¿De qué hablamos cuando hablamos de las empresas de servicio de limpieza que el Estado terceriza? Sabemos que son el ejemplo concreto de explotación, opresión y precarización laboral. A continuación, algunas líneas para nombrar lo que los medios ocultan.
Martes 11 de agosto de 2020 21:44
La Izquierda Diario viene cumpliendo la función de tomar las denuncias de cientos de trabajadores que hoy más que nunca ven que sus conquistas y derechos están siendo vulnerados. Seguimos poniendo a disposición esta herramienta tan importante y a diferencia de los grandes medios que ocultan todo lo que le pasa a los trabajadores, intentamos ser un lugar donde se escuche su voz.
Esta es la continuidad de otras cientos de notas que publicamos haciendo mención o denunciando el proceder de las empresas llamadas "de servicio" que funcionan asistiendo a hospitales, escuelas, bancos y organismos del Estado. Estas empresas hacen tratos o convenios de trabajo (contratos) que en la mayoría de los casos no se traducen en mejoras salariales ni mejores condiciones laborales para los y las trabajadoras, como por ejemplo el reparto de insumos de protección, o simplemente renovación de uniformes de trabajo para miles de hombres y mujeres que vemos todos los días ocupándose del mantenimiento y la limpieza de los diferentes establecimientos.
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Teresa, operaria de una empresa de servicio de limpieza de la ciudad de Córdoba, nos cuenta:
“Somos más de 800 operarios, siempre nos pagaban el cuarto día hábil de cada mes, hoy estamos a 10 y aún no nos han depositado, no sabemos nada y el sindicato mira para otro lado. Los que se animan a llamar a la empresa les dicen que hay que esperar que durante la semana les avisan. Otra cosa son los recibos que cuando te los dan, figuras como operaria u operario de establecimiento escolar u hospital, y ya hace tiempo que trabajás en algún organismo del Estado donde tu categoría es diferente y el salario supuestamente es mayor”.
Si bien en éstas empresas trabajan hombres y mujeres, la mayoría de las denuncias son realizadas por éstas últimas que, en muchos casos por su condición, son las que reciben un duro golpe por la reducción y el mal pago de sus salarios, ya que la mayoría son sostén de familia, y por lo general necesitan de dos o más trabajos para poder solventar los gastos que significan la escolaridad, transporte, alimentación, salud, vestimenta de sus hijos.
Cada reclamo se traduce en amenazas, aprietes y malos tratos de parte de supervisores o de los “dueños” de las mismas empresas, lo que lleva a que los operarios temerosos por ser suspendidos o despedidos bajen la cabeza y sigan siendo víctimas de un sistema absolutamente perverso que se beneficia con la necesidad de la gente.
Las empresas que el Estado terceriza, para desligarse de responsabilidades hacia las y los trabajadores, están repletas de irregularidades como descuentos injustificados, la no entrega de recibos o recibos prácticamente inentendibles que ni siquiera el mismo sindicato puede explicar. Como decíamos antes, con el reclamo aparecen las amenazas que tienen un efecto “silenciador” en miles y miles de trabajadores que terminan soportando el mal trato ante la incertidumbre económica producida por efecto de la pandemia del COVID-19.
Pero también están las que se animan a denunciar.
Ciento de mujeres que entendieron que solo hay una manera de salir de la precarización y de la estafa que significan estas empresas amigas del poder político que se benefician de los favores del Estado, y que vulneran los derechos de los trabajadores exponiéndolos a situaciones de hambre y miseria en medio de una pandemia.
La palabra de las y los trabajadores no hace más que describir el grado de precarización que sufren y con lo cual tenemos que terminar. Ellos se ponen a la cabeza de los reclamos para terminar con la opresión, la explotación y la falta de respuesta del Gobierno y los sindicatos que lejos están de la clase trabajadora, y muy cerca de los empresarios inescrupulosos a los que les importa “nada” que los trabajadores mejoren sus condiciones laborales.
Por eso, distintos sectores de trabajadores y trabajadoras se vienen organizando en plenarios nacionales por sectores, para ver cómo le ponen un freno a las patronales que avanzan sobre nuestros derechos. El pasado 7 de agosto, más de 1400 docentes de todo el país discutieron una salida a la crisis y contaron sus diversas experiencias. El próximo sábado 15 también tenemos que ser cientos en el Plenario de Trabajadores y Trabajadoras Informales, para debatir lo que sucede en nuestro sector y cómo nos organizamos para enfrentar los ataques que recibimos todos los meses. Porque nuestras vidas y las de nuestras familias importan.