Esta demanda forma parte del proyecto elaborado por el PTS y el Frente de Izquierda.
Martes 8 de agosto de 2017
Entre los puntos más sobresalientes del proyecto de ley de emergencia elaborado por el PTS en el Frente de Izquierda se encuentra la pelea contra la brecha salarial entre hombres y mujeres. Según un estudio realizado por Economía Feminista, en Argentina las mujeres ganan en promedio un 27,2 por ciento menos que los varones. Hay que tener en cuenta que la brecha del 27 por ciento se da entre las mujeres que trabajan en blanco. Del total de las mujeres que trabajan fuera del hogar, el 40 por ciento lo hace en negro.
La demanda por “igual trabajo=igual salario” formó parte de las reivindicaciones en movilizaciones como el Ni Una Menos, ya que se entiende que son parte de las desigualdades y uno de los eslabones de la cadena de violencias hacia las mujeres
Según el Indec durante el último trimestre de 2016 se amplió la brecha salarial entre ambos sexos. En el período analizado, mientras los varones ganaban un promedio de $17.492, las mujeres cobraban apenas un sueldo de $14.033. Nada más y nada menos que una diferencia aproximada del 20%, que representa $3.459.
Esto en el caso de conseguir trabajo. El Indec arrojó datos alarmantes para la provincia, donde la tasa de desocupación es del 7,7 por ciento. En las mujeres tucumanas el porcentaje llega a 10,2 por ciento y en el caso de las mujeres de hasta 29 años trepa a 24,3 por ciento.
Ante estos números se evidencia la gran brecha que hay en materia de derechos de género y es por esto que se exige que se cumpla la ley de igualación de derechos entre mujeres y varones con una penalización a los empleadores que no cumplan con dicha ley.
Los determinantes de esta segregación hacia las mujeres son múltiples. El principal indicador es la diferencia con respecto a las horas trabajadas. Pero lo que no se tiene en cuenta es la cantidad de tiempo que estas últimas emplean en el hogar realizando tareas domésticas no remuneradas, el porcentaje es que el 75 por ciento del trabajo doméstico queda a cargo de las mujeres.
Otro dato que determina la segregación es que el 41 por ciento de los trabajos que realizan las mujeres son tomados como no calificados con respecto al de sus pares varones (36 por ciento). Son usualmente trabajos con salarios bajos y de manera informal. Un 83,3 por ciento se concentra en trabajos vinculados a la educación, la salud y el servicio doméstico, tareas consideradas “femeninas”.
Otro determinante es la diferencia de pago por igual trabajo en base a su identidad de género. De acuerdo a la OIT (2015), en Argentina la brecha es de un 54 por ciento, al que llaman la parte de la brecha “no explicada”.
Esta práctica ilegal muestra de trasfondo la misoginia que existe en la sociedad, en los empresarios, y que es avalada por el Estado. Tras años de lucha la mujer fue arrancando derechos y mostrando que su rol no es el de ser ama de casa o madre o cuidar a su marido.
El sistema capitalista necesita de ese trabajo que realiza la mujer de ama de casa. El trabajo no remunerado del hogar, que para los capitalistas es una forma de trasladar costos salariales a la esfera doméstica, sigue representando una verdadera carga que recae principalmente sobre las mujeres. Según la encuesta sobre “Trabajo no remunerado y uso del tiempo” que publica el Indec, en nuestra provincia las mujeres dedican 6,8 horas diarias a tareas domésticas no remuneradas, mientras que los hombres dedican 2 horas diarias a esas tareas. Muy por encima del promedio nacional (5,7 horas diarias las mujeres, 2 horas los varones). Este dato demuestra de manera muy cruda por un lado el machismo imperante, donde la mujer es exclusivamente la encargada de las tareas del hogar y la crianza de los hijos y la cantidad de horas que esta dedica al trabajo y las responsabilidades. La tarea del hogar requiere casi una jornada laboral completa, es por esto que la mujer tiene doble jornada laboral, un trabajo no remunerado y el otro un trabajo donde cobra menos que su compañero varón por el mismo trabajo realizado.
Las mujeres siguen en pie de lucha contra la discriminación por el sólo hecho de ser mujer, la discriminación laboral es una batalla más de las miles de mujeres que salen a las calles, no sólo para terminar con la brecha salarial sino también la violencia a las que se ven sometidas a través del acoso, la persecución sexual y la discriminación de no reconocer la igualdad en la capacidad de realizar el mismo trabajo que un compañero varón. Es por esto que se exige, junto a la lucha en las calles, la aprobación de la emergencia laboral, siendo que se puede poner en práctica ya mismo y que no se lleva adelante porque los funcionarios también son empresarios o gobiernan para ellos.