La conducción vota resignar la pelea salarial y se entrega a la negociación. Junto a la mayoría de la Pluricolor, deja a la docencia sin asambleas.
Noé Silbestein Delegado departamental UEPC | Agrupación Docentes D-Base | Lista Unidad desde las Escuelas
Sábado 16 de febrero de 2019 13:47
En la primera asamblea departamental del año, el secretario general del gremio docente, Juan Monserrat, presentó un informe donde comparaba los salarios docentes de algunas provincias hasta llegar a la triste conclusión de que los cordobeses estamos mal, pero no somos los únicos.
Con una retórica ajustada a la política de resignación a la que nos tiene acostumbrados, dijo: “Vamos a pelear por el número 23”. Pero los números que maneja Monserrat se quedan cortos: el año pasado, el aumento en nuestros salarios quedó 10 % por debajo de la inflación y en enero la inflación fue de 4 %. El aumento de precios (servicios, transporte, alimentos) parece seguir su ascenso a gran velocidad.
Por otro lado, sabemos que los acuerdos entre Monserrat y Schiaretti generalmente no se cumplen. Lo demostraron bien el año pasado, cuando se dejó de aplicar la cláusula gatillo al caer la recaudación provincial. No podemos quedarnos esperando hasta que el Gobierno proponga algo mejor; somos los y las docentes en asambleas escolares quienes tenemos que decidir cómo nos organizamos para conquistarlo.
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La situación política
En el Congreso de CTERA del 28 de febrero se aprobaría un paro nacional docente para el 6 y 7 de marzo. La conducción de UEPC va a adherir a la medida “por solidaridad” con los docentes de otras provincias. Según Monserrat, hay una disputa nacional contra Macri, que debería encabezar el kirchnerismo, y otra disputa en las provincias. Schiaretti podrá ser ajustador, pero es “opositor” a Macri; por lo tanto, no se lo enfrenta. En la práctica, implica firmar acuerdos salariales que le convienen al Gobierno, no a los docentes.
Sindicato tenemos, lo que nos falta es una conducción que defienda a las y los docentes. Pero esa conducción es parte de la estrategia general del peronismo y del kirchnerismo que buscan contener la lucha contra la política de ajuste. Mucha denuncia y alguna movilización aislada; nada de participación de la base ni plan de lucha serio. En ese marco, Monserrat celebró que Yasky y Baradel estén en la Mesa del PJ y reivindicó los jueves contra los tarifazos que impulsan las CTA, Moyano y la Corriente Federal.
De paros y asambleas
Monserrat, al igual que el resto de la dirigencia peronista, dice que los paros debilitan la lucha y que la culpa de que no funcionen es de la base. Son trabajadores que no quieren (por “gorilas”) o no pueden (porque ganan poco) bancarse los descuentos. Para ellos es un problema de método, en vez de reconocer dirigen una política de resignación y entrega.
Pero miente. En el 2017, la docencia cordobesa enfrentó los descuentos en toda la provincia, organizando decenas de festivales y eventos de todo tipo para juntar plata, incluso en lugares donde no hay militancia política de izquierda. Esa claridad y coraje de las y los docentes fue combatido por la conducción.
Por si fuera poco, la conducción adelantó una maniobra contra el paro internacional de mujeres del 8 de marzo.
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Ayer, la conducción celeste y la casi totalidad de la lista Pluricolor, rechazaron convocar a asambleas escolares el 18 y 19 de febrero. El argumento es que, si se realizan asambleas, hay descuentos. En vez de pelear contra este ataque a la organización sindical, promueven que se hagan “jornadas de discusión” que, desde luego, no tienen carácter resolutivo. Además, la asamblea pasó a un cuarto intermedio hasta que la Provincia haga otra oferta.
No quieren que los docentes podamos debatir y decidir sobre la pauta salarial, el pliego de demandas del movimiento de mujeres, la defensa de la educación pública y decidir cómo enfrentar el ajuste. Solo las agrupaciones Docentes D-base y Tribuna Docente (ambas de la Lista Fucsia), junto a Docentes en Marcha (Lista Pluricolor) votaron a favor de realizar asambleas escolares.
En la asamblea también se discutió una reforma del estatuto cuyo eje es la no-democratización del sindicato.
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Resignación o lucha contra el ajuste
A fines de 2018 decíamos que los dirigentes de UEPC educan en la resignación y le abren la puerta al ajuste. Hay un verdadero hartazgo, incluso repulsión a la política de la conducción que actúa como escudero del ministro Grahovac.
Toda la conducción peronista y kirchnerista acompaña el ajuste. Hay que pensar por qué. Un atisbo de respuesta lo podemos tener en la reunión de Kicillof con los funcionarios del FMI. El mismo Kicillof dijo que si ganan ellos, van a reconocer la deuda externa contraída por Macri. Y si empiezan a gobernar cuando ya se acabó el flujo de plata del FMI, ¿de dónde van a sacar la plata?
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Se entiende por qué no luchan contra el ajuste y nos desarman para que no podamos hacer ni una asamblea. Se entiende por qué es una cuestión básica defender las asambleas, los paros, la lucha en coordinación con la comunidad educativa, con otros sectores del movimiento obrero, con los movimientos sociales, centralmente el movimiento de mujeres y el movimiento estudiantil. Se entiende por qué no hay que confiar en los que vienen por más ajuste y por qué los únicos que votamos que haya asambleas en las escuelas somos las agrupaciones del Frente de Izquierda. La única fuerza política que no le votó ni una ley a Macri. La única fuerza que enfrenta en el parlamento y en las calles el pacto de coloniaje con el FMI.