Este viernes el precandidato del Frente de Todos se reunió con el dueño de Aceitera General Deheza, uno de los empresarios más ricos del país.
Viernes 2 de agosto de 2019 22:05
Alberto Fernández visitó este viernes la provincia de Córdoba por tercera vez en pocas semanas. En esta ocasión, intentando ganar el voto del sector agropecuario, recorrió las localidades de General Deheza, Bell Ville, Marcos Juárez, Villa María y Leones, mientras que mañana estará en Río Cuarto, la segunda ciudad de la provincia.
La foto destacada de la recorrida fue el encuentro de Fernández, acompañado por Felipe Solá, con Roberto Urquía, dueño de Aceitera General Deheza. Aunque Fernández destacó que en la actualidad “los únicos que están mejor son los amigos de Macri”, Urquía no es precisamente un empresario que esté peor que antes.
AGD es una de las empresas agroalimentarias más importantes (y de mayor facturación) del país, lo que le permitió poner al frente de la Unión Industrial Argentina a Miguel Acevedo, cuñado de Roberto. Según la revista Forbes, la familia Urquía está en el puesto 21 de las principales fortunas del país, con un patrimonio de 690 millones de dólares. AGD produce aceites, harinas, biocombustibles, semillas y agroquímicos, pero además posee tierras, empresas de transporte de carga y de gas, puerto propio en Rosario y hasta una aduana en el mismo General Deheza.
Este empresario se inició en la política de la mano de la Fundación Mediterránea y de Domingo Cavallo. En 1992, el Mingo le concesionó el ferrocarril Nuevo Central Argentino, que tiene a su cargo los trenes del ex Mitre y de la propia AGD. La concesión del ferrocarril fue extendida por Cristina Fernández de Kirchner hasta el año 2022, con opción a diez más. A través de Nuevo Central Argentino, Urquía manejó junto al empresario Benjamín Romero (dueño de Ferrovías S.A.) la firma Ferrocentral S.A., mencionada en la “causa de los cuadernos”. Por esa causa fue llamado a indagatoria por el juez Claudio Bonadio, que luego le dictó la falta de mérito.
Siguiendo los pasos de su padre, que había sido intendente de General Deheza durante la dictadura, Urquía ocupó ese cargo en 1987, 1991 y 1995. Las dos últimas directamente con lista única, acordando con radicales y vecinalistas. Fue senador por el Frente para la Victoria entre 2003 y 2009, al mismo tiempo que mantenía lazos con el peronismo provincial. De hecho, el fallecido ex gobernador José Manuel De la Sota negoció que Néstor Kirchner incorporara a Urquía como primer candidato a diputado en el 2007 a cambio de que el entonces presidente reconociera el triunfo de Juan Schiaretti en la elección provincial de ese año, fraude mediante. Urquía siguió en el senado a pedido de Cristina Fernández de Kirchner y fue designado presidente de la comisión de Presupuesto y Hacienda. Su primer proyecto (que fue aprobado) en esa comisión fue instalar una aduana en su pueblo para facilitar el traslado de los productos de su propia empresa.
En el 2008, Urquía se alejó del kirchnerismo por la Resolución 125, que votó en contra, como buen representante de las patronales del campo. Una vez fuera del Congreso, siguió dedicado a los negocios y recibió múltiples beneficios gobierno tras gobierno. El año pasado, el Ministerio de Transporte emitió un decreto mediante el cual le cedía a Nuevo Central Argentino una parte del campus de la Universidad de San Martín, para relocalizar el playón de cargas del Ferrocarril Mitre que operaba en Colegiales. En esos terrenos se iban a instalar una escuela técnica y emprendimientos educativos y tecnológicos.
Este viernes, Alberto Fernández también declaró que “tenemos que dar vuelta la página, reencontrarnos de todo lo que pasó”. Aunque el kirchnerismo hable mucho de “volver a llenar la heladera”, sus verdaderos aliados son estos representantes de la “burguesía nacional”, señores feudales dueños de la tierra, devenidos en empresarios multimillonarios que hicieron negocios fabulosos con todos los gobiernos.