Este fin de semana en la la 11va edición del Festival de la Diversidad de El Bolsón (Río Negro) un grupo de jóvenes gays y lesbianas fue violentado y echado con gas pimienta en el boliche Absentha.
Tomás Máscolo @PibeTiger
Miércoles 9 de enero de 2019 11:24
A esta noticia cuya denuncia fue radicada en la Comisaría 12 del lugar, se le suma que en Resistencia, Chaco dos lesbianas fueron echadas de una plaza por besarse. Estos casos son los que se conocen, se suman a la lista de agresiones cotidianas que tienen las personas LGTBI por no acatar a la heteronorma.
"Sentimos que este ataque forma parte de las manifestaciones de un patriarcado que se siente amenazado. Sabemos en nuestros cuerpos maricas, travas, tortas y no binarixs que la violencia se manifiesta de muchas formas y de manera cotidiana. Hoy fue en Absentha, pero hace un mes fue en una heladería a pocas cuadras. Y en el transcurso del año lo vivimos en muchas partes", dice parte del comunicado de la Asamblea Diversa y Disidente Autoconvocada en El Bolsón.
Dolores Carbajal, es integrante de la organización del Festival y abogada feminista que acompañó a las víctimas en sus denuncias “Lxs chicxs están en shock porque fue todo muy violento. Nadie los defendió, al contrario”, declaró para la agencia Presentes.
El repudio se conoció en las redes y dentro del activismo, pero tiene que llegar más allá para que no vuelva a suceder.
Según el El Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT en 2017 se registraron unos 103 crímenes de odio por orientación sexual, expresión e identidad de género en todo el país. Con respecto al año 2016, los casos de violencia física aumentaron 500%.
El relevamiento fue realizado por el Observatorio junto con la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires -a través de la Defensoría LGBT- y con la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero de Argentina (ATTTA Red Nacional).
Odio, el origen
Argumentos provida, antihomosexuales y medievales fueron los que se escucharon este año durante el debate por el derecho al aborto, seguro y gratuito en la Cámara de Diputados y Senadores muchos de los cuales parecen haber sido desempolvados de la vez que se debatía el matrimonio igualitario en Argentina.
Por aquel entonces, el papa que es Bergoglio declaraba la "guerra de Dios" para oponerse al matrimonio igualitario. Esta posición la mantuvo en el tiempo ya que durante el año pasado hizo polémicas declaraciones al aconsejar que "los padres manden a sus hijos gays a un psiquiatra" o comparando a las "personas trans con bombas nucleares".
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La pelea por erradicar la discriminación y la estigmatización de la diversidad sexual no es actual. "La inculcación de la norma sexual opera sobre todo en el seno de tres instituciones principales encargadas de la educación de los individuos: la familia, la escuela y la Iglesia. Aparte de esto, las instituciones encargadas de la inculcación de la norma sexual encuentran un relevo en instituciones represivas como la psiquiatría o la cárcel, que se hacen cargo de los ’desviados’", explica Jean Nicolas en La Cuestión Homosexual, en el año 1976.
La opresión a los homosexuales es una de las partes de un “proceso de normalización sexual” que se va construyendo históricamente, y del cual la burguesía se apropia, profundizándolo, con el objetivo de consolidar el matrimonio heterosexual, monogámico, basado en la propiedad privada, la opresión de la mujer y los niños y la represión de la “homosexualidad latente”.
Según la época, las necesidades económicas, demográficas, históricas, políticas, se sancionará de una u otra forma la “desviación” de la norma sexual. La burguesía logra, no sólo instaurar un discurso normativo sobre la sexualidad, sino comercializarla y obtener beneficios de la represión sexual.
Nuestras vidas valen más
Si bien nuestro país es un ejemplo en el plano legislativo cuando hablamos de diversidad sexual, aún no contamos con una verdadera igualdad en la vida material. Muchas veces, no son solo hechos de violencia los que se denuncian sino que también los ataques homolesbotransfóbicos acaban con la vida de las personas. Como el caso de la Pepa Gaitán o de Diana Sacayán.
Organizarse se hace necesario, de forma independiente de Gobiernos que banquen económica y políticamente a instituciones reaccionarias como la Iglesia católica o Evangelista. Gobiernos burgueses que durante décadas destinaron millonadas a la policía que con sus códigos contravencionales nos persigue y que durante años solo se preocuparon por sus ganancias y sus intereses.
La realidad cambió, Bolsonaro es presidente de Brasil y asumió con una campaña que tiene como punto de ataque a las personas trans, la derecha está avanzando no solo en el país vecino sino en toda América Latina. Entonces ¿qué hacer?.
Hay que combatir el sentido común reaccionario y batallar la plena confianza en que el lobby parlamentario puede subsanar la igualdad que tienen todos los sectores oprimidos. Fue durante toda una década kirchnerista que se nos negó el derecho al aborto y tuvimos un papa argentino. Y hace poco más de dos años de la era de Macri en que la diversidad sexual solo tiene espacio en el "mercado rosa". Para repudiar los crímenes transfóbicos, los ataques homofóbicos, la discriminación lésbica y cualquier tipo de opresión es que tenemos que levantar la voz más revulsiva y organizarnos.
Sólo una pelea radical contra el sistema capitalista que se basa en la explotación y opresión de millones de seres humanos puede sentar las bases para el desarrollo de una total liberación sexual y que no existan más estos ataques.
Tomás Máscolo
Militante del PTS y activista de la diversidad sexual. Editor de la sección Géneros y Sexualidades de La Izquierda Diario.