Con un llamado a la empatía, los empresarios buscan posicionarse como aliados de los trabajadores frente a la crisis social.

D. Lobos Trabajador Transporte
Sábado 2 de noviembre de 2019
El estallido social y las multitudinarias movilizaciones que se han tomado las calles de Santiago y las principales ciudades del país no han dejado indiferente a nadie y el día a día de gran parte de la población se ha visto impactada.
Dentro de las empresas de reclutamiento y de asesorías laborales a nivel empresarial, han tenido que adaptarse a esta situación y buscan un discurso que ponga al trabajador, el mismo que sufre los abusos del régimen hace mas de “30 años” del mismo lado que los empresarios que los provocan, para ellos se trata de mostrarse empáticos con los trastornos que pueda tener el día a día de un trabajador. Se trata de hacer creer al trabajador que tanto empresa como obreros están en la en la misma vereda y juntos pueden hacer frente a los problemas de la “crisis social” que vive el país.
Para el presidente de la consultora en sustentabilidad, Gestión Social, Juan Pedro Pinochet, lo que está ocurriendo no solo es una oportunidad para las empresas, y que estas deberían: “Revisar la relación y condiciones con sus trabajadores, proveedores, contratistas y otros grupos de interés es la clave. ¿Cuál es el ratio entre el sueldo más alto y la mediana de mis trabajadores?, ¿Cuáles son las condiciones laborales de mis contratistas?, ¿Cuándo le pago efectivamente a mis proveedores?, ¿Soy un aporte para la economía local?”.
Sin embargo nada tiene que decir sobre las demandas que se enarbolan desde millones en las calles donde son esos mismos trabajadores a los que se les trata de “vender “ este discurso de la “empresa empática” los que alzan su voz contra sus propios empleadores, contra todos los empleadores y contra el régimen de los empleadores, los capitalistas.
Los "paladines" de la gestión de recursos humanos plantean que lo que se necesita ahora, en estos momentos, son líderes y no jefes. Líderes que puedan empatizar con sus subalternos y conducirlos. Para Pamela Atala, directora de Grupo DNA: “Se torna vital en momentos como éstos, en los que la vida profesional y personal se ven fuertemente afectadas. Es aquí donde el rol más relevante no es el del jefe, si no el de un líder empático, que logre conectar con sus colaboradores y desarrollar una confianza más allá de lo profesional. El líder debe ser capaz de entregar contención emocional, contar con habilidades blandas y empatía que permitan motivar a los equipos".
Pero no ven el impacto que tiene las largas y extenuantes jornadas de trabajo, la segregación y malestar que provocan los bajos sueldos, la frustración que sufren día a día los trabajadores al no poder cumplir metas como estudiar o que sus hijos los hagan, el drama a enfermarse y tener que ir a la precarizada salud pública y menos aún el miedo que existe entre los trabajadores de llegar a la edad de jubilar y caer en la pobreza que hoy vemos gracia a las AFP´s.
Los “expertos “ en hacer creer a los trabajadores que empresas y trabajadores tiene los mismos objetivos e intereses podrán probar uno y otro discurso, podrán hacer tal o cual promesa como la Andronico Luksic y los 500 mil pesos como mínima para los trabajadores de su grupo empresarial. Pero lo que está en cuestión y el motivo de todas las protestas es contra todo un régimen de abusos, contra las precariedades de la vida de toda la clase trabajadora y el pueblo y contra ellos mismos, contra los Luksic, contra los Angelini, Matte o Piñera. Pueden seguir intentando pasarnos “gato por liebre” pero como se canta en las calles “Chile despertó” y por más que aún las huelgas generales nos han sido efectiva gracias a las direcciones oficiales, los trabajadores salen del trabajo y se van a protestar, hacen caceroleo con sus vecinos en la población, se organizan para aguantar la represión de gases y carros lanza agua en Plaza Italia, cantan y saltan contra la precariedad y contra el sistema que los tiene dejando la vida en el trabajo.
El fenómeno que vivimos es profundo y visceral ni sus discursos contenedores ni sus líderes “empáticos” podrán hacer que volvamos a cerrar los ojos.

D. Lobos
Trabajador Transporte