuestamente no será sancionado, pero quedará estigmatizado por no “ponerse la camiseta”.
Ni qué decir del semáforo epidemiológico, que en la mayoría de las entidades del país no está en verde, lo que quiere decir que los niveles de saturación hospitalaria son alarmantes. Por lo que el subsecretario de salud, Hugo López Gatell, anunció hace algunas semanas que se declararía a la educación como “actividad esencial”, para poder legalizar el regreso presencial a las escuelas. Si bien esto aún no ha sucedido, pretende predisponer a los maestros para que acepten la “nueva normalidad”.
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En las escuelas, los delegados sindicales afines a la cúpula del SNTE, que encabeza Cepeda, son entusiastas promotores del regreso en estas condiciones o guardan un silencio cómplice.
En vez de exigirle al gobierno que garantice las condiciones necesarias para un regreso realmente seguro, Cepeda afirma que las maestras y maestros “seremos los primeros en cuidar que en las escuelas se cumplan los protocolos sanitarios”. De esta manera diluye la responsabilidad de las autoridades en proteger la salud y la vida de la población y hace “corresponsables” a las maestras y maestros de lo que pueda suceder.
Por la democratización del SNTE
Para definir su postura, los dirigentes del SNTE no consultaron al magisterio. No es casual. Nadie los eligió, sino que están ahí por un acuerdo para reemplazar en el cargo de secretario general a Juan Díaz de la Torre -que avaló la reforma educativa de Peña Nieto- por Alfonso Cepeda, que avaló la reforma educativa del gobierno de la 4T, similar en un 90% a la anterior.
AMLO prometió democracia sindical, pero tiene como aliados a los dirigentes corruptos y traidores del SNTE, quienes se han declarado “ejército ideológico” de la 4T. Simultáneamente, el MORENA mantiene su alianza con las Redes Sociales Progresistas, el partido de Elba Esther Gordillo, quien hace algunos años fue detenida y desplazada del control del sindicato por acusaciones de corrupción. La intención es promover a otra ala del charrismo para mantener el control del sindicato si se llega a requerir una renovación de su cúpula, ante el desprestigio cada vez mayor de sus actuales dirigentes.
Esto demuestra que no puede haber democracia sindical de la mano de quienes atentan contra nuestros derechos laborales, la educación pública y la salud del pueblo trabajador. Es necesario organizarnos desde abajo, escuela por escuela y sección por sección, para arrebatarle la dirección de nuestro sindicato a los charros, democratizarlo y convertirlo en una verdadera herramienta para la defensa de nuestros derechos, lo que exige una total independencia de los gobiernos federal y estatales, las instituciones y los partidos del régimen.
Hay que empezar por exigirles a los delegados de nuestras escuelas que convoquen a asambleas para discutir cómo imponemos las condiciones para un regreso realmente seguro, en semáforo verde, con toda la población vacunada, insumos sanitarios, médicos, psicólogos y todo lo necesario.
La CNTE debe ponerse al frente de esta lucha, romper con su pasividad y convocar al magisterio nacional a movilizarse por este objetivo, si pretende ser alternativa al charrismo sindical.