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Red Internacional
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RACISMO Y XENOFOBIA. El racismo en Chile, una dura realidad que combatir

El reciente Informe anual de Derechos Humanos, presentado por el Instituto Nacional de Derechos Humanos, demuestra la fuerte presencia de sentimientos racistas y xenófobos en la población, ¿a qué se debe?.

Natalia Cruces Santiago de Chile

Lunes 25 de diciembre de 2017

En el contexto actual, marcado por la importante presencia de población migrante e indígena, el Informe anual de Derechos Humanos del INDH entrega datos preocupantes sobre la mirada racista y xenófoba de la población nacional.

Entre otras cosas, una encuesta realizada a más de 2 mil personas en todo el país indicó que “un tercio de la población piensa que la mayoría o gran parte de los chilenos considera ser “más blanco que otras personas de países latinoamericanos”, y más de dos tercios creen que con la migración aumenta la “mezcla” de razas; más de un tercio opina que los chilenos son “más desarrollados” que otros pueblos de América Latina.

Históricamente, el racismo fue construido como una de las claves para la justificar la dominación de unos pueblos o culturas sobre otras, esencialmente desde Europa y su modelo de civilización occidental, para dominar a los pueblos de América, Asica o África. De esta manera, se construyó la percepción de lo “blanco” como superior a otros pueblos.

El informe recoge algunas percepciones sobre la migración y la presencia de otros pueblos y culturas que expresan ese racismo y xenofobia, especialmente hacia los afro descendientes y los pueblos indígenas.

La encuesta indica que un 46% de los entrevistados “rechazan a los(as) inmigrantes por su color de piel”, mientras que el 45% señaló que “La mayoría de las personas que conozco discriminan a los(as) inmigrantes por sus rasgos indígenas”.

Por otra parte, el 68,2% de las y los entrevistados indicó que está de acuerdo con medidas que limiten el ingreso de los inmigrantes a Chile, casi la mitad cree que los migrante “quitan” el trabajo a los chilenos y cerca de un 44% opina que ha aumentado la delincuencia.

Algo similar ocurre respecto de la población indígena, ya que “la población considera que en general los pueblos originarios no se caracterizan por ser personas trabajadoras (63,1%), ni agradables (71,7%), ni humildes (65,7%), ni educadas (73,4%), ni solidarias (69,3%); y que parte de sus integrantes tienden a ser violentas (81,6%), rebeldes (82,9%), flojas (69,1%), extrañas (65,2%) y desagradables (67,4%)”.

Si bien el fenómeno del racismo y la xenofobia es complejo y multidimensional, en la actualidad se ha exacerbado a partir de políticas y discursos que lo fomentan, a nivel nacional e internacional, especialmente desde sectores de derecha y extrema derecha. La llegada a la presidencia del multimillonario Donald Trump es muestra de ello.

En nuestro país, en muchas ocasiones los candidatos de la derecha y extrema derecha, como Piñera y Kast, señalaron que había que limitar o revisar la entrada de migrantes, como también asociaron en muchas ocasiones migración a delincuencia o pidiendo mayores penas y asociando el terrorismo a la reivindicación territorial del pueblo mapuche.

Asimismo, los medios de comunicación cumplen un importante papel en la creación de estereotipos, al asociar la migración a la delincuencia, el narcotráfico, la violencia o la prostitución.

Pero el racismo no se presenta solo en las relaciones personales, sino que es fomentado desde el propio Estado y los gobiernos, que instalan la visión del migrante como un “problema social” o a través de prácticas como las leyes anti terroristas, la militarización del territorio mapuche y otras.

El racismo y la xenofobia son y han sido útiles a la explotación capitalista, que depreda el medio y a la población, en función de sus ganancias y perpetuación. Ademas de ser uno de los derechos humanos básicos, es más necesario que nunca combatir toda forma de racismo y xenofobia.