Segunda parte de la entrevista al diputado de la CUP-CC en el Parlament de Catalunya, Vidal Aragonés. En ella abordamos la decisión de no presentarse a las elecciones del 28A, el auge de Vox y su visión sobre la política del mal menor.
Santiago Lupe @SantiagoLupeBCN
Jueves 4 de abril de 2019
Te pregunto ahora sobre las elecciones generales del 28A y la decisión de la CUP de no concurrir a ellas ¿No consideráis que habéis dejado pasar la oportunidad de que la CUP, que tiene un cierto reconocimiento como fuerza anticapitalista en Catalunya y el resto del Estado, hubiera podido nuclear una alternativa política a la izquierda de Podemos y el viejo y nuevo reformismo?
Esta reflexión que haces me parece adecuada y la entendemos, pero creemos que la situación tiene una mayor complejidad, con muchas contradicciones.
Lo primero es que la CUP y la izquierda independentista tiene un ámbito de actuación que son los Països Catalans, y por lo tanto para las elecciones españolas, en el caso de haber decidido presentarnos no saldríamos de este marco territorial. Esto no significa que en un futuro no podamos plantearnos ir a unas elecciones en el ámbito europeo o estatal con lazos con otras fuerzas del resto del Estado.
Nosotros sí consideramos que hay que establecer esos lazos políticos con organizaciones rupturistas del Estado español, es una cuestión central aunque es una de las que menos hemos desarrollado en la última etapa. Pero consideramos que la expresión electoral no es la forma más interesante en la actual etapa.
Venimos de la manifestación en Madrid del 16M, donde también nos reunimos con organizaciones estatales, es parte de nuestra política internacionalista. Estos lazos deben ir acompañados de luchas, tanto por el derecho de autodeterminación y contra el Régimen del 78, y también sociales por la conquista de derechos para la clase trabajadora.
¿Cómo ha sido el debate para decidir finalmente no concurrir a las generales?
Veíamos que dentro del movimiento independentista, y entre nosotros mismos, lo que hay es desorientación. Acabamos de aprobar un documento político, que sale de cuatro asambleas locales, en el que criticamos la actuación equivocada y zigzagueante del grupo parlamentario, y consideramos que una presentación a las elecciones podía aumentar esta confusión.
¿Por qué? porque si estamos en un marco de posibilidad de ruptura con el Estado español, presentarnos en una elecciones generales no fijaba donde está la centralidad para construir la ruptura y avanzar en la república catalana. Reforzaba una hipótesis que facilita una posición cómoda para JxCat y ERC y su papel en las Cortes españolas, generando la ilusión posibilista de que el camino para lograr esa ruptura pasa por generar inestabilidad en el Parlamento español. Esto nos parece un error, porque aunque haya ingobernabilidad, no quiere decir que eso genere inestabilidad en el Estado. Ya en 2015 y 2016 vimos como se repetían las elecciones ¿Eso debilitó lo más mínimo al aparato del Estado? Absolutamente nada. Y eso es lo máximo que podrían conseguir 1 o 5 diputados de la CUP. ¿Eso hubiese aclarado cuales son las necesidades del momento? ¿Hubiese generado mayor ruptura? Creemos que no.
También hay una realidad concreta más compleja ¿Qué hubiese pasado si de nuestros diputados hubiese dependido el gobierno del PSOE con Podemos para frenar un gobierno del PP, con Cs y VOX? Hemos dejado muy claro lo que íbamos a votar, no íbamos a investir al PSOE ¿Eso nos conecta con las clases populares del resto del Estado? ¿O nos sitúa como los que facilitan el gobierno de las derechas? La visión de que vamos a cortocircuitar al Estado español, al final te puede alejar de una visión internacionalista y de clase.
Esto no implica para nada que tengamos una visión sectaria de la participación institucional. De hecho lo hemos discutido como una posibilidad, tanto a las generales como las europeas. Además nos vamos a presentar a las municipales como cuarta o quinta fuerza en presentación de candidaturas. Podemos usar las instituciones para hacer agitación, pero hay que leer todo el contexto.
También nos preocupa que haya compañeros que opten por construir un frente de la izquierda soberanista. Creemos que no es el momento. Es el momento de la unidad popular con un programa de transformación socialista y de efectivo ejercicio a la autodeterminación.
¿Te refieres a la candidatura “Ahora repúblicas” que impulsa Anova, EH-Bildu y ERC?
En efecto. Nosotros no estamos por un frente de izquierda soberanista. Nos parece que son etapas basadas en el eje nacional que ya están superadas. Nuestra consigna es clara, autodeterminación, socialismo, feminismo y Països Catalans. Y esto no es soberanismo de izquierda.
Y en relación a esto ¿qué visión tenéis del Front Republicà que impulsa Poble Lliure, Som Alternativa y el Partido Pirata?
Tendrán que acabar de explicar. Nosotros hemos decidido que políticamente no vamos a confrontar con ellos. Pero nuestro proyecto no es un frente soberanista de izquierda, sino una candidatura de unidad popular donde la centralidad sea también la lucha por el socialismo. Son construcciones desde arriba en lo político, cuando hay mucho recorrido por abajo por recorrer para construir unidad popular.
Por último ¿Qué te parece toda la campaña en marcha impulsada por todo un frente que abarca desde el PSOE y buena parte de los medios “progres” hasta Podemos e IU en contra de la abstención y a favor de aceptar el “mal menor”, es decir un nuevo gobierno de Pedro Sánchez?
Primero habría que hacer una caracterización de Vox. Si lo que expresa es el voto de la derecha clásico en otras siglas, nos preocupa pero no es el gran problema. Distinto sería si empieza a calar electoralmente en sectores de la clase trabajadora. En Andalucía no fue así, fue el voto del pequeño propietario, el funcionario medio, la pequeña burguesía radicalizada en clave españolista… Si llegara a obtener el 10% sería un salto, estaría tocando sectores de la clase trabajadora o incluso del lumpen, los sectores más maltratados. Algo parecido a lo que fue el Frente Nacional de Le Pen.
Ahora bien, si alguien piensa que la solución la va a encontrar votando creemos que se equivoca. La única solución es dar una alternativa política para que esos sectores de la clase trabajadora no la vean en VOX y no cale la división de yo busco conseguir derechos por encima de los de las mujeres, las migrantes y contra los independentistas. Esto solo lo puede hacer un programa de ruptura. No vamos a llegar a la clase obrera con programas que ni conectan ni resuelven sus necesidades materiales, sino con una lucha por que la clase se reconozca como tal y con políticas transformadoras, que tienen muchas dificultades para imponerse pero que pueden lograrse luchando en la calle.
El discurso del mal menor es un “engañabobos” que propone la vía electoral contra VOX sin ofrecer ninguna alternativa contra las bases materiales que le puedan llevar a penetrar en la clase trabajadora. Es parte del circo electoral e idealista de la política del siglo XXI, que incluso llega a criminalizar a aquellos y aquellas que no ponemos lo electoral en la centralidad, incluso aunque se estén rompiendo la cara todos los días en las luchas sociales. Dicho esto, entendemos también que la gente vaya a ir a votar el 28A desde la perspectiva de querer frenar a la extrema derecha. Es un sentimiento muy sano, pero una cosa son los sentimientos y otra las necesidades políticas que van por otro lado.
Puedes volver a leer aquí la primera parte de la entrevista: "Nuestro gran error fue no haber presentado una alternativa política al independentismo mayoritario”
Santiago Lupe
Nació en Zaragoza, Estado español, en 1983. Es director de la edición española de Izquierda Diario. Historiador especializado en la guerra civil española, el franquismo y la Transición. Actualmente reside en Barcelona y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.