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Red Internacional
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Presupuesto. El primer ministro francés enfrenta una moción de censura y deja al Gobierno al borde de la crisis

El primer ministro francés, Michel Barnier, enfrentará este miércoles dos mociones de censura en la Asamblea Nacional tras intentar pasar el presupuesto de 2025 vía decreto saltándose al parlamento. Su posible caída vuelve a sumir al Gobierno de Macron en una profunda crisis que arrastra desde las últimas elecciones legislativas.

Martes 3 de diciembre de 2024 12:18

La precaria estabilidad que había logrado el Gobierno de Macron tras imponer a su primer ministro, Michel Barnier, hace solo tres meses está a punto de naufragar al enfrentar este último dos mociones de censura parlamentarias que pueden terminar con su caída este mismo miércoles.

Barnier, viene tratando de imponer un presupuesto de ajuste y austeridad que ha intentado de negociar en el parlamento con las distintas bancas al carecer la coalición de Macron con mayoría propia en la Asamblea Nacional. Con los días corriendo y sin poder llegar a acuerdo, el Primer Ministro apeló al artículo 49-3, una suerte de decreto para evitar que el presupuesto pase por el parlamento, lo que desató inmediatamente dos pedidos de moción de censura de parte de las bancadas mayoritarias, la de la centroizquierda del Nuevo Frente Popular (que incluye al partido socialista, el comunista, La Francia Insumisa y los ecologístas), y la extrema derecha de Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) de Marine Le Pen.

Este mismo miércoles se votará primero la moción de censura impulsada por el NFP, que es posible que termine obteniendo la mayoría ya que Le Pen dijo que la bancada de RN votará a favor, lo que terminaría con la caída del primer ministro.

Si esto fuera así, Emmanuel Macron tendría que formar un nuevo Gobierno en una situación caótica, sin presupuesto aprovado y con una fuerte presión económica y financiera.

Barnier estuvio negociando en los últimos días directamente con Le Pen quién puso diversas "líneas rojas" al presupuesto del primer mininstro, algunas de las cuales fueron aceptadas por el Gobierno, pero que no llegaron a un acuerdo final en tanto RN estaba en realidad mostrando más su relación de fuerzas que buscando una negociación.

Desde su nombramiento el pasado 5 de septiembre para dirigir el Gobierno, Barnier un conservador tecnócrata y neoliberal, que fue negociador por la Unión Europea para el brexit, no ha conseguido obtener apoyos más allá de la bancada macronista, y sus aliados centristas y de la derecha tradicional, que totaliza 211 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional. Es decir que no cuenta con mayoría propia.

Por su parte, el bloque de la izquierda parlamentaria de Nuevo Frente Popular cuenta con 193 diputados, mientras que la extrema derecha de Le Pen tiene 140 parlamentarios. Este lunes el NFP presentó su moción de censura contra Barnier, que será tratada en primer lugar este miércoles, mientras que RN presentó la suya propia aunque dijo que apoyaría en primera instancia la del NFP.

En caso de caer este miércoles, Barnier se convertiría en el primer ministro más breve desde la Segunda Guerra Mundial y el segundo que cae por una moción de censura, tras Georges Pompidou en 1962. En esa ocación De Gaulle volvió a nombrar en el cargo a Pompidou , algo que ahora puede volver a hacer Macron, aunque parece improbable dada su incapacidad de lograr apoyos.

En medio de la crisis, el presidente Macron está de viaje en Arabia Saudí por una visita de Estado, y volverá este miércoles para el desenlace de lo que puede ser la apertura de una nueva crisis nacional.

Esta crisis se profundizó con las últimas elecciones legislativas dejando una Asamblea Nacional dividida en tres grandes bloques, el centro liberal y la derecha conservadora que son parte de la base macronista, la extrema derecha de Le Pen y la izquierda parlamentaria del NFP. Ninguno de ellos tiene mayoría propia.

Ante esta situación, la extrema derecha apuesta a beneficiarse ante su electorado al mostrarse como una oposición más dura, con la esperanza de ser tomada en cuenta por el régimen en el marco de un futuro gobierno, que dependerá en gran medida de su consentimiento. Es así que el presidente de RN, Jordan Bardella dijo en una reciente entrevista "Si mañana tenemos un gobierno que acepta discutir con el RN, que establece una representación proporcional, que protege el poder adquisitivo, que propone un punto de inflexión en materia de política penal, de seguridad y de migración, entonces tendría posibilidades de sobrevivir", mostrandose como quienes pueden garantizar un Gobierno estable a cambio de una colaboración con la extrema derecha.

Como señalan desde Révolution Permanente, parte de la Red internacioal La Izquierda Diario en Francia, "además de endurecer las leyes racistas y de seguridad, un gobierno así cedería a las demandas de los empresarios y de los mercados financieros, aplicaría una política de austeridad, se negaría a aumentar los salarios y permitiría que los servicios públicos colapsen. En este sentido, si la caída del gobierno de Barnier demuestra la fragilidad de las opciones políticas de las clases dominantes, en manos de la RN está destinada a devolvernos al callejón sin salida de las políticas actuales. Además, a falta de una solución política inmediata, será Macron quien, como después de las últimas elecciones legislativas, estará al mando".

Por su parte el líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, ante la actual crisis ha venido pidiendo la renuncia de Macron y el llamado a nuevas elecciones. Algo que volvería a dejar en manos de las clases dominantes y sus partidos la tarea de intentar "arreglar la situación" como quieran, como lo han hecho en los últimos años, apoyándose en las instituciones bonapartistas de la Quinta República francesa. Peor aún, en los últimos días el Partido Socialista ha multiplicado sus llamados a colaborar con el gobierno para ofrecerle pensar con él en una solución a la crisis.

Ante esta perspectiva, desde Révolution Permanente plantean que "Nuestras vidas no deberían depender del nombre del próximo Presidente, del Primer Ministro ni de futuras maniobras autoritarias. Sólo la lucha de los trabajadores y de las clases populares, por sus propios métodos, los de la lucha de clases, puede permitir ir más allá de las combinaciones entre fuerzas políticas que quieren gobernar al servicio de los empresarios. Debemos exigir a las direcciones sindicales romper con el diálogo social y proponer un plan de lucha, en torno a un programa que articule demandas sociales y demandas democráticas. Este 5 de diciembre, mientras los trabajadores estatales y trabajadores de la energía entren en huelga, debemos poner en el centro la discusión sobre las perspectivas que necesitamos para afrontar el período de inestabilidad que se abre".