La represión policial a las grandes movilizaciones por la libertad de Hasél ha vuelto a poner en el centro de la escena el rol represivo de la policía y la violencia del Estado contra el pueblo.
Lunes 22 de febrero de 2021
Después de un año de pandemia la juventud sale a la calle a protestar. El disparadero ha sido el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél. Su delito ha sido decir que los Borbones son unos ladrones. En el Estado español no hay libertad de expresión. Tenemos al rapero Valtònic que ha evitado la prisión exiliándose en Bélgica, el juicio a Cassandra por los tuits de Carrero Blanco o el caso del cantante Strawberry que estuvo pendiente durante cinco años, también por la letra de sus canciones.
Pero el encarcelamiento de Hasél es solo el disparadero. La juventud hace muchos años que sufre con un paro estratosférico que llega al 40%, una precariedad que supera de largo la media europea. Además hace muchos meses que no puede salir de fiesta, ni apenas socializar, y ve cómo es criminalizada desde los medios de comunicación. Una situación asfixiante que también se hace sentir en estas movilizaciones. Y además palos de la policía.
Llevamos una semana de movilizaciones, todas reprimidas por los Mossos d’Esquadra. En la primera movilización una chica de diecinueve años perdió un ojo. Ya es la novena víctima de los Mossos que pierde un ojo. Los tertulianos ponen el grito en el cielo porque la puerta del Palau de la música se ha roto cuando la movilización era muy lejos del lugar, en la Plaza Cataluña. Pero del ojo de la chica ya se han olvidado.
La función real de la Policía es reprimir la protesta social y los piquetes de las huelgas obreras, es espiar a los militantes políticos y sociales y defender la propiedad privada y las instituciones reaccionarias del Régimen del 78. Para hacer esto tiene la protección del Poder Judicial y los medios de comunicación. Las fuerzas de “in”seguridad social son uno de los cimientos del poder capitalista. Por eso, no es posible “reformar” cualquier de los cuerpos policiales.
La CUP puso en el centro de la escena la necesidad de modificar el “modelo policial”. La izquierda independentista lleva mucho de tiempo sufriendo la represión de los Mossos y además la Generalitat catalana de Torra y Aragonés forma parte de las acusaciones contra militantes y dirigentes de la izquierda independentista y de los movimientos sociales. Los CDRs están pidiendo la disolución de la parte más salvaje de los Mossos que son las BRIMOs como también lo señalan grupos como la CUP o Anticapitalistas.
También se está pidiendo una investigación para depurar las responsabilidades de la represión a todo el movimiento y de la pérdida del ojo de una manifestante. Los Mossos hicieron un uso terrible de las balas de FOAM a lo largo de las dos primeras jornadas. Uso que fue menguando en las posteriores. Pero el daño que hace a la gente es tan grande que también se pide la prohibición de los proyectiles de FOAM.
Todo esto son pasos para defender el derecho de manifestación. Pero si la institución encargada de la represión continúa en pie de nada nos servirá disolver las BRIMO porque volvieran a hacer otro, pueden prohibir las balas de FOAM, pero buscarán otro “herramienta” para reprimirnos, como ya pasó con las pelotas de goma. Y si encuentran que uno o dos mossos son responsables de los hechos más polémicos, como máximo se los cambiaron el lugar de trabajo.
Ni ERC, ni JxCat dejarán de reprimir a la juventud. Prueba de esto, es que la Generalitat, que ejerce de acusación particular, le pide a Marcel Vivet una pena de cinco años y nueve meses de prisión por la manifestación contra la JUSAPOL. La disolución de las fuerzas de represión solo se podrá conseguir con un gran movimiento de trabajadores, la juventud y las mujeres y el pueblo pobre contra los representantes de la burguesía catalana en el Govern y de la burguesía española al Gobierno central de Sánchez e Iglesias.
Por eso, la CUP tiene que romper las negociaciones con ERC y JxCat e impulsar un gran movimiento antirrepresivo. Todos los diputados electos de la CUP tienen que ponerse al frente de las manifestaciones por la libertad de Pablo Hasél. Las organizaciones estudiantiles y juveniles deben promover asambleas en todos los centros de estudio para construir desde abajo un gran movimiento contra la represión, el régimen y la Corona. Los sindicatos y los comités de empresa combativos tienen que impulsar asambleas y reuniones a los lugares de estudio y de trabajo para defender a la juventud y la libertad de expresión con huelgas y manifestaciones masivas. Tenemos que aprovechar que la juventud vuelve a salir a la calle para ganar impulso.