Hablamos con Tatiana Cozzarelli, miembro de Left Voice parte de la red internacional de La Izquierda Diario, para analizar el clima de cara a unas elecciones que prometen ser muy reñidas entre el candidato republicano, Donald Trump, y su oponente demócrata, Kamala Harris.
Martes 26 de noviembre 18:42
La Izquierda Diario. La actual campaña presidencial se desarrolla en un contexto de creciente polarización política, como demuestran las recientes declaraciones de Donald Trump sobre la lucha contra los «enemigos internos» y la radicalización de su discurso en los últimos meses. ¿Qué escenarios podemos esperar en las próximas semanas? ¿Cómo ves la situación en el país de aquí al 5 de noviembre?
Tatiana Cozzarelli. Estamos en una pelea muy ajustada en la que se decidirá voto por voto si gana Harris o Trump: las encuestas están empatadas. En este contexto, Trump está radicalizando su discurso, prometiendo deportaciones masivas, perseguir a sus enemigos políticos, así como enviar al ejército estadounidense contra los manifestantes, junto a una retórica extremadamente racista y sexista. Se apoya en la frustración causada por los más de 20 puntos de inflación durante la administración de Biden. Por otro lado, Harris está construyendo una coalición muy amplia e inclinando su campaña a la derecha, con peso de los halcones del partido republicano, como el ex secretario de defensa de George Bush, Dick Cheney,. Pero también con peso de los Obama, y un sector de la cúpula sindical. Su campaña promete recortes fiscales para las familias, basados en la idea liberal de una «economía de oportunidades», en la que todo el mundo pueda avanzar por su propia iniciativa. Está centrando el debate en el derecho al aborto, ya que la gran mayoría de la gente, incluidos los republicanos, está en desacuerdo con la anulación del fallo Roe, lo que también ha provocado que Trump modere su posición al respecto.
Es probable que, sí Harris gana, Trump impugne los resultados de las elecciones. Sus abogados ya han presentado más de 100 demandas y seguirán más. Trump y un sector de su base siguen negando que perdió las elecciones de 2020 y están dispuestos a impugnar los resultados nuevamente. Esto puede venir acompañado de protestas en las calles. En este contexto, ya estamos viendo pequeñas protestas de la derecha en los centros de de voto anticipado y la quema de buzones con votos enviados por correo.
Estas elecciones están marcadas por casi una década de polarización política, con flujos y reflujos, en mayor o menor grado. Para nombrar algunos ejemplos, la victoria de Trump en 2016, que sorprendió a todo el mundo, el resurgir del movimiento BLM, el asaltó al Capitolio el 6 de enero y a la presencia continuada de Trump en el escenario nacional, un nuevo movimiento obrero que lucha por los sindicatos y va a la huelga, el movimiento palestino que ha sacudido el país y el escenario electoral. Estamos saliendo de un momento en el que Biden logró un «aterrizaje suave» para la economía (al menos por ahora), pero no sin tasas de inflación de más del 20% que han asestado un golpe significativo a las clases trabajadoras e incluso medias.
Estamos asistiendo a una «desalineación» de sectores de la clase trabajadora con su partido tradicional, el Partido Demócrata. En concreto, cada vez son más los hombres sin estudios universitarios que votan a Trump, con la esperanza de que traiga empleos y una economía mejor. Y lo más notable es que también sucede en sectores de hombres afroamericanos y latinos.
Lo que está claro es que, gane quien gane las elecciones, estamos en un escenario más derechista, con una extrema derecha que no será derrotada en las urnas.
LID. Trump tiene un discurso ultraautoritario, hablando de posibles purgas de funcionarios, y de una deportación masiva de migrantes utilizando el ejército. ¿Qué podemos esperar de un posible segundo mandato de Trump?
TC. Un segundo mandato de Trump plantea la posibilidad de estar aún más a la derecha que el primero. Trump ya está prometiendo deportaciones masivas -en campaña dijo que un millón de personas al año-, usar al ejército para reprimir manifestantes, perseguir a los opositores políticos con el poder judicial. Además de asegurar que las verdaderas amenazas para EEUU están dentro. Su campaña se basa en mentiras xenófobas, como difundir mitos racistas contra los inmigrantes haitianos, hablar de que los inmigrantes «envenenan la sangre» de los estadounidenses... un discurso con algunas similitudes con Hitler. Promete terminar el trabajo en Gaza, lo que sólo puede significar un fortalecimiento de la política genocida. Promete atacar los derechos de los transexuales, y específicamente los derechos de los jóvenes transexuales en las escuelas. Promete erosionar los derechos democráticos, incluido el derecho al voto, haciendo más difícil votar, especialmente para las minoría raciales.
En resumen, podemos esperar ataques masivos contra los derechos democráticos, los inmigrantes, las personas trans, las personas oprimidas y los activistas.
Todo esto es mucho más posible en este segundo mandato que en el primero. Para empezar, esta vez Trump tiene esencialmente el control hegemónico del Partido Republicano. Ya no hay figuras como John McCain o Mitt Romney que puedan ponerle límites parciales, ya no hay adultos en la sala dentro de su propio partido que frenen algunas de las políticas desestabilizadoras de Trump. La lealtad es fundamental para Trump y está eligiendo a su círculo íntimo basándose en eso.
Eligió como su delfin a JD Vance, que con sólo 40 años, seguirá hablando de un populismo de derecha racista y patriarcal durante décadas.
Tiene el apoyo de un amplio sector de la burguesía estadounidense, sobre todo de Elon Musk, que está invirtiendo una gran cantidad de dinero en la elección, así como frenando la posibilidad de que el Washington Post apoye a Harris. Recordemos que el dueño de esta medio es Jeff Bezos. Aunque Harris sigue siendo la favorita de la gran burguesía, no es desdeñable el apoyo a Trump entre algunos sectores del capital vinculados a Silicon Valley.
Además, Trump logro poner a muchos de sus candidatos en diferentes cortes y juzgados, lo que ha creado un sistema judicial más derechista.
Está claro que la lucha de clases tendrá que fortalecerse para hacer frente a estos ataques masivos prometidos bajo Trump.
LID. Kamala Harris decidió hacer una campaña centrada en el ala derecha del partido demócrata y los republicanos anti-Trump, promocionando su experiencia como fiscal general, su apoyo a la posesión de armas y su política represiva hacia los migrantes. Por qué tomó esta decisión y qué significa para una posible presidencia de Harris?
TC. Harris está llevando a cabo una campaña extraordinariamente derechista. Se promociona a sí misma como la candidata de la «ley y el orden», basándose en su experiencia como fiscal. En general, acepta el marco antiinmigración de Trump, prometiendo ser más eficaz en la seguridad fronteriza y aumentar el presupuesto para los agentes de la patrulla fronteriza.
No habló en ningún momento de las cuestiones más progresistas que caracterizaron las primarias del Partido Demócrata de 2020, donde los demócratas se vieron obligados a debatir contra Sanders, más tarde la pandemia y el movimiento BLM. Es importante, por ejemplo, que haya vuelto a apoyar el fracking.
Harris dijo que va a construir el ejército más letal del mundo y continúa con el genocidio en Gaza. Se opone al movimiento por Palestina, y se negó a que un miembro electo del Partido Demócrata que sea palestino apoye su campaña en la Convención Nacional Demócrata. Es muy posible que pierda el estado clave de Michigan como resultado de esto. Está claro que el Partido Demócrata no puede incorporar o cooptar el movimiento por Palestina debido a su inquebrantable y completo apoyo al Estado de Israel.
Este giro a la derecha por parte de Harris se debe a que la campaña está apostando por ganar votantes de centro-derecha que Trump no seduce, pero influenciados por el giro general a la derecha a nivel nacional.
Harris carga con la mochila del fallido proyecto presidencial de Biden, caracterizado por grandes proyectos de gasto para competir con China (que algunos han caracterizado como una especie de keynesianismo imperialista limitado). La inflación y el fin de la crisis pandémica fueron el tiro de gracia de este proyecto. En ese sentido, en el contexto del declive de la hegemonía imperialista estadounidense, existe un consenso bipartidista sobre el aumento del poderío militar de Estados Unidos, no sobre el apuntalamiento de los grandes proyectos de gasto para pasar a la energía verde.
LID. En los últimos años, el país se ha visto arrastrado por varios movimientos masivos. Tras una campaña marcada por el movimiento Black Lives Matters en 2020, la campaña de 2024 llega unos meses después de una ola histórica de solidaridad con el pueblo palestino en las universidades contra el genocidio llevado a cabo por Israel, así como de numerosas huelgas en sectores estratégicos de la clase trabajadora (UAW, Boeing, estibadores). ¿Cómo han afectado estos temas a las campañas de los dos candidatos?
TC. Estas elecciones están marcadas por dos elementos clave de la lucha de clases: el movimiento obrero y el movimiento por Palestina.
Estamos en un momento de aumento de las huelgas y de apoyo histórico a los sindicatos, lo que dio lugar a muchos nuevos esfuerzos de sindicalización. Esto incluye la importantísima lucha del sindicato automotriz UAW, que tras más de un mes de huelga obtuvo importantes victorias. Incluye la actual huelga de Boeing, que ha rechazado dos veces desde las bases las propuestas de acuerdos provisionales de la patronal y la dirección sindical. Esto expresa una clase obrera que está aumentando sus expectativas y ve a los sindicatos y a la lucha de clases como un camino a seguir. Vimos el surgimiento de lo que hemos llamado Generación U por unión que es sindicato en inglés l: un sector de jóvenes que están organizando sindicatos en sus lugares de trabajo y universidades y exigiendo que luchen no sólo por las reivindicaciones económicas, sino también para que desempeñen un papel en los movimientos sociales. Starbucks Workers United es quizá uno de los mejores ejemplos de ello, con jóvenes que participan del BLM, y defienden la causa de la comunidad trans y Palestina.
Aunque la mayoría de las direcciones sindicales siguen firmemente del lado del Partido Demócrata, se ha producido un importante giro en un sector de la clase trabajadora hacia el Partido Republicano. Lo estamos viendo con el importante dirigente sindical Sean O’Brian, el líder de los Teamsters (camioneros) que habló en la convención nacional republicana y no apoyó a Trump ni a Harris, lo que fue un golpe significativo para ella. En una encuesta interna de los Teamsters, la mayoría de ellos apoyaba a Trump, un hecho que Trump sigue pregonando. Hasta cierto punto, la derecha espera ganar votos por el sentimiento anti-establishment entre la clase trabajadora y las décadas de traiciones de los candidatos del Partido Demócrata que han sido apoyados por los líderes sindicales.
Dicho esto, estamos viendo a importantes sectores de la clase trabajadora pronunciarse y defender a Palestina. La semana pasada, el Sindicato de Profesores de Los Ángeles apoyó un embargo de armas y pidió un alto el fuego. Ya en junio, siete sindicatos estadounidenses que representan a unos seis millones de trabajadores enviaron una carta a Joe Biden pidiendo a su administración que “detenga inmediatamente toda ayuda militar a Israel”. Decenas de sindicatos han pedido un alto el fuego y, en la Universidad de California, la UAW, que organiza a los trabajadores estudiantes de posgrado, se declaró en huelga contra la represión del movimiento. Esto es el resultado de la fuerte presión de las bases de los sindicatos para que éstos actúen para detener el genocidio.
Pero el movimiento por Palestina está jugando un papel central en estas elecciones y puede jugar un papel importante en una derrota de Harris. La mayoría de la gente en Estados Unidos quiere un alto el fuego en Gaza. Es importante destacar que una gran cantidad de gente votó no comprometida en las primarias, intentando presionar a Biden y Harris para que pidan un alto el fuego. El movimiento en las universidades ha organizado acampadas y se encontró con la represión de la policía y las administraciones universitarias, casi siempre en ciudades gobernadas por los demócratas. Hay una nueva generación de jóvenes judíos que se están organizando y diciendo que el antisionismo no es antisemitismo.
Al principio, había esperanzas de que Harris fuera mejor que Biden e impulsara un alto el fuego. Sin embargo, Harris siguió apoyando el genocidio y bloqueó incluso el intento simbólico de escuchar al movimiento por Palestina. Un sector de los árabes estadounidenses en el estado indeciso de Michigan se quedará en casa, votará a un tercer partido y algunos podrían votar a Trump. Muchos sectores de la juventud no votarán a Harris debido a este genocidio.
LID. En la izquierda, varios grupos están tratando de influir en la campaña de Harris, en particular Jacobin, la revista cercana a Bernie Sanders, que pide que Harris adopte una plataforma económica más progresista, y la campaña no comprometida, que ha tratado de que el Partido Demócrata adopte una posición contraria al apoyo a las políticas genocidas de Israel. ¿Cómo ve esto y qué intenta construir con Left Voice?
TC. Para sectores enteros de jóvenes, está claro que no podemos dar apoyo político a Harris o a Trump.
Para nosotros es importante en primer lugar dejar claro los peligros tan importantes que presenta Trump y los giros a la derecha en general, sin dar ningún apoyo al Partido Demócrata ni depositar esperanzas en que los demócratas frenen a la derecha. Es evidente, a partir de la Campaña de los No Comprometidos, que las campañas de presión dentro del Partido Demócrata son ineficaces; es evidente, a partir de la experiencia de los últimos 4 años, que votar por el supuesto mal menor no detendrá a la extrema derecha. Está claro por la experiencia con Sanders y Ocasio-Cortez que en lugar de presionar a los demócratas hacia la izquierda, trabajar dentro del Partido Demócrata corre la agenda a la derecha, cómo les sucedió a ellos.
Desde Left Voice, creemos que el camino a seguir es un frente unido organizado en las bases, a través de asambleas en los lugares de trabajo y universidades que sea independiente del Partido Demócrata. Esto debería organizar el movimiento por Palestina, el movimiento obrero, la izquierda y los movimientos sociales. Esto debe organizar una lucha para defender nuestros derechos básicos, así como utilizar la fuerza de los estudiantes y trabajadores unidos para poner fin a los envíos de armas de EE.UU. a Israel y luchar para detener este genocidio.
A partir de este proceso de lucha, necesitamos construir una alternativa política: un partido de la clase obrera que luche por el socialismo, uniendo a los sectores más avanzados de la clase obrera y del movimiento por Palestina que entiendan que el capitalismo no tiene nada que ofrecernos y que debemos organizarnos para la revolución socialista internacional.