Desde todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria ya se vienen preparando para lo que se ha denominado el “post plebiscito”, es decir lo que pasará desde el 5 de Septiembre en adelante. Es que todos saben que donde realmente se zanjará el contenido y destino de la “nueva constitución” será en el parlamento, pero ¿cómo podemos evitarlo?
Lunes 22 de agosto de 2022
Desde todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria ya se vienen preparando para lo que se ha denominado el “post plebiscito”, es decir lo que pasará desde el 5 de Septiembre en adelante. Es que todos saben que donde realmente se zanjará el contenido y destino de la “nueva constitución” será en el parlamento, así vergonzosamente todos los partidos tradicionales sin decirlo públicamente reconocen que el plebiscito no es más que nada un saludo a la bandera, un trámite para alcanzar la tan preciada “cobertura democrática” que la nueva constitución hecha a la medida del gran empresariado nacional e internacional necesita para legitimarse ante la sociedad civil.
Ahora bien en general ya todos desde los Republicanos al PC ven en un nivel la necesidad de generar “grandes acuerdos”, es decir de concretar la “cocina constituyente”, sobre todo si Boric se convierte en el garante de este nuevo pacto de “unidad nacional” que está preparándose. Pero al mismo tiempo es imposible hoy dimensionar la envergadura de los acuerdos que se logren, debido a que todos los partidos tradicionales,(desde los del Rechazo hasta los Apruebo), se encuentran esperando el resultado del plebiscito para ver realmente con cuanta cancha juegan para negociar.
¿Ni vencedores ni vencidos?
En base a esto último, hacen mucho sentido las palabras de Boric en Chillán, que como anfitrión de la cocina constituyente espera que todos sus comensales queden satisfechos con el menú, es decir la catastrófica forma de intentar conciliar los conflictos entre las clases sociales con la premisa popular de “quedar bien con dios y con el diablo”, pero ahora traspasado a un lenguaje competitivo previo a la votación: “Acá no puede haber vencedores y vencidos”. Ese es en el fondo el significado e importancia del plebiscito para los partidos del régimen, realmente no les interesa lo que opine o no la gente, lo único que quieren es llevar adelante un proceso lo más alejado de la calle y la movilización posible, donde la población no tenga más que un rol consultivo, para así terminar de institucionalizar la crisis abierta el 2019, llevando toda la energía de cambios al atolladero de la cocina parlamentaria.
Sin embargo la arrogancia de los políticos de los 30 años, quienes hoy se sienten con el sartén por el mango de la situación, puede jugarles una mala pasada, ya que dado la crisis económica internacional y las expectativas frustradas en el proceso constituyente que tarde o temprano pueden surgir en la forma más odiada por la burguesía y los reformistas, la forma de la lucha de clases, si esta fuerza se vuelve a desatar esta vez con las y los trabajadores al frente, prpobabemte podamos poner nuevamente contra las cuerdas a este régimen político y económico decadente.