El viernes tuvieron lugar las elecciones del gremio docente. La Lista Celeste conservó la dirección, en tanto la docencia combativa y antiburocrática mantuvo sus posiciones con la lista del FURU.
Lunes 26 de agosto de 2019 00:31
La elección expresó un crecimiento de la lista Celeste, un retroceso de la Pluricolor y una consolidación del espacio de la izquierda conformado por la Fucsia del 2015 (Docentes D-base y Tribuna Docente) junto a las agrupaciones Fuentealba, Otilia Lescano, Colectivo Docentes Desde el Sur, Che Docente y Justa Ezpeleta en el Frente Unidad para Recuperar UEPC (FURU).
Con un padrón de más de 42 mil docentes, la participación fue solo de un poco más del 40 %, esta elección expresa nuevamente el rol que viene jugando la conducción celeste imponiendo pasividad en el gremio.
La actual conducción ganó la Junta Ejecutiva Central, todos los miembros del Órgano de Fiscalización y la conducción de las 26 delegaciones departamentales. Pareciera un gran triunfo en palabras de sus dirigentes, pero si se expresan los números reales de los votos obtenidos en relación a toda la docencia de Córdoba, afiliada y no afiliada, vemos que tan sólo el 20 % apoya a la Celeste.
La pregunta obvia es: ¿Por qué vuelve a ganar la conducción del sindicato? En primer lugar, ha desarrollado una política de contención, gestionando servicios de salud, turismo, actividades culturales, política para vivienda, cursos de formación, etc; que le permitieron ampliar su base. Por otro lado, pasiviza los conflictos en las escuelas actuando como bombero que, sin enfrentarse con el gobierno, amortigua las políticas brutales del ministro Grahovac.
Estas elecciones no podemos pensarlas por fuera de las elecciones de este año. Este voto conservador se expresó en el voto a Schiaretti, quien amortigua el ataque al salario, haciendo que los docentes y estatales pierdan poder adquisitivo mientras se siguen ubicando comparativamente por arriba de la mayoría de las provincias. La cláusula gatillo hasta el mes en que se terminan las elecciones de los dos Juanes es una expresión de esa política de ajuste con “sensibilidad social”, que hoy ha dado sus frutos. Por otra parte, la conducción ha capitalizado los votos que obtuvo Macri, quedándose callada en las PASO, a diferencia de otros años. Esto le ayudó no sólo con los votantes sino con parte importante de su propia militancia.
En esta Córdoba conservadora, con la hegemonía de una ideología que condena la protesta social mientras se resigna a las políticas de ajuste, la “eficiencia de la gestión” es la marca de agua del gobierno de Schiaretti. Matriz productiva diversificada, obra pública y contención social se complementan con la garantía de paz social que ofrecen todas las alas de la dirigencia gremial en la provincia.
Con una crisis económica en curso y una devaluación del salario no hubo ni un llamado de alerta ni movilización. Los dirigentes sindicales piensan no hacer nada hasta octubre, para que “la gente aprenda a votar” y hasta diciembre para respetar la institucionalidad. Después habrá que mantener la calma para acompañar al nuevo gobierno, y así, un ciclo sin fin. El espíritu conservador de la provincia (de la Fundación) Mediterránea goza de buena salud.
La Pluricolor, o el hundimiento de la avenida del medio
La Pluricolor a nivel provincial perdió el miembro en el Órgano de Fiscalización, producto de su política en estos cuatro años donde, a pesar de ese cargo, no expresó ninguna diferencia con la celeste. También perdió departamentales en Colón y en Río Cuarto. Hubo un claro traspaso de votos de la Pluricolor a la Celeste. Esto más que políticas de enfrentamiento a la burocracia es muestra de una profunda adaptación.
El golpe que recibe la Pluricolor va a ser procesado de manera diferente por los sectores burocráticos, que tenderán a desgranarse hacia la Celeste, en tanto que las alas no burocráticas deberían leer esta elección como debacle de la resignada estrategia de alianza con la burocracia naranja, para romper de una vez y apostar a la construcción de espacios antiburocráticos y combativos como propone el FURU.
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El FURU mantuvo lo conquistado por la Fucsia en el 2015, que expresa a la docencia combativa y antiburocrática que, lejos de resignarse, apuesta a un espacio de lucha frente al ajuste y al ataque a las condiciones de trabajo y la educación pública.
En números:
Una trinchera para los tiempos que vendrán
Defender el espacio del clasismo en el sindicato ha dado sus frutos. Frente a la perspectiva de quienes quisieron ir con una lista única con la Pluricolor, la realidad ha mostrado que no es sumando votos como se recupera un sindicato. De hecho la Pluricolor fue derrotada producto de una importante migración de votos hacia la Celeste, esto es: votos que no se hubieran sumado a una supuesta unidad de toda la oposición.
Consolidar un espacio clasista muestra, además de un acierto político, que era la única manera de que existiera una oposición que no se hundiera frente al fortalecimiento de la burocracia sindical. La izquierda en el sindicato conserva su lugar, a tono con los resultados de las PASO, donde frente a la polarización entre dos alternativas que proponen subordinarnos a los planes del FMI, con un claro planteo de independencia política el Frente de Izquierda-Unidad consolidó su espacio con la perspectiva de seguir llevando la voz de las y los trabajadores al congreso nacional, y continuar al frente de la exigencia a los sindicatos, con un programa de salida para la crisis.
En este marco, en el gremio de las y los docentes cordobeses, frente al escenario que se viene, los departamentales del FURU serán una trinchera de lucha contra la complicidad de la conducción gremial con los gobiernos del ajuste. Porque sabemos que el próximo gobierno lejos de enfrentar al FMI, será un garante de sus reformas de ajuste y precarización. Por eso, el fortalecimiento del clasismo y la izquierda es una gran tarea para enfrentar en las calles lo que la burocracia quiere contener.