Larreta lanzó esta semana un negocio redondo para aprovecharse de sus empleados que no llegan a fin de mes: adelantarles el pago de sus sueldos a una tasa del 44,8 % anual.
Sábado 2 de julio de 2016
El segundo semestre comenzó, pero la alegría sigue siendo parte de una fiesta que nos es ajena. Casi sin disimulo Pray-Gay anunció en Nueva York que el “trabajo sucio” ya estaba hecho: devaluó, levantó el cepo al dólar, dispuso tarifazos, bajó y/o eliminó retenciones al agro y a las mineras, arregló sumas multimillonarias con los fondos buitre, e incluso vetó la Ley Antidespidos. Todo hecho bajo el pretexto de crear un “buen clima de negocios”, como les gusta decir a los CEO de Cambiemos, sin embargo, la “lluvia de inversiones” no llegó, ni tampoco parece que vaya a llegar luego de la crisis abierta por la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.
Por su parte, el pueblo trabajador no para de recibir malas noticias: para los próximos días ya están anunciados aumentos en los valores del subte, las expensas, las tarifas de los celulares y la medicina prepaga, entre otros rubros. En el segundo semestre, los que pierden siguen siendo los salarios.
“Llegar a fin de mes es más fácil”
Los trabajadores porteños que cobran sus sueldos por medio del Banco Ciudad recibieron esta semana un mail con un anuncio a la altura de Micky Vainilla. Su encabezado es “Llegar a fin de mes es más fácil”, al abrirlo se encontraba el anuncio de la posibilidad de adelantar el salario para aquellos que lo cobraran por medio de ese banco a una tasa de interés del ¡44,8% anual! Eso sí, cuando es el gobierno el que se retrasa meses en la liquidación o lo hacen con errores no paga ni un peso de interés. Un negocio redondo, para la fiesta macrista.
La idea parece sacada del “Informe sobre el Estado de las clases obreras argentinas” de 1904, en donde Bialet Massé describe como los dueños de los ingenios azucareros se aprovechaban de sus trabajadores prestándoles plata a tasas usurarias para consumir a precios exorbitantes en comercios que también eran de ellos. Cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia si en el actual gobierno encontramos los mismos apellidos de aquellas familias terratenientes de principios del siglo XX, como es el caso de los Bullrich.
Como señalara Christian Castillo, en el debate de esta semana con los intelectuales K, Macri parece estar jugando al rey desnudo, porque mientras habla de unidad y felicidad pone en el gobierno a empresarios que abiertamente toman medidas en función de sus intereses de clase. Este nivel de cinismo en el poder es una apuesta muy alta que puede provocar una nueva militancia en oposición a todo lo que ellos representan.
Lejos de los ministerios y las fiestas ajenas, entre los trabajadores estatales porteños que cobran sus salarios por medio del citado banco crece la bronca porque el sueldo alcanza cada vez para menos. No por nada es común escuchar en las salas de maestros “el adelanto del aguinaldo ni lo sentí” o “el otro día hasta tuve que juntar las monedas para cargar la sube”.
¿Resistencia electoralista o en las calles?
La estrategia electoralista de las conducciones sindicales kirchneristas los llevó a tomar medidas aisladas que dejaron pasar los ataques más importantes que emprendió el Macrismo y un salario a la baja. Ni siquiera plantean la perspectiva de la lucha por la reapertura de las paritarias, lo que Larreta utiliza como base para este negocio usurero y para avanzar con nuevas medidas contra los trabajadores y la educación pública.
A pesar de lo que los medios masivos nos quieren hacer creer, Macri es débil y se apoya en sus patas auxiliares que son el Frente para la Victoria en el Senado, el Frente Renovador y la burocracia sindical. Es necesario revertir esta dinámica, impulsar asambleas y debatir en las escuelas y en nuestros lugares de trabajo cómo luchar en unidad: docentes, estatales, estudiantes y familias. Para ello también es fundamental la exigencia a las dirigencias de los sindicatos para que rompan su tregua con el macrismo.