Los obreros del sindicato del neumático (Sutna) dieron una dura lucha para conquistar salarios que les permitan ganarle a la inflación, sus enemigos fueron no solo las patronales, sino también el Gobierno y la oposición de derecha porque mostró el poder de fuego que tiene la clase trabajadora. Para conocer en profundidad qué lecciones deja esta lucha, entrevistamos a Lucho Aguilar, editor de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario de Argentina y dirigente del Partido de Trabajadores Socialistas, en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad (FIT-U).
Viernes 7 de octubre de 2022 02:34
Los trabajadores terminaron torciéndole el brazo a las patronales, y suscitaron una gran simpatía en la población trabajadora que veía cómo esos trabajadores luchaban duramente por mejorar sus condiciones de vida y las de sus familias, pusieron en cuestión las condiciones a la que se ve sometida la clase trabajadora y una importante lección: no hay por qué resignarse y con métodos propios de trabajadoras y trabajadores, se puede ganar.
Acaba de terminar el conflicto del neumático, contanos por qué comenzó y por qué tomó tanta trascendencia
Hay distintas formas de entender por qué terminó teniendo tanta trascendencia, no solo sindical sino sobre todo en lo político.
Primero hay que decir que hacía tiempo no veíamos en Argentina un conflicto de la clase trabajadora industrial de esta magnitud, con estos métodos y con ese resultado. Podemos remitir a la huelga aceitera de 2015, que duró 25 días y paralizó los puertos sojeros. Pero hace tiempo que no veíamos un conflicto industrial que dure 5 meses, donde los trabajadores retomaron los métodos clásicos de la lucha de clases con paros, bloqueos y marchas, hasta paralizar prácticamente el complejo automotriz, y dirigido por sectores combativos y de izquierda.
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Por otro lado, el impacto está dado porque puso en debate dos grandes temas. El salario y las condiciones de trabajo. En Argentina la clase trabajadora ha perdido en los últimos 6 años, o sea con el gobierno derechista de Mauricio Macri ("Cambiemos") y el peronista de Alberto Fernández y Cristina Kirchner ("Frente de Todos"), entre un 20 y 30% del poder adquisitivo.
La inflación golpea cada vez más al pueblo trabajador. Los obreros del neumático son parte del sector de trabajadores registrados de las grandes empresas, que estaba un poco mejor y no venía protagonizando reclamos. Sin embargo, la huelga puso sobre el tapete el problema del salario real y también lo que podemos llamar el “salario relativo”, o sea cuánto ganan quienes les posibilitan ganar millones a multinacionales que acumulan fortunas. Para graficarlo: un “armador” (categoría calificada), cobra 2 o 3 dólares la hora y las cubiertas cuestan 200 dólares.
El otro punto que pusieron en debate fue el de las condiciones laborales. El conflicto comenzó con el pedido del pago de las horas de los fines de semana al 200%, o sea que en vez de 2 dólares la hora (así está en el convenio original), el sábado y domingo se pague a 6. Se trata de un reclamo sentido para quienes trabajan 6 o 7 días seguidos y solo pasan un fin de semana cada 40 días con sus familias. La escandalosa decisión de las empresas y el Gobierno de defender esa conquista neoliberal, impidió que ese punto del convenio sea modificado esta vez. Pero la lucha mostró ante todo el país cómo se trabaja en el neumático y la justicia de ese reclamo.
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Por último, en las últimas semanas la lucha se metió en la “agenda nacional”. Después de 30 audiencias las empresas quisieron cerrar unilateralmente la paritaria 2021/2022 e hicieron una oferta ridícula para la de 2022/2023. El Ministerio de Trabajo avaló esa provocación. La respuesta de los trabajadores fue un acampe y un paro general por tiempo indeterminado.
Ese paro por tiempo indeterminado junto a los bloqueos fueron factores muy importantes en este triunfo, que llevaron a definir el conflicto. Así comenzó la cuenta regresiva para las terminales automotrices que se nutren de las cubiertas y se convirtió en una crisis que obligó a la intervención del ministro de Economía Sergio Massa, un hombre que ganó poder en el Gobierno y muy ligado a las empresas y a los intereses de EEUU; de los gerentes de Ford, Toyota, VW, Peugeot y las grandes multinacionales automotrices; las cúpulas de las centrales sindicales y los gremios industriales. Hasta los grandes medios transmitieron casi en cadena nacional algunos momentos del conflicto.
Creo que esto permite entender la dimensión que cobró.
Decías que generó una crisis en el complejo automotriz. ¿Qué importancia tiene la industria del neumático en Argentina?
Aunque estamos hablando de una economía dependiente y bastante primarizada como la de Argentina (el agro supera el 60% de las exportaciones), el complejo automotriz se ha convertido en el sector industrial con mayor peso en el capitalismo argentino y un engranaje del mercado global de las grandes marcas. Pero además tracciona otros sectores productivos. Su funcionamiento, o paralización, impacta en el transporte, la agroindustria o la logística.
En nuestro país el complejo incluye 13 grandes terminales y más de 400 autopartistas. Y Fate, Bridgestone y Pirelli proveen el 90% de los modelos que se fabrican en el país, entre ellos los de mayor volumen de producción, ventas internas y exportaciones. Además está organizado como un entramado regional donde las grandes empresas deslocalizan la producción según sus conveniencias, con un sistema “just in time” que le permite adaptarse a los vaivenes del mercado.
Esa industria del neumático está concentrada en tres grandes fábricas, todas en el Gran Buenos Aires. Pirelli en la zona oeste (Merlo), Bridgestone en el sudoeste (Lomas de Zamora) y Fate en el norte (San Fernando). O sea que la fuerza obrera se concentra en grandes plantas de cerca de 1500 trabajadores cada una. No se trata de un gremio muy grande, pero es un eslabón clave de una industria estratégica para el capitalismo regional. De hecho a las dos semanas de ese gran evento, Ford tuvo que parar turnos enteros porque no tenía ruedas para sus camionetas de exportación.
Como dijimos desde que comenzó el conflicto, los obreros del neumático podían poner en juego sus posiciones estratégicas , o sea aquellas que permiten “a algunos obreros detener la producción de muchos otros, ya sea dentro de una compañía o en toda la economía”. Eso lo había planteado un historiador de la clase obrera, John Womack. Uno puede pensar en el sector eléctrico, los puertos, transportes. El tema es para qué usar esas fuerzas. Podemos ver en muchos lugares que la burocracia sindical la usa para sus propias prebendas, o en el caso de los países imperialistas para sostener una “aristocracia obrera”. En países como el nuestro las patronales lo usan para que esos trabajadores sientan que están mejor que el resto y dividirlos, hacerlos más corporativos.
¿Y cómo fue el resultado?
Creemos que hay un resultado, si se puede decir, más estrictamente económico. Los trabajadores lograron quebrar la intención de las empresas de terminar con la recuperación del salario y aumentar la explotación. Consiguieron un aumento para la paritaria que terminaba, por encima de la inflación, y un bono de 100 mil pesos (400 dólares). Para la que comienza consiguieron un acuerdo que les permite que, sea cuál sea la inflación, terminarán 10 puntos arriba. Esto significa, en medio de la preocupación de todo el pueblo trabajador por la inflación, en medio del ajuste que pidió el FMI, que lograron defender el bolsillo de los trabajadores.
Pero lo más interesante es el resultado más “político”, o sea cómo impactó en la situación del país y de la clase trabajadora.
Tengamos en cuenta que Argentina vive una crisis social, económica, y el Gobierno viene llevando adelante un ajuste, mientras la oposición de derecha pide más. Las cúpulas sindicales tratan de mantener la pasividad de la clase trabajadora, que el malestar no se transforme en lucha. Y este conflicto rompió un poco con ese clima de resignación. Durante 150 días vimos un duro conflicto que comenzó enfrentando a Fate, Pirelli y Bridgestone, pero terminó haciéndole frente a una alianza que incluía a las empresas, pero también al Gobierno, la oposición de derecha y las cúpulas de la burocracia sindical. El tamaño de los enemigos es una medida para entender el enorme significado del conflicto.
Además pusieron nuevamente en escena los históricos métodos de la clase trabajadora. El paro espontáneo y los paros generales, los piquetes en los portones de las fábricas para frenar a los carneros, las movilizaciones con cortes de accesos o vías, las asambleas. Con todo eso le mostraron a millones la capacidad de lucha de la clase trabajadora. La huelga del neumático mostró la potencialidad obrera.
Nuestros compañeros de la Lista Granate del Neumático fueron parte de esa "primera línea" que estuvo peleando. Durante estos 5 meses aportaron, además, ideas y propuestas para ganar. Porque, como en todo conflicto, la unidad tiene que ir acompañada con debates. Entre ellas la importancia de convocar más asambleas por fábrica (o generales) para alentar la participación de los compañeros, de hacer acciones visibles desde el principio del conflicto, de impulsar la unidad de ocupados y desocupados, de endurecer las medidas de lucha desde el inicio.
Todo esto generó mucha simpatía en la base de otros gremios, en otros sectores que están reclamando. O sea, le da ánimo a una clase trabajadora que viene golpeada aunque no ha sido derrotada, de hecho este conflicto fue una muestra de que para imponer sus planes más de fondo la burguesía necesita imponer condiciones más feroces de explotación. Para millones, que un conflicto tildado de “salvaje”, y la verdad es que terminó siendo muy duro, queda la visión de que luchar sirve.
¿Y en el activismo obrero, que se discute, qué deja?
Fue una enorme experiencia para esos miles de trabajadores. Porque durante el conflicto rompieron la división histórica entre las tres fábricas que siempre buscaron las empresas y la burocracia. La unidad fue una gran conquista que explica la resistencia de 5 meses. Además ganaron conciencia de que son capaces de paralizar la producción de sus plantas pero también de todo un sector económico. El poder de fuego de la clase trabajadora, de sus métodos de lucha, quedó marcada en esos miles de compañeros.
Además hay muchas conclusiones políticas. Por ejemplo que frente a la alianza antiobrera ellos necesitaban forjar una alianza solidaria. Y así fue como en distintos momentos, y sobre todo en las últimas semanas, recibieron el apoyo de organizaciones sociales, del sindicalismo combativo, estudiantes y la izquierda.
Como nos decía uno de ellos al finalizar la última audiencia en el ministerio de Trabajo,“ahora tenemos más claro quiénes son nuestros amigos y quiénes nuestros enemigos, y también del poder que tenemos los trabajadores”. Muchos trabajadores que habían votado al Frente de Todos, que tenían expectativas en el Gobierno, vieron como este jugó a favor de las empresas. Creo que fue un avance en la conciencia de clase que permite el surgimiento de nuevos militantes obreros, un avance que el sindicalismo combativo y la izquierda se tienen que proponer ayudar a desarrollar y extender a otros gremios.
¿Qué significa para la clase trabajadora y en particular el sindicalismo de izquierda?
Como te decía antes, el conflicto confirmó la sensación de que ese malestar por el salario, la inflación, ese multiempleo para llegar a fin de mes, se empieza a hacer notar. Y como no hay muchos canales para expresarlo, canalizarlo ni contenerlo, porque el ajuste el Gobierno lo quiere hacer, entonces aparecen nuevos reclamos que tienen características muy interesantes. Massa vino a “poner orden” y pagarle al FMI y desde que asumió ya vimos varias luchas docentes provinciales. Huelgas masivas, en gremios estatales, con mucho peso en el interior del país, con un cuestionamiento importante a sus conducciones, obligadas a ponerse al frente o correrse.
Sin dudas en Argentina empezamos a ver un aumento de las luchas y lo del SUTNA además le da ánimo a quienes quieren levantar cabeza.
Esto es un punto de apoyo muy importante para el sindicalismo combativo y de izquierda. En estos meses vimos que las organizaciones de desocupados y precarios venían movilizándose, pero la escena “gremial” estaba en manos de las conducciones burocráticas. La lucha del neumático, en cambio, está muy ligada a los sectores combativos. El sindicato fue recuperado en 2016 por un frente de unidad con participación de la izquierda. Hoy está en manos de la Lista Negra donde hay compañeros del Partido Obrero, que son parte del Frente de Izquierda Unidad. También entre las agrupaciones que tienen activismo en las fábricas hay compañeros de otras corrientes de izquierda y en nuestro caso, el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS), una agrupación con tradición que es la Lista Granate.
Así que el resultado del SUTNA muestra que mientras las cúpulas sindicales peronistas son cómplices del gobierno, dividen a los trabajadores y trabajadoras, y encima permiten que sigamos perdiendo salario y condiciones de trabajo, con el sindicalismo de izquierda y los métodos de lucha se puede ganar. Esa noticia ya empezó a correr y hay que difundirla en todos lados.
La del neumático se inscribe entre las luchas más importantes de los últimos años. Por eso, y por sus resultados, será un aliento a quienes se empiezan a plantar contra el intento de que el pueblo trabajador pague la crisis.
Para el PTS en el Frente de Izquierda y nuestras agrupaciones clasistas y juveniles, es un orgullo haber sido parte de esa pelea. Es un punto de apoyo para quienes peleamos, cada día, para que la clase trabajadora retome sus mejores tradiciones y sus sectores más combativos abracen la lucha por una salida obrera y socialista a la crisis.