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Red Internacional
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FRENTE AMPLIO UNEN. Elisa Carrió y el teatro de la pequeña política

Elisa Carrió se apartó del Frente Amplio UNEN y repartió denuncias para todos sus ex aliados. Fracasada su apuesta a una interna con el PRO de Macri dio el portazo e hizo encendidas declaraciones.

Fernando Rosso

Fernando Rosso @RossoFer

Jueves 20 de noviembre de 2014

Fotografía: Santiago Trusso

Si algún mérito tienen los momentos de derrape de Elisa Carrió cada vez que patea el tablero de sus alianzas políticas, es que saca a relucir todos los trapitos al sol de lo que hasta ayer ocultaba discretamente. En esta ocasión sacó una sábana triple y levantó la alfombra donde se depositaba con elegancia “republicana” la suciedad del engendro llamado Frente Amplio UNEN.

Para “Lilita”, el documento emitido por la cumbre radical del lunes pasado en San Fernando, significó un fracaso de su estrategia de ir hacia una interna opositora no peronista con el PRO de Mauricio Macri. Frente a ese escenario adverso prendió el ventilador y atendió a todos y cada uno de sus aliados.

Elisa Carrió es una de las esquirlas más picantes del estallido del partido radical y como otras figuras -entre las que podría incluirse al cordobés Luis Juez-, es un emergente de la “mediatización” de la política luego de la crisis de los partidos tradicionales, tras ese fenómeno social, político y económico que se llamó “neoliberalismo”. No es casualidad que tanto Carrió como Juez, quienes alguna vez se presentaron como “nuevas” centroizquierdas, hoy se inclinen hacia la alternativa más de derecha del escenario nacional.

Sus denuncias retumban porque pretenden interpelar un sentimiento y una aspiración popular que anhela terminar con las castas políticas enriquecidas y perpetuas; y los inmundos negocios de la política. En el arte del denuncialismo, a veces logra momentos de retórica chicanera aguda. Desafió a sus aliados del FAUNEN y les dijo: "Si nosotros, el panradicalismo, no le podemos ganar a Macri, ¿cómo le vamos a ganar al PJ?". No se queda atrás con la destreza para las intrigas y cuando se refirió a Julio Cobos, uno de los presidenciables del radicalismo y el FAUNEN, dijo: "Cobos, que se arregle; o siempre fue funcional al cristinismo o es porque el Gobierno lo tiene atado con algo de la efedrina. Fue financiado por la droga, por la efedrina".

No controla los brotes de resentimiento hacia quienes considera que la han traicionado: "Clarín y La Nación eligieron a Massa. Le dedican tres páginas, y a mí, poco. Me preocupa la falta de inteligencia"; le reprochó al Grupo de quien se considera la más fiel defensora. Puede afirmar en un momento que "Scioli es igual a Cristina, pero le falta un brazo" y cinco minutos después aseverar sin ruborizarse que "hay que dejar de ser frívolos y pelear por una Nación distinta". Hace de las denuncias un espectáculo mediático en el teatro de su pequeña política. Sabe que no habrá muchas consecuencias, pese que a que contienen, a veces, no pocas verdades.

Pero lo que Carrió “destapa” cuando se siente decepcionada y da rienda suelta a su acting de indignación rupturista, es parte de la naturaleza y la norma de la política burguesa, determinada por los negocios legales o ilegales. Esas prácticas se siguen desarrollando incluso cuando Carrió está cómoda con sus coyunturales alianzas y se dedica a encubrir a sus socios con el mismo ímpetu que muestra cuando los denuncia escandalosamente. La dirigente que hoy se aparta del FAUNEN es parte de esa casta enriquecida que vive de la política, muy alejada de los problemas profundos que sufren las grandes mayorías populares.

Tras su discurso republicano, Carrió apuesta al neomenemismo macrista que vaya aceleradamente a un acuerdo con los buitres, sin ningún tipo de condiciones y a un programa de apertura al capital financiero internacional. Tal como lo que quiere hacer el kirchnerismo, pero junto y ahora.
No se puede determinar si es más fanáticamente “orgánica” del grupo Clarín o de la embajada norteamericana.

Este nuevo “affaire Carrió” introduce otra crisis en el FAUNEN y revela los problemas que tiene la oposición tradicional para internar poner en pie una coalición con posibilidades de triunfo, pese al claro retroceso del oficialismo. El retorno, por ahora, del radicalismo hacia el FAUNEN original tira abajo las aspiraciones de Massa y Macri de usarlo como su PMDB “criollo”, a nivel nacional, aunque sigan los acuerdos por provincia.

El giro del gobierno hacia Scioli como sucesor “natural”, así como su apuesta estratégica a negociar con los buitres y entregar recursos del país a los capitales internacionales (Chevrón), significa que la “continuidad con cambios” tiene solo matices de diferencia cada vez más difusos con el “cambio con continuidad”. En ese marco, las grandes apuestas de los que mandan en el país se van definiendo por Massa, Macri o el mismo Scioli.

Ante esa realidad, Carrió estalla (o hace como si) y dispara denuncias para todos y todas. Y la solución que propone es aliarse a quien sintetizó en su figura la fusión de los negocios y la política, como verdadera esencia de su “programa”.
Pero no se trata de “denunciar al mundo” desde el centro mismo de su pudrición. De lo que se trata es de transformarlo. Los brotes de denuncialismo mediático en los que incurre Carrió cuando fracasan sus planes políticos cumplen una función “ecológica” para el sistema al que supuestamente dice combatir y al que encubre todo el resto del tiempo. Un día de furia y 364 de complicidad funcional con un régimen político del que es parte y que responde a una misma clase.


Fernando Rosso

Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.

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