El Gobierno francés anuncia una recuperación de la actividad económica, pero la inseguridad alimentaria afecta a miles de estudiantes y las colas ante los bancos de alimentos no cesan.
Sábado 2 de octubre de 2021 12:15
La pobreza entre los estudiantes, puesta de manifiesto por la pandemia, no disminuye. Si bien la crisis sanitaria ha empeorado la situación de muchos estudiantes, la pobreza entre los jóvenes no surgió hace sólo dos años.
Las reformas de austeridad de los sucesivos gobiernos han recaído en gran medida sobre los jóvenes. Para sobrevivir, miles de estudiantes se ven obligados a esperar durante horas en la calle por la ayuda alimentaria, como se vio nuevamente estos días en las calles de París.
Ce soir à Paris, le retour des longues files d’attente pour les distributions alimentaires en cette rentrée universitaire.
Une situation toujours aussi critique pour de nombreux étudiants depuis la crise du Covid.
Reportage complet très vite sur @brutofficiel. pic.twitter.com/au5AhUSUTP
— Remy Buisine (@RemyBuisine) September 30, 2021
Dominique Laureau, portavoz de la asociación Linkee, que organiza la distribución de alimentos a los estudiantes, declaró al sitio 20 Minutos "Tenemos 20 puntos de distribución en toda la región de Île-de-France y ofrecemos entre 150.000 y 200.000 raciones de comida a los estudiantes cada mes. Pero esto no es suficiente, porque desde el inicio del curso escolar tenemos más solicitudes que en junio. Por ello, pronto abriremos nuevos centros de distribución".
Aunque la ministra de Educación Superior, Frédérique Vidal, prometió una vuelta a la normalidad tras un año especialmente difícil, muchos estudiantes siguen en situaciones de gran pobreza. Entre los que han perdido su empleo de la noche a la mañana o trabajan en empleos cada vez más precarios, la realidad de los jóvenes no ha mejorado. El aislamiento y las dificultades económicas causadas por la crisis sanitaria han dejado su huella.
En declaraciones al sitio FranceInfo, Sinä, un estudiante de 21 años con una beca, relataba mientras esperaba el reparto de alimentos en París que "Nunca me saltaba el desayuno. Hay veces que me levanto a las 8 de la mañana y no tengo hambre hasta la 1 de la tarde, porque me he acostumbrado a ello". Una situación intolerable que empuja a muchos jóvenes a trabajar paralelamente a sus estudios, en empleos cada vez más precarios, obligándoles en algunos casos a estudiar menos o a acumular un enorme cansancio.
Mientras la situación de precariedad persiste y se refuerza, se han eliminado las medidas -ya muy por debajo de las necesidades- que el gobierno francés había puesto en marcha, como la comida Crous de 1 euro, que ha sido retirada.
Lo que nos recuerdan estas líneas esperando una ración de comida es que para vivir decentemente, comer y pagar el alquiler, las becas son insuficientes y sólo una pequeña proporción de estudiantes tiene acceso a ellas. Para remediar la situación, sólo la introducción de una renta estudiantil al nivel del salario mínimo permitiría a los estudiantes precarios salir a flote y estudiar en condiciones decentes. En un momento en que la pobreza aumenta entre los jóvenes, las grandes fortunas crecen: Anasse Kazib, candidato a la presidencia por Révolution Permanente, defiende que esta renta estudiantil se financie con un impuesto muy progresivo sobre estas grandes fortunas.
Révolution Permanente
Francia