Mientras el gobierno del Estado Español protesta por la exclusión de Felipe VI en la ceremonia de toma de posesión de Claudia Sheinbaum, las trasnacionales españolas continúan enriqueciéndose a costa de los recursos naturales y los trabajadores en México.
Nancy Cázares @nancynan.cazares
Martes 1ro de octubre de 2024
La ausencia de representantes del gobierno español en la toma de protesta de Claudia Sheinbaum como presidenta de México ha sido interpretada como una respuesta al largo enfriamiento diplomático entre ambos países, iniciado en 2019 por la carta del presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, en la que exigió al rey Felipe VI una disculpa por los abusos cometidos durante la Conquista. Aunque en su momento, el gobierno español respondió con "firmeza" rechazando la solicitud, la tensión persiste, agravada por la negativa del monarca a asistir a la ceremonia de investidura, un hecho sin precedentes en la relación histórica entre ambos países.
El gobierno mexicano, por su parte, ha mantenido un discurso que denuncia el saqueo colonialista y la explotación de los pueblos originarios durante la Conquista. Sin embargo, esta narrativa choca con la realidad actual, donde las trasnacionales españolas continúan beneficiándose de contratos multimillonarios en México. Empresas como BBVA, Iberdrola, Repsol y otras compañías energéticas y bancarias siguen acumulando gigantescas ganancias a costa de los bienes comunes naturales y la precarización laboral en el país.
BBVA y la usura moderna en México
Un claro ejemplo de esta explotación es BBVA, el banco español más grande en México, que posee más del 20% de los activos del sector bancario del país. Este gigante financiero ha reportado utilidades multimillonarias, gran parte de ellas provenientes de las comisiones que paga la clase trabajadora mexicana, atrapada en un sistema bancarizado que obliga a gran parte de la población a recurrir a sus servicios para recibir salarios y acceder a créditos. Mientras BBVA engrosa sus arcas, las y los trabajadores en México enfrentan uno de los sistemas bancarios más caros y usureros del mundo, con tasas de interés desorbitadas y cargos adicionales que aumentan la precarización.
La expoliación energética: Iberdrola y Gas Natural Fenosa
El sector energético es otro ámbito donde las empresas españolas han encontrado un filón de oro en México. Iberdrola y Gas Natural Fenosa se han establecido como actores clave en la generación y distribución de energía eléctrica y gas, respectivamente. Iberdrola, por ejemplo, controla gran parte de la producción eléctrica del país, mientras que Gas Natural Fenosa es la principal distribuidora de gas natural doméstico. Esta concentración de poder empresarial extranjero en sectores estratégicos no solo compromete la soberanía energética de México, sino que, además, muchas veces los contratos se ejecutan bajo condiciones de precariedad laboral y con salarios bajos para las y los trabajadores mexicanos.
Salarios bajos y precarización laboral: el costo humano de la inversión española
Aunque el gobierno de López Obrador se mostró crítico ante el pasado colonial español, el enfoque sobre las prácticas contemporáneas de las empresas trasnacionales de ese país ha sido mucho más tibio. Las y los trabajadores mexicanos, en muchos casos empleados por estas compañías, sufren las consecuencias de un modelo laboral que prioriza la reducción de costos y la maximización de ganancias a expensas de sus derechos. Los bajos salarios, la falta de prestaciones y las condiciones laborales inseguras son comunes en sectores clave como la construcción, la banca y la energía, donde las compañías españolas dominan el mercado.
Contratos millonarios y corrupción: OHL y otras empresas españolas
Las empresas de construcción españolas tampoco han estado exentas de controversia. OHL, involucrada en escándalos de corrupción a nivel global, ha sido beneficiaria de numerosos contratos en México para la construcción de infraestructura pública, desde carreteras hasta puentes. Sin embargo, muchas de estas obras han sido objeto de denuncias por defectos en su construcción o sobrecostos significativos, lo que plantea serias dudas sobre la transparencia y eficacia de las inversiones extranjeras en el país.
Un choque de valores y la agenda de la Cuarta Transformación
El choque entre el discurso nacionalista y soberanista del gobierno mexicano y la realidad de la explotación económica actual es evidente. Mientras el presidente López Obrador ha buscado posicionarse como defensor de los pueblos originarios y de los recursos naturales, las trasnacionales españolas siguen acumulando ganancias a costa del pueblo mexicano. Este choque se intensifica al considerar los valores que promueve la agenda de la Cuarta Transformación en comparación con las prácticas de sus aliados internacionales, incluidas las corporaciones españolas. Aunque el gobierno mexicano critica el colonialismo histórico, parece incapaz o poco dispuesto a enfrentar el saqueo moderno llevado a cabo por las trasnacionales que continúa empobreciendo a las y los trabajadores y saqueando los recursos naturales de México.
En este contexto, la exclusión del rey Felipe VI de la ceremonia de investidura de Claudia Sheinbaum no debe verse únicamente como un gesto diplomático, sino como un símbolo de las contradicciones en la relación entre México y España. Mientras el gobierno de la Cuarta Transformación busca justicia histórica por los abusos de la Conquista, las empresas españolas continúan reproduciendo, en pleno siglo XXI, esquemas de explotación y enriquecimiento a expensas de la población mexicana.