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El recomendado de la semana: Las alas del deseo, de Wim Wenders

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El recomendado de la semana: Las alas del deseo, de Wim Wenders

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La película de Wim Wenders donde Damiel, un ángel, junto con su compañero Cassiel recorren Berlín en un momento muy especial, 1987, poco tiempo antes de la caída del muro que dividía en la ciudad dos regímenes sociales, el de la estalinista República Democrática Alemana y la República Federal Alemana, capitalista.

Cuando el niño era niño
andaba con los brazos colgando,
quería que el arroyo fuera un río,
que el río fuera un torrente
y que este charco fuera el mar.

Peter Handke, “Cuando el niño era niño”.

Con esta poesía, recitada por Damiel (Bruno Ganz) mientras la garabatea, inicia esta película de Wim Wenders, conocida en castellano como Las alas del deseo o Cielo sobre Berlín. Damiel es un ángel, y junto con su compañero Cassiel, recorren Berlín. Lo hacen en un momento muy especial, 1987, poco tiempo antes de la caída del muro que dividía en la ciudad dos regímenes sociales, el de la estalinista República Democrática Alemana y la República Federal Alemana, capitalista.

Como dos flâneurs celestiales, Damiel y Cassiel atestiguan el devenir de la vida en Berlín. Pueden participar de las reflexiones más íntimas de los personajes que encuentran, y a partir de estos cruces Wenders muestra fragmentos del denso protagonismo que esta ciudad y este país tuvieron en la historia más reciente, particularmente de sus eventos más trágicos. Homero, el poeta griego que todavía se pasea por allí, lamenta que ya pronto no estará para narrarlas: “Si la humanidad pierde al narrador, entonces también perderá la infancia”, se aflige el anciano milenario, que no deja de ilusionarse con la posibilidad de recrear, a partir de la imagen de la ciudad toda, una “epopeya de la paz”. Cassiel lo acompaña mientras este mira con nostalgia los lugares borrados, que ya solo permanecen en sus recuerdos.

Los ángeles miran, pero no pueden hacer. Ven a los humanos perderse, equivocarse, dudar, dañarse. Quieren tomar parte, aliviar el dolor de las personas que ven sufrir, pero como ángeles solo les queda mirar. Tampoco pueden sentir, oler, saborear. Ni siquiera percibir los colores. La visión de los ángeles, que Wenders recrea para los televidentes a lo largo de casi toda la película, es de un color sepia.

¿Sacrificar la inmortalidad es un precio demasiado caro para tomar parte en la vida que sucede ante sus ojos? Esa pregunta se plantearán los protagonistas en más de una ocasión, azuzados por Peter Falk, el famoso actor que interpretó al detective Columbo, que hace acá de sí mismo, pero también de angel voluntariamente caído que celebra las posibilidades de disfrutar verdaderamente de este mundo que los ángeles solo pueden contemplar.

En sin duda una de las películas más bellas y conmovedoras de Wenders, junto con su secuela, Tan lejos tan cerca.


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