1° octubre. El primer mensaje de Claudia Sheinbaum a la nación de México

De manera protocolar, Claudia Sheinbaum inicia agradeciendo a los mandatarios y mandatarias internacionales que han asistido a la ceremonia, entre ellos destaca a Gustavo Petro de Colombia; Gabriel Boric de Chile; Lula da Silva de Brasil; Jill Biden -esposa de Joe Biden- en representación del presidente de EEUU; y Gerardo Pisarello como diputado en España ante la ausencia del presidente de España.

Su discurso parte con un recuerdo de hace 19 años, "en este mismo reciento en el Palacio de San Lázaro", AMLO decía “Que nos juzgue la historia” y hoy Sheinbaum con su recuerdo, busca honrarlo a él y su lucha por la democracia representativa, señalándolo como “el presidente más querido de México solo comparable con Lázaro Cárdenas” Hasta siempre hermano, compañero, amigo, Andrés Manuel López Obrador.

Señalamos que aunque los dos tenían un gran apoyo popular, la verdad es que López Obrador no hizo nada parecido a la expropiación petrolera de 1938, y en la actualidad, "las posibilidades de un proyecto de corte desarrollista ’nacional’ están limitadas por la profunda dependencia estructural del imperialismo estadounidense, por los acotados márgenes que impone la situación económica y por las sucesivas crisis financieras, que hemos visto en las últimas décadas a nivel mundial", como señala Pablo Oprinari en su artículo "Preludio de fin de sexenio: López Obrador, expectativas y promesas".

Para continuar con su discurso, Sheinbaum quiso destacar varias aristas, entre ellas:

Destacar que AMLO inició la Revolución pacífica -negando toda vía revolucionaria- siendo su aspiración limitar la acumulación de riqueza en unas pocas manos, pero no acabar con la opresión y explotación de raíz, ya que esa no es su política ni estrategia. “Condenamos el clasismo” dijo la presidenta, negando que esas pocas manos pueden imponer planes de ajuste como lo hicieron durante el período neoliberal iniciado durante el gobierno de Miguel de la Madrid.

Luego también destacó que el pueblo de México dijo el 2 de junio "es tiempo de transformación y es tiempo de mujeres”, pero limitando todo a la administración del capitalismo y a la búsqueda de humanización de este sistema que precariza la vida.

También destaco que México es la 12° economía del mundo, y el 6° destino turístico, además de mencionar que los grandes proyectos nacionales seguirán su curso, omitiendo que todos estos índices son a costa de la explotación de millones.

Habló también de la continuidad de la 4ta transformación, y mencionó que ellos hicieron un cambio en el modelo de desarrollo del país, del modelo neoliberal, -y coincidimos aquí en que es un rotundo fracaso- a lo que llamamos el “humanismo mexicano”, que básicamente es una redistribución del ingreso acotada con el aumento a los salarios -muy notorio en comparación a los últimos gobiernos del PRI y del PAN- pero que no llega a compensar la pérdida histórica de poder adquisitivo desde la década de 1970.

Para cerrar, comentó que "entre EEUU, México y Canada no competimos, nos complementamos" hasta destacar la reforma del poder Judicial para poder tener más autonomía con el voto popular.

Acá mencionamos que efectivamente no hay competencia, sino que subordinación a los dictados del imperialismo estadounidense, como lo prueba una estructura productiva centrada en la industria armadora articulada en función de las necesidades de las trasnacionales, por completo alejadas de las necesidades sociales de las grandes mayorías.

Por otra parte, entre las promesas al pueblo trabajador de México se destacan: