Nos bombardean con el “quedate en casa”, mientras pasan los días y se amontonan los gastos y las deudas. Les precarizades seguimos sin respuestas a la crisis
Lunes 30 de marzo de 2020 14:17
En un contexto dónde prima la incertidumbre y la preocupación, el bombardeo del "quédate en casa" cueste lo que cueste, nos retumba a les precarizades que necesitamos ganar el mango. Mientras pasan los días, se amontonan los gastos de impuestos, alquiler y cargar la heladera es un lujo.
Me detuve a ver una propaganda de Rappi: un joven repartidor, todo un crack de la maniobra para evitar infectarse. Tocaba el timbre con el codo y depositando el paquete en el suelo, daba tres pasos atrás y esperaba que agarren su paquete. Esquivaba al contagio como un campeón. Esta imagen es la que las empresas quieren dar en el marco de la crisis, que podes seguir consumiendo, “sin peligros”, pero quienes realmente están en riesgo son esos pibes y pibas que salen a repartir, sin condiciones de higiene, arriesgando su vida como la de su familia, a veces sin derechos laborales, todo para que el pedido llegue ya.
En el medio de una crisis sanitaria histórica, en todo el mundo les jóvenes sufrimos las consecuencias de vivir y trabajar en condiciones precarias que se sostuvieron con todos los gobiernos. Hoy con más de un 60% en la informalidad. ¿Cómo nos afecta la emergencia sanitaria del Covid-19 en el medio de esta carnicería?
En mi caso mi vieja es enfermera contratada (hace poquito le renovaron por 9 meses y así tira). Tiene 53 años y la mitad del sueldo en negro. Aún así, yo no puedo acceder al subsidio nacional aunque esté desempleada, porque ella tiene un ingreso mínimo. Dos bocas y un alquiler sobre los hombros de una guerrera que ya tiene el cuerpo roto, bocha de deudas y siente la constante preocupación de enfermarse por la desidia de la patronal. No soy la única con esta situación, hablando con amigues y conocides recopilé algunas realidades, que reflejan la vida de muches. Esa realidad que no expresan los grandes medios de comunicación y poco tiene que ver con el estado de ánimo de ese rappitendero feliz que osan mostrar en los comerciales. Acá les dejo algunos ejemplos:
Milton tiene 21 años: "Laburo en negro en un depósito hace casi tres años y cerró. Mi viejo es albañil y no puede salir a la calle porque no tiene permiso y ya sabemos cómo es la policía. Mi mamá es docente pero no le alcanza para mantenerse y a mi hermano, mucho menos a mis abuelos que tienen una jubilación mínima y siempre tenemos que ayudarlos".
Nahuel de 27: " Soy monotributista social. A partir del decreto de cuarentena, me es imposible trabajar y afecta mis ingresos. Vivo con un amigo, estamos cuidando los pocos pesos que nos quedan. Me preocupan les que menos tienen y les que laburan sin insumos de higiene necesarios, las mujeres que son violentadas en sus hogares, que la policía tenga rienda suelta e la calle, que el sistema de salud va a colapsar y parece que tener un plato de comida es un privilegio".
Paula de 24 años cuenta: "Mi vieja es jubilada. Ahora tiene que llamar una por una a las patronas, para ver si le van a pagar estos días que no fue. Es empleada doméstica y depende del día a día. La gran mayoría de acá está pasando por esta situación, poca gente registrada".
Entonces podemos afirmar que la cuarentena no es posible e igual para todes. Para les que quedamos desocupades, laburamos sin siquiera un par de guantes o barbijo durante horas, para las familias numerosas que tienen que pagar alquiler y comer con magros 10 mil pesos, cuando la canasta básica supera las 30 lucas, o quiénes salen a la calle a buscar algo para comer, pidiendo o revolviendo la basura no es un momento para relajarse en casa y hacer ejercicios.
El gobierno pone el eje de la discusión en la responsabilidad "ciudadana" y no la cantidad de insumos, dinero destinado a test, respiradores, camas de terapia, medidas de higiene y seguridad para prevenir el contagio en lugares de trabajo y aglomeración. No hay respuesta para la gente que vive en la marginalidad y hacinamiento, sabiendo que hay más de 6 millones de personas sin casa o acceso a un baño o agua potable.
Estos ejemplos muestran como una necesidad las propuestas que venimos haciendo desde el Frente de Izquierda Unidad. La unificación del sistema de salud es una urgencia, así como también es necesario prohibir los despidos y suspensiones para que las patronales no actúen de forma impune haciéndonos pagar a los más vulnerables, esta crisis. Necesitamos un salario de cuarentena de un mínimo de 30000 pesos todos los meses para todos los trabajadores y trabajadoras sin distinción, que no tuvieran licencias pagas por sus empleadores.
¿Por qué no dejamos de gastar plata en deuda externa y ponemos esa plata con prioridad para resolver las necesidades sociales y para enfrentar esta pandemia con la realización inmediata y masiva de test efectivos? La plata está, el problema es cuales son las prioridades. Se aumenta el presupuesto en medidas represivas y mientras nuestra salud sigue desfinanciada, sus prioridades no son las mismas que las nuestras.
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Hace tiempo nos vienen imponiendo condiciones de miseria y ante está crisis queda en evidencia que este sistema es completamente incoherente y brutal con las grandes mayorías. En el medio de tanta bronca e indignación, ver cómo tantos se plantan contra el desprecio de la patronal, comienzan a tomar medidas, se unen en la solidaridad de clase y comienzan a tejer una salida desde abajo ante un sistema que no va más nos marca el camino. Nuestras vidas, valen más que sus ganancias.