Durante los últimos años, decenas de películas abordaron la temática del racismo y la inmigración. Múltiples realizaciones audiovisuales de ficción y documental recorren pantallas y traspasan muros para denunciar la xenofobia creciente.
Desde hace varias décadas el mundo del cine enfoca esta problemática a partir de distintos géneros y son variadas las películas que han planteado una crítica al racismo en los distintos países de Europa. Una de ellas es Todos nos llamamos Ali, un clásico de los años 70 de Rainer Fassbinder, ganadora de dos premios en el Festival de Cannes de 1974. Emmi Kurowski, una viuda de unos sesenta años, conoce a Salem, un marroquí treintañero en un café al que acuden los trabajadores inmigrantes. Inducido por la dueña del bar, Salem invita a Emmi a bailar, hablan, la acompaña a casa y, al día siguiente, se queda a vivir con ella, lo que provoca un gran escándalo en los círculos sociales de los protagonistas.
Rainer Werner Fassbinder (31 de mayo de 1945 - 10 de junio de 1982) fue un director de cine, teatro y televisión alemán, además de actor, productor y escritor. Fue un representante de lo que se conoce como nuevo cine alemán. Llegó a encargarse también de la fotografía y, sobre todo, del montaje de muchas de sus obras.
Su prolífica carrera, con más de 40 películas en menos de 15 años, le permitió hacer un repaso exhaustivo de Alemania. Su historia, su sociedad, su cultura, su geografía y el malestar del tiempo en el que él vivió. Fassbinder filmó por todo el país y retrató a los distintos sectores y clases sociales: la burguesía, el proletariado, la patronal, intelectuales, periodistas, inmigrantes, artistas. Muchos críticos señalan que las películas de Fassbinder son indispensables para entender la Alemania de hoy.
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