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Red Internacional
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COVID19. El negocio de las vacunas: ¿Qué hay detrás de la alianza entre el gobierno de Piñera, la Pontificia Universidad Católica y SINOVAC Biotech LTDA?

Cuando se trata de hacer negocios a costa de un derecho fundamental como es la vacuna frente al Covid-19, el gobierno de Sebastián Piñera siempre se encuentra un paso adelante ¿Quiénes se enriquecen con esto, y quienes son los que siguen pagando las consecuencias de intereses ajenos a la salud del pueblo trabajador?

Miércoles 5 de mayo de 2021

Este martes recién pasado la sub secretaria de salud Paula Daza se refirió a las conversaciones de alianza entre el gigante asiático, y la Pontificia Universidad Católica de Chile, respecto a la llegada de científicos chinos para evaluar la posibilidad de establecer un laboratorio de producción de la vacuna Coronavac.

En la misma línea destacó que a pesar de ser conversaciones preliminares se estaría muy interesado en participar a través del Ministerio de Ciencia y Salud en lo que sería una alianza estratégica de producción y testeo en nuestro país.

Pero, ¿cómo un país que no representa la grandilocuencia económica de las grandes potencias del primer mundo se sitúa como probable sede o mejor dicho una sucursal en Latinoamérica de SINOVAC?

Chile, en estos momentos y según las palabras del actual ministro de salud, Enrique Paris, se encuentra en el segundo lugar a nivel mundial en cantidad de población inoculada contra el COVID-19, llegando a los 15 millones de dosis de la vacuna china, que en conjunto con las negociaciones de los laboratorios Pfizer, AstraZeneca y Johnson & Johnson suman un total de 90 millones de dosis, suficiente para vacunar dos veces a la población completa del país y que mediante un plan de contingencia pretende vacunar a un 80% de la población de aquí a junio. Pues la rápida vacunación de la población ha sorprendido al mundo, entre otros motivos, por la capacidad de negociación política y económica de los asesores del gobierno en términos comerciales que tienen al país solo por debajo de Israel. Los recursos económicos han sido importantes, pero no de la misma manera en como la lideran los otros países que compiten en esta carrera por las vacunas.

Chile es una de las economías de más rápido crecimiento en América Latina en las últimas décadas. Es miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Sin embargo, es uno de los países con mayor diferencia de ingresos per cápita que cualquier otro de la organización entes mencionada y un 65% más alta en términos de desigualdad.

Debido a esto es que desde el 2019 hemos sido testigos de uno de los más grandes alzamientos populares desde el término de la dictadura de Pinochet, teniendo como consecuencia un nivel de aprobación de un 9% en la gestión del actual gobierno, el nivel más bajo de un presidente de la república en los últimos 30 años.

Las duras críticas al ejecutivo, tanto de organismos nacionales e internacionales, por las reiteradas violaciones a los DD.HH, leyes de protección al empresariado y pactos políticos realizados a espaldas de la ciudadanía, trabajadoras y trabajadores, estudiantes y quienes conformamos esta sociedad, han hecho que el gobierno actúe limpiando su imagen a través del mecanismo de vacunación y estrategias que ha significado incluso contradecir los previos esfuerzos para demostrar ante la comunidad internacional un país como un ejemplo de estabilidad y de buena gestión económica con el propósito de gestionar mejores acuerdos con las multinacionales farmacéuticas.

Para no pagar un precio elevado por las dosis, ha tenido que demostrar que debido a la crisis sanitaria y la posición económica es aún peor que las economías de la región, por lo que demuestra que merece pagar un mejor precio por las vacunas o llegar a acuerdos, por ejemplo, con SINOVAC, para apalear los embates a la billetera fiscal que han significado más de un año de recesión.

La Universidad Católica de Chile ya habría tenido amplias conversaciones y negociaciones con SINOVAC con lo cual el gobierno no titubearía en proporcionar dineros frescos a las inversiones privadas que significaría tener alianzas con la multinacional farmacéutica. A cambio SINOVAC prometía el acceso temprano a la vacuna en desarrollo, sus dosis y a un mejor precio.

Resulta evidente que lejos de las buenas intenciones para con la población en el contexto de pandemia, lo que está de por medio es la perpetuación del negociado de las vacunas, con el que potencias a nivel internacional han amasado miles de millones a costa de una cuestión elemental, lucrando por medio de la privatización de patentes, mientras distintos países se encuentran golpeados por el Covid-19.