Tras las muerte del Rey Abdalá, que falleció en la mañana del viernes luego de una corta enfermedad, su sucesor, el Rey Salman de Arabia Saudita se apresuró a dar señales de continuidad.
Sábado 24 de enero de 2015
Fotografía: REUTERS
El Rey Salman prometió el viernes mantener las actuales políticas de energía y diplomacia de Arabia Saudita y la misma línea política conservadora y tradicional que se ha aplicado en el reino desde su fundación en 1923. También dispuso la línea de sucesión para los años posteriores en la que incluyó a un miembro de la próxima generación familiar como segundo príncipe de la corona. El nuevo rey designó a su sobrino y actual ministro del Interior como segundo en la línea sucesoria.
Al nombrar a su medio hermano más joven, Muqrin, de 69 años, como príncipe heredero, y a su sobrino Mohammed bin Nayef, de 55 años, como segundo príncipe de la corona, el monarca Salman acalló las especulaciones sobre riñas internas en el centro de la realeza en momentos de graves turbulencias regionales.
Los precios del petróleo saltaron como reacción inmediata a la muerte del rey Abdullah, aumentando la incertidumbre en los mercados energéticos.
Salman, de 79 años, asume como la mayor autoridad de un país que afronta desafíos domésticos como el desplome de los precios del crudo en los últimos meses y una situación regional compleja que incluye la guerra civil en Siria, el ascenso del Estado Islámico, su disputa con Irán y su rol de gendarme en países vecinos sobre los que vino actuando en los últimos años para aplastar el proceso de la “primavera árabe”.
En su primer discurso como rey, transmitido en vivo por la televisión saudí, Salman se comprometió a mantener el mismo estilo de gobierno que sus predecesores en el mayor exportador mundial de crudo y lugar de nacimiento del Islam. También pidió unidad entre los estados árabes.
"Con la voluntad de Dios, continuaremos el curso estable que este país ha seguido desde que fue establecido por el fallecido Rey Abdulaziz", afirmó.
Con una reputación de pragmático para lidiar con el delicado equilibrio clerical, tribal, monárquico y de los intereses occidentales que se combinan para tomar las decisiones del reino, parece poco probable que Salman vaya a cambiar la estrategia de Arabia Saudita en cuanto a política exterior o energía.
Mohammed bin Nayef se convierte en el primer nieto del monarca fundador, el rey Abdulaziz, conocido como Ibn Saud, en asumir un puesto fijo en la línea de sucesión al trono.
Todos los monarcas saudíes desde la muerte de Abdulaziz en 1953 fueron sus hijos y el paso a la generación siguiente había generado especulaciones sobre una lucha de poder en el palacio. El Rey Salman también nombró a su propio hijo, Mohammed bin Salman, como ministro de Defensa y jefe de la corte real.
Pero pese a los contactos permanentes con Occidente - especialmente con Estados Unidos -, con funcionarios y a la presencia prominente de los medios por su actual rol en la seguridad nacional, el príncipe Mohammed de alguna manera es poco conocido.
Organizaciones como Amnistía Internacional y otras denunciaron al régimen saudí en materia de derechos humanos y cuestionaron a Estados Unidos y países de occidente por hacer la vista gorda por su petróleo y su apoyo a la lucha contra los islamistas radicales. Por su parte Human Rights Watch pidió al rey Salman que cese la persecución de los disidentes y la discriminación de las mujeres y de la minoría chiíta.
Agencias: REUTERS / EFE