Chiapas y Tabasco son las entidades más afectadas con el paso del ciclón tropical Eta y los frentes fríos. Se estima que los damnificados ascienden a más de 200 mil.
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La Izquierda Diario México @LaIzqDiarioMX
Miércoles 11 de noviembre de 2020
Tras registrarse las lluvias más intensas de los últimos 50 años en Veracruz, Tabasco y Chiapas, los estragos continúan resintiéndose. Lo que debiera no ser más que un fenómeno natural se ha convertido en tragedia para miles de personas y es debido a las condiciones de abandono, pobreza y desigualdad que imperan en la región.
En las imágenes y videos que circulan sobre las inundaciones se ven techos de lámina, colonias enteras con calles de terracería, asentamientos humanos instalados cerca de zonas de deslaves.
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A estas condiciones debe sumarse la tragedia de una administración que fue omisa hasta el último momento, con alertas que nunca se emitieron o se lanzaron de forma tardía. De los muertos reportados, la mayoría son indígenas tzotziles.
Chiapas y Tabasco, resintieron con mayor intensidad el impacto de esta combinación de factores. Pérdidas humanas en deslaves y derrumbes en Chiapas y otras tantas por ahogamiento en Tabasco son también una muestra significativa de la desigualdad y de quiénes son siempre protagonistas de estas "desgracias".
En Chiapas, al menos 19 de sus 118 municipios fueron declarados en estado de emergencia. En medio de la pandemia, la concentración de cientos de personas en refugios improvisado ha activado la alerta ante el riesgo en medio de la crisis sanitaria por covid.
Como parte del plan DN-III-E, la presencia de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina se ha extendido en Tabasco con labores de ayuda humanitaria, limpieza y seguridad. El despliegue en la entidad, gobernada por el morenista Adán Augusto López Hernández fue de 2 mil 493 elementos del Ejército y Fuerza Aérea.
En Chiapas, bajo el gobierno del morenista Rutilio Escandón Cadenas se activó el Plan Marina. Con este plan se ha realizado, según informes oficiales, la entrega de despensas que están resultando insuficientes para la magnitud de la emergencia. Se estima que al menos 2 mil viviendas fueron destruidas y otras tantas desaparecieron bajo lodo y piedras.
El despliegue de las Fuerzas Armadas ha sido presentado una vez más con bombo y platillo. Sin embargo, su presencia tiene un doble filo para la población y posibles muestras de descontento y desesperación en medio de una catástrofe para las miles de familias que lo perdieron todo. Los medios buscan sustituir con imágenes de rescates y entrega de víveres la desconfianza generalizada en las Fuerzas Armadas y la posición incómoda en que quedaron tras la detención del ex jefe de la Sedena por vínculos por el crimen organizado.
El panorama en Tabasco tampoco es alentador. 13 de sus 17 municipios presentan afectaciones. El desborde del Río Grijalva afectó a cientos de familias y los esfuerzos para controlar su crecimiento se han concentrado en zonas céntricas de Villahermosa, mientras que los barrios periféricos quedan a su suerte, con una cada vez más apremiante necesidad de agua potable, alimentos y albergues seguros para las casi 10 mil personas que han sido evacuadas hasta el momento por el Ejército en ambas entidades.
Gobiernos como el de Alemania, el Estado Español, Rusia, Reino Unido, Rumania y Dinamarca han respondido con donativos en efectivo y en especie, mismos que Marcelo Ebrard, canciller mexicano, ya se ha encargado de agradecer. Los recursos federales dedicados a la atención de la crisis están comprometidos, además, por la polémica y reciente decisión de la legislatura actual de desaparecer el Fondo para la Atención de Emergencias.
Los llamados individuales a cooperar entre la población y pequeños negocios u organizaciones de ayuda humanitaria y de DDHH, así como las donaciones que hacen políticos posando para la foto, son la salida a la que recurre ahora el gobierno para atender una crisis que no se revertirá al bajar el cauce. En ese sentido, AMLO ha salido a anunciar un plan integral que incluye una serie de obras públicas, así como un decreto que permita a la CFE operar presas e hidroeléctricas locales. Este plan, sin embargo, no toca en nada los intereses que mantienen las condiciones de pobreza y marginación y sí parece más centrado en avanzar en los planes que la 4T tiene para la región, con el Tren Maya y el corredor transístmico como joyas de la corona.