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Red Internacional
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UTA Arica. Emilio Rodríguez es reelecto: 4 años más enriqueciéndose a costa de la precaria educación pública

Emilio Rodriguez, rector de la Universidad de Tarapacá de Arica se mantiene en la rectoría tras un proceso de elección completamente antidemocrático. Con este sumaría su cuarto proceso a la cabeza de la institución, serán cuatros años más ganando más de 8 millones de pesos mientras administra migajas para estudiantes y funcionarios.

Lunes 16 de mayo de 2022

Emilio Rodríguez fue reelecto con el 91,11% para el cargo de rector de la Universidad de Chile, comenzando su cuarto periodo al mando de la casa de estudios ya que lo fue anteriormente en el período 2002-2006, 2010-2014, 2017-2021. Es decir, lleva 12 años como tal, en donde ha ganado cerca de $900.000.000 pesos en sus 3 mandatos y seguirá gozando como “gerente” un millonario sueldo pagado por la precaria educación pública.

Aunque desde las autoridades destacan el porcentaje con el que fue electo, indicando que es uno de los más alto que ha logrado un Rector en la historia de la Universidad de Tarapacá, nada dicen de que estas se llevan a cabo de una manera brutalmente antidemocrática y añeja, donde solo una casta de académicos privilegiados puede decidir quién dirigirá la universidad. Dejando completamente por fuera de la elección tanto al estamento funcionario como al de las y los estudiantes, aplicando una elección desigual.

A esto se le añade que se mantiene con un sueldo que alcanza los $8.000.000, según los datos entregados por el portal de transparencia. Mientras que los funcionarios con cargo de auxiliar reciben un sueldo que no supera los $400.000 pesos, dependiendo de la medida contractual. Cabe destacar que las y los funcionarios no poseen un sueldo mínimo, si no que un sueldo base más asignaciones, siendo para un auxiliar de menor grado un sueldo base de $271.188 pesos y para el rector de $2.569.402 pesos.

Sin embargo lo más brutal es la asignación universitaria (% del sueldo base) en donde para administrativos y auxiliares es de 15 a 20% y para cargos directivos es de 95 a 100% una gran diferencia que llega a ser violenta. Entonces el sueldo de Rodríguez termina siendo 10 y hasta 20 veces mayor, lo que contrasta totalmente con la realidad de los diversos sectores de trabajadores de la Universidad de Tarapacá, quienes viven con lo justo y su sueldo es insuficiente para acceder a una vida digna.

Suben y suben los aranceles pero para qué o por qué ¿mayores beneficios para les estudiantes o mejores condiciones laborales para las y los funcionarios?

Al parecer ninguna de las dos, ya que se necesitan varios millones para seguir manteniendo los millonarios sueldos del rector y los cargos directivos, mientras que a las y los estudiantes cada vez se les hace más difícil costear los altos aranceles que cada año parecen más inalcanzables. Donde además deben gastar desde su bolsillo para comprar materiales e implementación que debería facilitar la universidad y que son necesarios para el aprendizaje.

Los problemas económicos que atraviesan los estudiantes y sus familias continúa siendo un motivo por el cual deben abandonar sus estudios. A lo anterior se suma el recorte de beneficios dirigidos a estudiantes, como lo son la beca alimenticia que este año se dejó de otorgar y que era un alivio para gran parte de la comunidad estudiantil. Además, el cierre del Hogar Universitario que era un apoyo para los estudiantes que venían de otras regiones.

En resumen, las autoridades siguen precarizando la vida de funcionarios y estudiantes en medio del alza en el costo de la vida que sigue golpeando a miles de familias trabajadoras en todo el país, quienes tienen que arreglárselas con el alza en los precios de los alimentos, los combustibles, y con un sueldo mínimo totalmente por debajo de la canasta básica familiar.

Hay que parar el enriquecimiento de la casta, que hace negocios con la educación y que los recursos se destinen a cubrir las necesidades de la comunidad universitaria, como hoy lo son alimentación, hogar, infraestructura y materiales fundamentales para el desarrollo en las carreras de la Universidad.

Es necesario agregar que ante los últimos golpes de Emilio Rodríguez al movimiento estudiantil, como lo son el construir edificios sobre espacios ganados por estudiantes y la reducción de beneficios, entre otros, no ha habido respuesta. Los centros de estudiantes y el consejo de presidentes se mantienen en total pasividad, apelando a la buena voluntad de las autoridades y esperando pacientemente alguna respuesta favorable. Es necesario enfrentar la deserción estudiantil, las deudas y la precariedad con organización y movilización.

Ante esto, es urgente que se convoquen asambleas, donde se pueda discutir un pliego de demandas unificado adecuado a las necesidades del estudiantado en este contexto de crisis económica, que parta por sumarse al llamado de LUCHA BAES a paro y movilización este 27 de mayo y en perspectiva de retomar también las demandas históricas del movimiento estudiantil. Para avanzar en esa perspectiva y para la conquista de todas las demandas pendientes es también importante pelear por un cogobierno triestamental para la organización de las y los funcionarios, profesores junto a estudiantes.

¿Por qué un cogobierno triestamental?

Durante años, el movimiento estudiantil tuvo entre sus demandas la democratización de las universidades estatales, pues durante la dictadura de Pinochet, se decretó (DFL 2) la prohibición de que estudiantes y funcionarios pudiesen tomar decisiones dentro de la Universidad. Esta medida buscaba coartar cualquier posibilidad de organización estudiantil, y fue parte del plan para hacer más autoritaria la estructura universitaria, junto con poner trabas en el acceso a la Universidad, con el fin de que los hijos de la clase obrera no tuvieran acceso a la educación, y que la universidad siguiera siendo una máquina de reproducción de las ideas de los empresarios.

Esta demanda fue desviada por el Gobierno de Bachelet II, que en su Proyecto de Ley sobre Universidades del Estado ordena cierta participación estudiantil y de funcionarios, pero con profundos límites a la vez, sin que realmente ambos estamentos puedan tomar decisiones significativas respecto al rumbo de la universidad. De conjunto, este proyecto más que ser una conquista del movimiento estudiantil, se transformó en un desvío que terminó cambiando poco y nada de la estructura universitaria.

Un co-gobierno triestamental nos permitiría no sólo elegir a autoridades como jefes de carrera, de departamento, decanos, rectores o modificar nuestras mallas, sino que también avanzar en el fortalecimiento de la educación pública, luchando por un sistema de financiamiento integral a la educación, en donde a través de un impuesto progresivo a los super ricos y de la mano con la renacionalización del cobre bajo control de sus trabajadores, se pueda dar respuesta a la falta de docentes planta, carencia de salas, espacios de distensión, organización y creación artística, mejor infraestructura, entre otros.

La existencia del cogobierno implica ponerle fin al autoritarismo universitario, pero a su vez implica que cada uno de los integrantes de la universidad cuestionan el rumbo de la casa de estudios en la que se encuentran, es decir, la función de sus carreras, su enseñanza y que rol juega la institución dentro de la sociedad, entre otras cosas.

Todos con derecho a voz y voto. Y que nuestro voto valga lo mismo ¡Una persona, un voto!