El kirchnerismo hizo bandera del “crecimiento con inclusión” y de la supuesta defensa del empleo. Sin embargo, lo que hemos visto en 2014, es que cuando hay que ajustar, lo hacen sobre la clase trabajadora. Veámoslo.
Esteban Mercatante @EMercatante
Martes 23 de diciembre de 2014

Fotografía:DYN
Paritarias con techo bien bajo
Según las mediciones de precios de organismos oficiales no alineadas con el Indec, es decir la de la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia de San Luis, el año estaría terminando con un alza de precios cercana al 40% (el IPC-BA cerró noviembre con una suba acumulada hasta noviembre de 2014 de 36,1% y una suba interanual de 39,1%). Gracias a la recesión que golpea la economía, el año podría terminar con una suba de precios de “sólo” el 37%.
Comparadas con este trasfondo, las paritarias cerraron en promedio con duras pérdidas para los ingresos promedio de los asalariados. El promedio de aumento general de los convenios fue de 29,7%. Es decir, que salvo que le creamos al Indec y su IPC-NU, que según pronostica el gobierno terminará el año con un aumento de 24%, el promedio de lo negociado en paritarias perdió contra los aumentos de precios. Lo que empeora aún más el panorama, es que lo que los trabajadores recibieron en términos efectivos está aún por debajo de ese aumento promedio: considerando que la percepción de los aumentos fue en etapas, y que incluyó el pago de sumas extraordinarias, el promedio de los incrementos salariales negociados alcanza en realidad el 25,7 por ciento. Es decir, un aumento casi nulo en términos reales de poder adquisitivo aún si le creemos al Indec. Y una pérdida por paliza si lo comparamos con las mediciones de inflación alternativas.
El empleo en deterioro
El año 2014 marcó el segundo momento durante los gobiernos kirchneristas en el que se dio una caída del empleo. La vez anterior fue en 2008/09 cuando la economía cayó fuerte por los coletazos que trajo el crack de Wall Street. En este caso la medición oficial registra un aumento menor respecto del deterioro que se produjo entonces. La tasa pasó de 7,8 en el tercer trimestre de 2008 a 9,1 en el tercero de 2009, mientras que este año aumentó de 6,8 (3er trimestre de 2013) a 7,5. Sin embargo, a diferencia de entonces, cuando podía señalarse hacia afuera en busca de explicaciones, la actual caída nos remite al ajuste que el gobierno está imprimiendo en la economía para administrar la falta de dólares. Falta que es resultado del saqueo de la deuda, la fuga de dólares, la desarticulación de la industria y el vaciamiento del sector energético que se profundizaron durante la década “ganada”.
Lo que es más, en la cantidad de empleos también se observan los retoques estadísticos a los que es afecto en el elenco gubernamental. El nivel de empleo, que pasó de representar el 43,1% de la población en el segundo trimestre de 2013 al 41,3% en el tercero de este año. Esto arroja una pérdida de 485 mil puestos de trabajo desde junio de 2013 (dato que surge de extender al conjunto del país el porcentaje de caída en el nivel de empleo que arroja el Indec para las zonas relevadas por la Encuesta Permanente de Hogares -EPH-, en las que contabiliza una reducción de 300 mil empleos). Sin embargo, con el pequeño truco de actualizar la base de población con la que se calcula los valores absolutos, agrandándola con los datos de población de 2010, la cantidad de empleados que estima el Indec es prácticamente la misma que hace un año atrás, a pesar de la reducción en el nivel de empleo. Si hay miseria, que no se note, parece ser el lema.
Un 2015 que promete más de lo mismo
Después del “éxitoso” fracaso del equipo económico en el canje de Boden 15 y la nueva emisión de Bonar 24, la expectativa de aliviar parcialmente la escasez de dólares en 2015 se vio momentáneamente defraudada. Nada es definitivo, y las voces del mercado sugieren que podrá haber emisiones exitosas si el gobierno está dispuesto a endulzar aún más el negocio (ofreciendo un interés de 10,2% en vez de 9,7%, en un mundo de tasas cero).
Por lo pronto, el traspié augura que comenzará con turbulencias la negociación con los buitres, que el equipo del Ministro Axel Kicillof apostaba a hacer desde una posición de fuerza que la escasez de dólares le impide mostrar.
Las reservas en dólares del Banco Central (BCRA), centrales para poder aguantar las corridas contra el peso, vienen recomponiéndose en los últimos meses sólo gracias a la ayuda de China, variadas bicicletas financieras y seguros de cambio, un tipo de cambio oficial inmóvil (que se deteriora en términos reales por la inflación, ya que el dólar va perdiendo poder de compra en pesos) y “administración” (léase cepo) a las importaciones. Ante la ahora forzada demora en salir a emitir deuda en dólares –que como sabemos es pan para hoy y hambre para mañana, y lo pagan los trabajadores, pero eso poco preocupa a un kirchnerismo que enterró la bandera del desendeudamiento– será este mismo cóctel al que recurrirá el gobierno para administrar una situación frágil en el balance de pagos en 2015. Es que sólo para pagar la deuda serán necesarios más de 13 mil millones de dólares, es decir el equivalente a casi el 45% de las reservas totales del BCRA, y más de la mitad de las reservas efectivamente disponibles. Con los dólares disponibles, lo que ingrese de una cosecha de soja “devaluada” por la caída internacional de los precios, más alguna emisión de deuda cara, podrán llegar con lo justo a diciembre de 2015, cuidando hasta el último dólar.
Este combo preanuncia más caída en la producción, en el consumo, y en el empleo para 2015. El año cierra con caída en la producción industrial (para las Pymes del sector en noviembre esta se redujo 6,6%) y con anuncios de nuevos despidos, como en la química TFL. Pero también cierra con el reingreso a la fábrica de los indomables de Lear, en una lucha que fue calificada por los CEO de las principales empresas del país como el conflicto del año, y que seguramente hará pensar dos veces a las patronales antes de embarcarse en nuevos ataques, aunque la agenda es seguir imponiendo que el ajuste caiga sobre los trabajadores. La disposición al combate y el triunfo de estos trabajadores contra la acción concertada del las patronales de Lear y Ford, el SMATA y los funcionarios kirchnerista, muestra el camino a recorrer para torcerle el brazo a los ataques que se vienen.