Lunes 27 de abril de 2020
En abril del 2020 le correspondía a la Asamblea Plebiscitaria elegir a la nueva persona a cargo de Rectoría. Esta elección estaba en manos de aproximadamente 2 500 personas, pese a que la Universidad la conformamos más de 40 000 estudiantes y casi 10.000 trabajadores y trabajadoras, sin contar quienes se encuentran en situación tercerizada. Ya de entrada, nos encontramos con que la elección era antidemocrática, y frente a ello, la mayoría de órganos federativos y representaciones estudiantiles parecían sentirse a gusto.
La situación de crisis sanitaria y económica que desató el Covid-19, impidió que el proceso de elección de Rectoría se llevara de la manera descrita anteriormente. A pesar de que a la Administración no le importó virtualizar las clases aun cuando esto implicó dejar por fuera a muchos y muchas estudiantes a quienes no se les garantizó las condiciones óptimas de estudio, este argumento sí que fue de importancia, cuando de elegir Rectoría se trata. Es decir, la elección no pasa por Asamblea Plebiscitaria porque no todos y todas sus integrantes pueden realizar el proceso vía internet y que el mismo fuera seguro y democrático.
Sin embargo, ante la jubilación del Rector actual, Henning Jensen, que procederá el 4 de mayo, la Administración, decidió que era necesario y urgente asignar una nueva persona, como si la Universidad no pudiera ser manejada por estudiantes y trabajadores y trabajadoras, quienes, al fin y al cabo, somos quienes ponemos a andar la Universidad.
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Para resolver esto, la Administración, esta vez representada a través del Consejo Universitario y con el aval del Directorio Federativo, apeló al criterio legal, específicamente al Estatuto Orgánico, artículo 41, en el cual se establece que “En ausencias temporales del Rector y mientras duren éstas, el cargo será ejercido por el Vicerrector que el Rector designe. En las ausencias definitivas y mientras se elige nuevo Rector, el cargo lo ejercerá el Vicerrector que escoja el Consejo Universitario”. De esta manera, la persona que estará a cargo temporalmente será elegida por 13 personas. Una elección aún más antidemocrática de lo que ya era.
Pese a que esto es de conocimiento público, hay muchos cabos sueltos, que la y el representante estudiantil de Alternativa ante el Consejo Universitario, no ha esclarecido, sobre el procedimiento. El jueves 12 de abril, el Consejo Universitario se reunió para decidir el procedimiento de votación secreta, pero no hay ninguna minuta pública sobre lo acordado. Hoy, lunes 27 de abril, el Consejo Universitario entrevistó a las y los Vicerrectores.
Todo parece indicar que las representaciones estudiantiles están a favor de una elección antidemocrática y poco transparente, pues si no han reclamado pública y políticamente, están de acuerdo con este proceso antidemocrático. Tanto la y el representante estudiantil como el Directorio Federativo, se han limitado a publicar en sus redes sociales un formulario para que el estudiantado hiciera preguntas a las personas postulantes. Sin embargo, no habla sobre el problema central de esta situación: que el cargo está siendo elegido de una manera antidemocrática. No les importa que la comunidad universitaria no pueda votar, y en este sentido, no están por impulsar el voto universal. ¿De qué nos sirve hacerles preguntas a las y los candidatos si no podemos votar?
Y mañana, martes 28 de abril, se elegirá a la persona que quedará a cargo temporalmente. Todo esto, repetimos, ha sido y será llevado a cabo por 13 personas. ¿Y cuántas somos quienes, realmente, ponemos a andar la Universidad?
Consejo Universitario entrevista a postulantes
A la entrevista que realizó el Consejo Universitario, solamente llegaron Carlos Araya Leandro, Vicerrector de Administración, y Yamileth Angulo, Vicerrectora de Acción Social. ¿Quiénes son?
Carlos Araya ha funcionado como la mano derecha de Jensen para defender sus intereses, cuando este último no quiere enfrentarse a la comunidad estudiantil. Por ejemplo, en el pasado Congreso Universitario, en una mesa de discusión sobre el FEES, afirmó a las y los estudiantes no saber cuándo se firmaba el FEES, cuando el mismo ya había sido firmado a espaldas del Movimiento Estudiantil. Es decir, es un postulante que no duda en mentirle al Movimiento Estudiantil para defender los intereses de la minoría de las autoridades universitaria. Además, parte del ajuste y recortes dentro de la Universidad, producto del ajuste fiscal del PAC y del FMI, pasan por Carlos Araya. En otras palabras, tendríamos un sustituto que no duda poner como prioridad el ajuste, antes que nuestras necesidades.
Para saber quién es Yamileth Angulo, entrevistamos a una trabajadora de Vicerrectoría de Acción Social.
“Yamileth lo único que ha venido a hacer a Vicerrectoría de Acción Social y sus programas (como Kioscos), son recortes. Nos ha dejado sin presupuesto para trabajar con las comunidades, nos suspendió todas las giras antes de que pasara la situación del coronavirus, haciendo prácticamente un cierre técnico. Sus propuestas son recortar, recortar y recortar, no le interesa el trabajo en comunidades, solo le interesa recortar personal. Ella nos puso a firmar un contrato con el que no estábamos de acuerdo. Uno de los puntos era aceptar que no podíamos hablar entre nosotros de cosas que no fueran el trabajo, y de hacerlo, estábamos sancionados. También que ella, a pesar de no conocernos, nos iba a evaluar y depende de la nota, nos pagaba o no la anualidad. De no querer ser evaluados por ella, nos amenazó con no darnos la anualidad. Y ella fue quien dio doble voto para que Henning se salvara de la denuncia por tráfico de influencias”.
Esos y los demás candidatos están por llevar adelante recortes a la educación, aun cuando esto signifique deteriorar nuestras condiciones de vida como estudiantes y trabajadores. Denunciamos la complicidad de la Administración y del Directorio Federativo.
Es necesario que exista voto universal. Además, frente a la situación actual también es necesario crear Comisiones de Crisis, para que seamos estudiantes, trabajadores docentes y administrativos, quienes tomemos las decisiones políticas y el rumbo de la Universidad frente a la crisis, de manera democrática. Ninguna autoridad universitaria está por poner nuestras necesidades más sentidas como prioridad, por eso tenemos que ser nosotros y nosotras quienes las pongamos al frente, haciendo uso de nuestros métodos y nuestras fuerzas.