Encabezados por la diputada Sahra Wagenknecht, una decena de parlamentarios rompió con el partido Die Lienke (la izquierda) para lanzar una nueva formación que toma el programa de la derecha en temas de inmigración y ecología entre otros. ¿Qué significa este fenómeno?
Martes 31 de octubre de 2023 12:08
El lunes de la semana pasada, la política alemana y miembro del Bundestag, Sahra Wagenknecht, explicó sus planes de fundar un nuevo partido. Wagenknecht, oriunda de Alemania del Este, anunció que renunciaba al partido Die Linke (La Izquierda) y lanzaba una nueva organización con su propio nombre, la Alianza Sahra Wagenknecht o BSW. Dadas sus opiniones nacionalistas y antiimigrante no sorprende que el sitio web carezca de otros idiomas además del alemán. Por el momento, no están buscando activistas; lo único que quieren es dinero.
Amira Mohamed Ali, una de los diez diputados de Die Linke que rompieron con ese partido junto con Wagenknecht, explicó que el nuevo partido es “para todas las personas que no están en el lado soleado de la vida, para todos aquellos que trabajan duro pero que se sienten decepcionados por la política dominante". Sin embargo, es revelador que las únicas personas que hablaron en la conferencia de prensa fueron políticos que ganan entre 10.000 y 20.000 euros al mes. Mohamed Ali, por ejemplo, es una abogada corporativa en la industria del automóvil. Su colega Klaus Ernst, un rico burócrata sindical, conduce un Porsche y provocó un gran escándalo cuando se convirtió en presidente del comité del clima del Bundestag, ya que defiende los motores de combustibles fósiles.
La propia Wagenknecht es una multimillonaria que parece sentirse más cómoda en programas de televisión y cócteles de políticos de derecha como Peter Ramsauer; no pude encontrar una foto de ella en una huelga o manifestación desde 2009.
En la confrencia de prensa del lunes participó el capitalista Thomas Suikat, tesorero de la nueva alianza. No habría sido demasiado difícil poner frente a las cámaras a una enfermera con exceso de trabajo y mal pagada, pero a Wagenknecht no parece interesarle en lo más mínimo. El programa que presentó se centra en fortalecer a los Mittelstand, los capitalistas medianos de Alemania, ofreciéndoles "competencia leal".
Como cualquier derechista moderna, Wagenknecht está indignada porque la gente ya no puede expresar sus opiniones, lo que de algún modo no le impide compartir sus odiosos puntos de vista ante cien periodistas: está en contra de la “inmigración descontrolada” y del “activismo ecológico ciego” a los que ella culpa por la creciente desigualdad en Alemania.
No ha sido fácil seguir la rápida metamorfosis de Wagenknecht. La gente se pregunta: ¿no era ella aquella señora comunista? De hecho, se hizo famosa por primera vez como una carismática defensora del estalinismo de Alemania Oriental, así como como una imitadora de Rosa Luxemburgo. Sin embargo, hace más de una década abandonó cualquier referencia al socialismo en favor del “ordoliberalismo” de los conservadores de Alemania Occidental de los años cincuenta.
En 2017, cuando la extrema derecha de AfD (Alternativa por Alemania) lograba sus primeros avances electorales, Wagenknecht comenzó a argumentar que la izquierda debería oponerse a la migración. Esto evolucionó hasta convertirse en todo un programa de “conservadurismo de izquierda” con todos los argumentos de la derecha: quiere defender el idioma alemán, afirmó que no se vacunó contra el Covid y, naturalmente, odia a las personas trans. Wagenknecht representa el socialchovinismo: la idea de que a los trabajadores alemanes les irá mejor si se fortalece el capital alemán y se mantiene fuera a los inmigrantes.
Hasta ahora, esto podría parecer como si Die Linke estuviera lanzando algo de lastre a su derecha, lo cual podría ser algo bueno. Pero el resto del partido tampoco es muy de izquierda. Mientras Wagenknecht pide más deportaciones, Bodo Ramelow, el segundo político más famoso de Die Linke, encabeza el gobierno regional de Turingia y lleva a cabo deportaciones todos los días.
La mayor parte de Die Linke se alinea con la política exterior imperialista de Alemania, especialmente su apoyo ilimitado al gobierno de extrema derecha de Israel. El lunes, Wagenknecht se refirió a Gaza como una “prisión al aire libre” –una simple declaración de hecho– y eso le valió una reprimenda de Dietmar Bartsch de Die Linke.
En febrero, Wagenknecht organizó una manifestación por la paz con 50.000 personas en la Puerta de Brandeburgo, abierta explícitamente a miembros de AfD y nazis. Sin embargo, ella no es una antimilitarista: es una nacionalista alemana que quiere más soberanía, en contraposición a la orientación “transatlántica” de doblegarse ante Washington.
Entonces, ¿qué lado de esta división es peor, Wagenknecht o Die Linke? Como le gustaba decir a Lenin, "ambos son peores". Los socialchovinistas de la nueva formación están peleando con los socialistas gubernamentales de Die Linke sobre la mejor manera de administrar el imperialismo alemán. Lo que necesitamos en Alemania es un partido genuinamente de izquierda que busque unificar a la diversa clase trabajadora en una lucha contra los capitalistas y su Estado.
Nathaniel Flakin
Periodista freelance e historiador. Escribe en Left Voice, EE. UU. y Klasse gegen Klasse, Alemania. También ha escrito bajo el seudónimo de Wladek.