En los comicios regionales celebrados el domingo en dos länder (Estados federados) del este de Alemania se destaca el fortalecimiento del partido antieuro, Alternativa para Alemania (AfD), que logra entrar en ambos Parlamentos regionales. Mientras tanto, se abren posibilidades para un presidente de gobierno del partido Die Linke (La Izquierda) en Turingia.
Peter Robe Berlín | @robe_peter
Martes 16 de septiembre de 2014
En Brandenburgo, Estado del Este de Alemania con 2.45 millones de habitantes, gana la socialdemocracia (SPD) con el 31,9 por ciento de los votos, dejando en segundo lugar la Unión Demócrata Cristiana (CDU), el partido de Angela Merkel, con el 23 %.
El partido Die Linke, que hasta ahora fue el socio menor de la socialdemocracia en el gobierno de ese Estado, tuvo una caída catastrófica del 9,4 % respecto de las elecciones anteriores al donde había obtenido un 18,6 %. Esto es producto de la aplicación de una política de ajustes en el sector público que no le permitió diferenciarse de la SPD.
Ahora la socialdemocracia puede elegir entre un frente con la CDU, como llevan adelante en el gobierno nacional, o seguir gobernando junto con Die Linke.
Los verdes apenas superaron el 5%, mientras que el Partido Democrático Liberal (FDP), que hasta 2013 formaba parte del gobierno nacional junto con la CDU, obtuvo un escaso 1,5 % y no entró en el Parlamento. Este resultado era de esperar: un lema central de su campaña electoral era que "Al FDP ya no lo necesita nadie“.
En el caso de Turingia los demócratas cristianos salieron primeros con el 33,5 % mientras su socio menor socialdemócrata pierde el 6,1 %, llegando solo al 12,4 % de los votos.
Turingia se encuentra en el centro del país e incluye a las ciudades de Erfurt (su capital), Jena, Weimar y Eisenach.
En esta región Die Linke se ubicó como la segunda fuerza con el 28,2 %.
Mientras la CDU buscará renovar la llamada Gran Coalición, Die Linke quiere liderar una alianza con la socialdemocracia y los verdes (que sacaron el 5,7 %) poniendo ellos presidente de gobierno del Estado Federado, lo cual sería un hecho sin antecedentes en la política alemana.
“Podemos y queremos gobernar” afirmó el jefe de Die Linke, dirigente de su sector más moderado, una y otra vez en la campaña electoral. Aunque las consecuencias de un gobierno “a cualquier precio” parecen haberse mostrado en la importante caída de su partido en Brandenburgo y en resultados semejantes en Berlín el año pasado.
Die Linke surgió en 2007 de una alianza entre el ex partido gobernante de la República Democrática Alemana (RDA) y un ala de izquierda que rompió con la socialdemocracia en 2004.
Debido a esta historia, tiene un voto históricamente alto en los Länder del este, donde ya gobernó varias veces junto con la socialdemocracia, mientras que en los estados del oeste apenas logra entrar en los parlamentos.
De ahí surgen muchas luchas internas entre un ala moderada del este y el ala más dura del oeste.
Entre los partidos de la centroderecha, por su parte, los liberales de Turingia no logran entrar en el parlamento.
La gran novedad es el ascenso de los euroescépticos de Alternativa para Alemania, que celebran un 12 % en Turingia y el 10 % en Brandenburgo.
Crece la derecha
Después del 10 % obtenido en los comicios en Sajonia hace dos semanas la AfD consolida sus altos resultados de las elecciones europeas de mayo.
El partido, recién nacido el año pasado, plantea la salida de la Unión Europea y la vuelta a la moneda nacional Deutsche Mark junto con posiciones anti-inmigrantes y racistas. Hace pocos meses que la organización juvenil de la Alternativa se destacó por una campaña: “Yo no soy feminista porque…” dejando lugar a posiciones contra el aborto y el matrimonio igualitario.
Así disputan el voto por derecha tanto de la CDU como del partido liberal FDP que se mantiene en solo seis parlamentos federales de Alemania.
Todo este panorama dificulta hacia el futuro la búsqueda de socios para la CDU de Merkel, que pierde a su aliado histórico (los liberales).
Dentro del partido gobernante crecen las posiciones proclives a un curso más conservador, cuestionando incluso las reformas parciales que hizo la Gran Coalición como el salario mínimo y la jubilación a los 63 si la persona trabajó 45 años – un caso poco probable, salvo en generaciones más viejas.
A principios de año varios políticos de la CDU apelaron a un discurso contra los inmigrantes rumanos y búlgaros que desde este año pueden viajar y trabajar libremente en Alemania.
Finalmente, un hecho no menor es que la tasa de votantes en ambos Estados cayó significativamente; en Brandenburgo votó menos de la mitad de los habilitados.
Las elecciones reflejan un giro a la derecha del mapa político en Alemania, a la vez que un fortalecimiento de la Gran Coalición. Está por verse de aquí en adelante si la Alternativa para Alemania logra presionar al gobierno hacia políticas aún más de derecha a nivel europeo.