El próximo miércoles 22 de noviembre los y las estudiantes de la UAM pueden elegir a sus representantes estudiantiles de Junta de Facultad y Claustro. Las agrupaciones Contracorriente y Pan y Rosas presentamos nuestras listas para elevar una voz crítica en la universidad y en solidaridad con Palestina.
Domingo 12 de noviembre de 2023
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Las estudiantes no reaccionamos con indiferencia al contexto social y político en el que nos encontramos. La guerra de Ucrania, el genocidio en Palestina, el nuevo pacto de gobierno sobre una amnistía limitada y el avance de la extrema derecha nos afectan de manera directa y, por eso, creemos que es fundamental construir un movimiento estudiantil que se movilice para afrontar todos estos problemas.
Estamos viendo, además, desde hace años, cómo las universidades van orientándose a ser meras factorías de producción de trabajadores para el capital, cómo las empresas controlan su funcionamiento y la guían según sus intereses, y cómo se aprueban leyes que no hacen más que ahondar en la represión de la autoorganización estudiantil y en la mercantilización de la universidad.
Estudiamos en centros en los que las estudiantes no tienen poder de decisión en absolutamente nada, el voto de un catedrático vale 34 veces más que el de un estudiante, las trabajadoras subcontratadas ni siquiera tienen derecho a voto y, desde la aprobación de la LCU, pueden expulsar a cualquier estudiante por organizarse políticamente. Por no hablar de que han convertido nuestros centros de estudios en lugares totalmente asépticos en los que no tenemos la oportunidad de desarrollar actividades de ocio o socializar con nuestros compañeros, ni mucho menos organizarnos.
Por eso, desde Contracorriente y Pan y Rosas no pensamos que adaptarse a las elecciones estudiantiles sea la solución, pues las instituciones universitarias funcionan de manera completamente antidemocrática y se centran en limitar la participación estudiantil. Nos presentamos, no porque queramos participar en la gestión de la universidad empresa aceptando su funcionamiento, sino porque queremos llevar una voz crítica con el sistema universitario y el sistema capitalista, que actúe como altavoz de las diferentes luchas sociales y de la juventud.
Conscientes del enorme desconocimiento y descontento que suscita el sistema universitario y también la necesidad de responder desde el movimiento estudiantil en este contexto nacional e internacional convulso, desde Contracorriente y Pan y Rosas proponemos el siguiente programa:
1. ¡Construyamos un movimiento estudiantil junto a la clase trabajadora en solidaridad con el pueblo palestino!
La situación del pueblo palestino es crítica. Las cifras de miles y miles de muertos y heridos no dejan de actualizarse día tras día, haciendo más profunda la crisis humanitaria en los territorios de Gaza y Cisjordania. Mientras, las potencias europeas, no contentas con dar la espalda a este genocidio, reprimen a aquellos que se manifiestan en solidaridad con el pueblo palestino. Por si fuera poco, países como Francia, Alemania o el propio Estado español mantienen sus lazos comerciales y militares con el Estado Israelí, proveyendo al ejército sionista de armamento, utilizado contra civiles y niños.
Siguiendo la lógica de nuestro gobierno y de los países europeos, la UAM (como otras universidades públicas del Estado español) parece no esconder sus vinculaciones con el Estado ocupante: empresas como Banco Santander, el BBVA –principales inversores en armas en nuestro territorio—, o Accenture—empresa de consultoría estratégica que provee de servicios tecnológicos al Estado de Israel— , forman parte del Consejo Social, principal órgano de toma de decisiones de la universidad y encargado de distribuir y aprobar los presupuestos universitarios, la creación o desaparición de Facultades o Escuelas, o la organización de los grados.
Desde Contracorriente y Pan y Rosas nos parecen inaceptables este tipo de vinculaciones con el Estado israelí. Por ello, exigimos el posicionamiento firme de la UAM con el pueblo palestino, así como la ruptura con todas aquellas empresas y organizaciones que participen en el genocidio palestino. No sirven declaraciones ambiguas mientras bombardean hasta una universidad hermanada a la Universidad Autónoma, entre muchísimas otras escuelas palestinas.
Por eso también peleamos por construir comités de estudiantes, profesores y demás trabajadores en solidaridad con Palestina. Debemos recuperar la tradición de un movimiento estudiantil antiimperialista que sea punta de lanza frente a las injusticias de este sistema, que parece haber normalizado masacrar a un pueblo entero.
2. Por la organización de una universidad al servicio de las necesidades sociales y el planeta, gestionada por estudiantes y trabajadores, no por empresas y la casta universitaria.
Como estudiantes, estamos cansados de que la única postura que nos permiten dentro de la universidad sea la de ese sujeto pasivo que va a clase y, en cuanto acaba, se marcha corriendo a su casa. Las universidades deberían ser concebidas como espacios de creación; un lugar en el que estudiantes y trabajadores podamos poner en común nuestras posiciones y en el que se intente dar respuesta a los problemas del mundo actual. Los estudiantes, mucho más allá de esa concepción estática, somos capaces de decidir sobre nuestros estudios, nuestros intereses y la forma de organizarlos.
Por todo ello, desde Contracorriente y Pan y Rosas peleamos por que el Consejo Social desaparezca, por expulsar a todos los empresarios y acabar con la casta universitaria, que no representa nuestros intereses, y por una universidad pública, gratuita y universal en la que estudiantes y trabajadores lo decidamos todo, apartando de estas decisiones a empresarios y catedráticos que nada tienen que ver con las necesidades sociales. Que la existencia de Grados o Escuelas dependa de la lógica empresarial no responde a un modelo de aprendizaje justo ni democrático. Queremos que nuestros estudios estén basados en el placer del conocimiento crítico y en las necesidades de la clase trabajadora y las mayorías, el planeta y la sociedad, no al servicio del mercado.
3. Contra la derecha, su españolismo imperialista, su machismo, racismo y LGTBIFOBIA en nuestras aulas. Frente al gobierno progresista que le abre la puerta manteniendo políticas racistas e imperialistas y su falsa amnistía.
También nos enfrentamos al avance de la derecha. Ya hemos visto cómo la legislatura del supuesto gobierno más progresista de la historia no ha servido más que para abrirle las puertas. En vez de tomar medidas en pro de la clase trabajadora y de los derechos sociales, ha aprobado una reforma laboral que revalida la del PP de Rajoy, ha abierto nuevos CIEs, sube los presupuestos militares y adscribe a la política exterior imperialista racista de la OTAN. Ha quedado demostrado que a la derecha de verdad no se le para con una “izquierda” de mentira, que, cuando un gobierno de “izquierdas” aprueba medidas de derecha, lo único que consigue es dar cabida a discursos reaccionarios.
Ahora, en el pacto para la revalidación del gobierno “progresista” vemos cómo PSOE-Sumar firman que van a “respetar los intereses legítimos del estado de Israel”, y cómo pactan con Junts una amnistía tan limitada que va a depender de los jueces reaccionarios y niegan el derecho a decidir. Mientras la derecha más rancia y algunos fascistas toman las calles, el movimiento estudiantil tiene que jugar un papel en la lucha por una amnistía para todas las luchadoras y por el derecho a decidir, en primera fila de la pelea contra la extrema derecha españolista que lo que quiere es quitarnos nuestros derechos.
En las universidades, tampoco confiamos en las instituciones que no solo no actúan en pro de la igualdad, inclusión LGTBI y el antirracismo, sino que muchas veces lo hacen en su contra e incluso invitan a la derecha: Ortega Smith en el campus de Somosaguas de la UCM, charlas de VOX en la UC3M, Ayuso entregando medallas al rector de la UCM.... No son raras las ocasiones en las que los rectorados o decanatos intentan encubrir casos de acoso sexual a alumnas con la intención de defender los puestos de los catedráticos, por no mencionar que, en la propia UAM, los protocolos para hacer frente al acoso sexual o a los casos de homofobia están completamente desactualizados. Tanto así que la UAM no fue capaz de detectar un caso de bullying hasta que no se suicidó un alumno.
Por esto, defendemos que la lucha contra la extrema derecha, tanto en las universidades como en el contexto nacional, es también tarea de un movimiento estudiantil fuerte que, unido a la clase trabajadora feminizada, racializada, precarizada y LGTBI, luche contra todos los discursos reaccionarios, por demandas para la emancipación de todos los oprimidos y contra la explotación en la que se fundamenta este sistema.
4. Contra la represión estudiantil y la presencia policial en la universidad.
Durante los últimos años, hemos visto cómo se instalaba en las universidades públicas un ambiente enormemente represivo avalado por la Ley Mordaza Universitaria (LCU). Aprobada por el exministro Manuel Castells, otorga a los rectores de las universidades la potestad de castigar como les plazca a todo aquel que ‘’altere el normal funcionamiento de la universidad’’, algo que se ha visto acompañado por el aumento de la presencia policial en las universidades.
Tratan de reprimir y censurar toda actividad política de los estudiantes y criminalizar el ocio juvenil en los campus. Es inaceptable que se limite el derecho de autoorganización del estudiantado y que cada vez haya más policía para impedir que organicemos eventos de ocio colectivo, como pueden ser las sangriadas, y que cada vez rectorado restrinja más los espacios para colgar carteles de las estudiantes organizadas, e incluso se intenten abrir expedientes por organizarse contra la extrema derecha en la universidad.
Al contrario, las universidades deben ser sitios en los que las estudiantes tengamos el derecho de organizarnos políticamente, desarrollarnos social y personalmente, donde podamos celebrar sangriadas o fiestas y donde nuestros estudios se entremezclen con la vida social y política.
Por eso, nos presentamos contra la presencia de la policía en los campus y la aprobación de leyes que reprimen cada vez más la autoorganización, y con la intención de crear un movimiento estudiantil fuerte con la capacidad de luchar por una universidad al servicio de las mayorías, por el derecho al ocio de los estudiantes y contra la derecha y la extrema derecha que busca influir en la juventud.
Por todo ello te proponemos que votes las listas de Contracorriente y Pan y Rosas, si compartes que es necesario organizar un fuerte movimiento estudiantil que pelee por tener espacios para la autoorganización y el pensamiento crítico, que denuncie el funcionamiento de las universidades totalmente antidemocrático y al servicio de las empresas, que expulse los discursos racistas, misóginos y de extrema derecha de nuestras facultades y que pelee, en definitiva, por otra universidad, al servicio de la clase trabajadora, el planeta y las necesidades sociales. Y eso solo lo puede hacer con independencia de los rectores y decanos, denunciando que son una casta universitaria al servicio del Régimen y las empresas privadas, enfrentándose a la derecha y sin ninguna confianza en el progresismo que le abre la puerta, niega el derecho a decidir y entrega aún más las universidades a las empresas como hizo con la LOSU (Ley Orgánica del Sistema Universitario). Por eso vamos a luchar dentro y fuera de los organismos de la universidad: