El recuento definitivo se conocerá entre este miércoles y el jueves, pero ya las encuestas a boca de urna de los tres canales nacionales indican que la alianza del Likud, partido de Netanyahu, con el Sionismo religioso y otros partidos nacionalistas de extrema derecha obtendrían entre 61 y 63 escaños, de los 120 del parlamento, mayoría necesaria para formar gobierno.
Mirta Pacheco @mirtapacheco1
Martes 1ro de noviembre de 2022 22:47

Con una participación del 71,3%, la más alta desde 2015, cerró la quinta elección en 4 años en el Estado de Israel. La participación de los árabes israelíes habilitados para votar fue apenas superior a un 30%, lo que habla del gran descontento de los palestinos ciudadanos -de segunda- israelíes con el régimen, incluidos los partidos árabes que participaron de esta elección.
Las encuestas a boca de urna que realizan los canales de la televisión (11, 12 y 13) pocos minutos después del cierre del comicio -22 hs. de Israel-, arrojaban un resultado favorable al derechista Benjamín Netanyahu con 30 a 31 asientos en la knéset (parlamento israelí), mientras que la extrema derecha del Sionismo Religioso -uno de sus principales aliados- se convirtió hoy en el tercer partido más importante, con 14 o 15 escaños (según las bocas de urna de los canales). El otro agrupamiento de su coalición, Shas (judíos ultraortodoxos sefaradíes (judíos originarios de territorio ibérico) obtuvo unas 10 bancas y Judaísmo Unido de la Torá (ortodoxos asquenazis), 7 lugares.
Con estos resultados preliminares, Netanyahu supera a su principal rival electoral: el actual primer ministro interino Yair Lapid (quien encabeza actualmente la represión y asesinatos que el ejército lleva adelante en el norte de Cisjordania), con su partido Yesh Atid, tendría entre 22 y 24 bancas. Sumados con los demás partidos que se oponen a la coalición ultraderechista que encabeza el exprimer ministro, tendrían 51 a 58 lugares en el parlamento. Es decir que la derecha y la ultra derecha religiosa estaría en condiciones de formar gobierno, ya que necesitan tener 61 bancas para eso.
Un seguidor de esa extrema derecha lo dejó claro en las redes sociales: "Este es el día en que Dios hizo una revelación y nos regocijamos en ella. Hoy, el sionismo religioso está haciendo historia con el mayor logro de un partido religioso nacional desde la creación del Estado, logro que se suma a lo que parece ser la victoria y decisión del campo nacional. Ahora estamos esperando pacientemente los resultados de la verdad para que con la ayuda de Dios podamos establecer con confianza un gobierno nacional, judío y sionista de derecha".
Como decíamos en una nota de este diario, nada bueno pueden esperar los palestinos israelíes con estos resultados, ni qué decir de los palestinos que viven en Cisjordania.
Uno de los líderes del Sionismo Religioso, Bezalel Smotrich, dijo ante la prensa cuando se conocieron estos resultados de boca de urna: "El sionismo religioso hace historia con el mayor logro para el campo sionista religioso, desde la fundación del Estado. Un logro que se une a lo que parece ser una victoria decisiva (...)". El otro líder de ese partido, Ben Gvir participó de un acto al cierre de la votación, donde sus seguidores cantaban "muerte a los árabes". Cuatro palabras que resumen su ideología.
Los colonos israelíes durante el día estuvieron muy activos viajando al centro del país, a instancias del Likud, para convencer a los israelíes que vayan a votar, garantizándoles medios de transporte.
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La escasa participación de un gran sector de palestinos que viven en Israel, también se tradujo en que el partido nacionalista árabe Balad, no alcanzaría el piso electoral de 3,25%. Hasta ahora contaba con tres diputados. Aunque Balad niega ser "la izquierda israelí" y se considera parte del movimiento nacional palestino, lo cierto es que legitima el parlamento y por esa vía, el régimen sionista, con su presencia.
Una ciudadana israelí, activista pro palestina, decía a este diario la noche anterior a estas elecciones: "También hay aquí (en relación a la simpatía de los palestinos israelíes hacia los partidos árabes) una cuestión de clase: creo que los trabajadores palestinos no quieren ir a votar, no creen que los partidos israelíes o árabes que se presentan en las elecciones resolverán algo de sus necesidades, de su falta de derechos, y menos de la vida de sus hermanos en los territorios ocupados. Pero hay un sector de clase media alta y los empresarios árabes israelíes, a quienes eso no les importa, porque prima más su bienestar económico".
Para su socio mayor, el imperialismo estadounidense, estos resultados no serían una buena noticia, ya que el gobierno de Biden apostaban por el triunfo de Lapid, un interlocutor un poco más fiable, teniendo en cuenta que Netanyahu (si estos resultados se mantienen de la misma manera en el conteo definitivo) tendrá que dar varios ministerios claves a estos partidos ultra ortodoxos, lo que puede romper el delicado "equilibrio inestable" al interior de Israel. Lo que repercutirá, por supuesto, en los territorios ocupados.
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