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Red Internacional
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Tokio 2020. El movimiento de mujeres deja su sello en los Juegos Olímpicos de Tokio

La lucha de las mujeres se ha extendido por el mundo y marcó su sello en el deporte durante la realización de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Las deportistas han hecho historia, no sólo con sus grandes logros en las disciplinas que practican, sino también por alzar la voz aprovechando el masivo evento, para poner en la boca del mundo la lucha por derechos para todas.

Viernes 6 de agosto de 2021

El movimiento de mujeres en las calles resonó durante los últimos años en muchos países del mundo, con consignas por el derecho a decidir, por el derecho a elegir a quién amar, en contra de la violencia hacia las mujeres, la cosificación de los cuerpos y por plenos derechos para las que todos los días somos parte de quienes mueven al mundo, la clase trabajadora.

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Las jugadoras de balón-mano de playa, gimnastas, esgrimistas, futbolistas y deportistas de otras disciplinas expresaron abiertamente su inconformidad sobre la cosificación y sexualización de las mujeres en el deporte; por otro lado, denuncias de acoso y discriminación por preferencia sexual fueron otros de los debates que pusieron en la mesa las deportistas durante los Juegos Olímpicos.

Incluso hubo declaraciones abiertas sobre las diferentes protestas y se explicó claramente por parte de las deportistas el significado de cada una de las acciones y la intención de ser ellas quienes puedan pelear por las futuras deportistas, para que puedan ser más libres en su práctica deportiva.

Para que puedan vestir el uniforme que las haga sentir más cómodas contra la sexualización de las mujeres no sólo en los Juegos Olímpicos sino en la vida cotidiana; para que no vuelvan a sufrir acoso dentro de su mismo equipo de entrenamiento, para que ser madre no implique dejar atrás las metas, para que el mundo se dé cuenta de que en todos los espacios hay mujeres que ya no damos un paso atrás.

Y, aunque muchas de estas protestas tienen un carácter simbólico, y los cuestionamientos a los reglamentos parecen menores contrastados con los problemas de la mayoría de las mujeres de todos los países, —y muchas de las protagonistas son deportistas de élite o profesionales con contratos millonarios— al final, son expresión de una realidad más brutal que se vive en todas partes del mundo: la cosificación, sexualización y explotación de los cuerpo de las mujeres son parte de la sociedad capitalista patriarcal, que así como convierte en mercancía el trabajo humano, también mercantiliza los cuerpos de las mujeres.

Amplificar las denuncias y protestas en contra de ser cosificadas y sexualizadas en el deporte como en cualquier ámbito de la vida social cobra relevancia por tirar los hilos de una madeja más compleja, ya que la opresión del género es funcional al propio desarrollo del sistema capitalista.

Entonces, pese a que estas críticas se dan en un plano mediático, lo cierto es que también responden al cuestionamiento que millones de mujeres comienzan a hacer en todo el mundo contra la violencia y la falta de derechos. Es decir, dichas expresiones responden a un espíritu de época en el que las mujeres comenzamos a cuestionar la opresión en todos los ámbitos de nuestra vida.

Dichas protestas que cuestionan la la mercantilización de los cuerpos de las mujeres en los Juegos Olímpicos, alimentada por la industria televisiva y deportiva, tiene su correlato en las movilizaciones que cuestionan que seamos las que por el mismo trabajo ganemos menos que los hombres, que ocupemos los trabajos más precarios y que en esta pandemia seamos las más afectadas y carguemos con los cuidados tanto de las familias como en los hospitales, garantizando la reproducción social sin salarios o con salarios miserables.

Las mujeres y comunidad LGBT+ que somos parte de la Agrupación Pan y Rosas sabemos que la lucha por nuestros derechos se ganará en las calles, y de la mano de nuestros compañeros de clase. Por lo que necesitamos construir una salida que ataque de raíz las condiciones estructurales que sustentan la la alianza entre el capitalismo y el patriarcado, misma que incluso se muestra en los Juego Olímpicos. Por eso, luchamos por forjar fracciones revolucionarias al interior del movimiento de mujeres con una perspectiva anticapitalista, socialista y reolucionaria que cuestione las bases de la opresión y la explotación.

Te invitamos a organizarse en los comités de Pan y Rosas, para construir abonar al desarrollo del movimiento de mujeres y la organización en los centros de trabajo y estudio, porque al patriarcado y al capitalismo, ¡los vamos a tirar!

¡Súmate a Pan y Rosas!