Desde Pan y Rosas Perú, queremos impulsar un movimiento de lucha de las mujeres, independiente del Estado y de los partidos políticos del régimen. Por eso este 25 de noviembre nos movilizamos para exigir ¡NI UNA MENOS!
Miércoles 1ro de noviembre de 2017
La violación a una empadronadora censal, el pasado 22 de octubre, ha vuelto a poner sobre el tapete la violencia que sufren miles de mujeres en el Perú. Sin embargo, este no es un hecho aislado, sino más bien hace parte de una cruda realidad que nos golpea todos los días. En el interior del país, según el programa dominical Cuarto Poder, en lo que va de este año se registraron más de 65,000 casos de violencia contra las mujeres, que van desde violaciones, intentos de violaciones y agresiones físicas. Según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) solo de enero a septiembre se han reportado 6,118 casos de violencia sexual, es decir un promedio de 510 casos al mes y 17 cada día. La mayoría de las víctimas menores a 17 años. Las regiones con los mayores índices de violencia contra las mujeres son: Lima, Junín, Arequipa, La Libertad, Cusco y Huánuco.
Entre enero y agosto de este año, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) registró 54.683 casos de violencia en sus 50 centros de emergencia mujer que funcionan en Lima y Callao. Según la Fundación Thomson Reuters, en los últimos 8 años, se registraron en la capital de Perú 309 feminicidios y 346 tentativas de feminicidios. Estos datos han llevado a que Lima sea considerada hoy como la quinta ciudad del mundo más peligrosa para las mujeres.
Mientras tanto, el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, nada ha hecho por dar solución a esta terrible problemática, por esa razón y como lo grafica con mucha claridad la adjunta para los Derechos de la Mujer de la Defensoría del Pueblo, Eliana Revollar: “El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) es la cartera a la que menos presupuesto se le asignó para el 2017 (apenas 433 millones de soles)”.
Esto contrasta diametralmente con la denominación de “gobierno democrático” que le endilgaron a la gestión de Pedro Pablo Kuczynski, sectores de la “izquierda” reformista como Nuevo Perú para justificar su apoyo abierto en la segunda vuelta presidencial del 2016, así como su “apoyo crítico” en lo que va de su mandato.
Pero la violencia contra las mujeres no solo se expresa en las cifras ya señaladas, sino también tiene un carácter económico y se refleja en los empleos precarios que padecen millones de mujeres en el Perú, así como en el desempleo y subempleo que nos lleva a depender de los hombres o a vivir en condiciones de pobreza y extrema pobreza. Por esa razón, para nosotras desde Pan y Rosas; entendemos que la violencia patriarcal y de género está atada a la violencia estructural que genera el sistema capitalista y que padecen también nuestros compañeros trabajadores.
Las mujeres de Pan y Rosas estamos en la primera fila de las luchas por las libertades y los derechos democráticos, como también enfrentamos los prejuicios sexistas de la clase trabajadora, fomentados por las clases dominantes a través de las instituciones de su régimen de dominio y sus agentes en las filas de la clase trabajadora, como la burocracia sindical. Sostenemos que mientras luchamos por un sistema donde no existan la explotación ni la opresión, es nuestro deber irrenunciable impulsar las luchas de las mujeres por las mejores condiciones de vida posibles aún en este mismo sistema y por los derechos democráticos más elementales.
En ese sentido, consideramos que en el Perú se debe implementar un plan nacional de emergencia contra la violencia hacia las mujeres que considere los siguientes puntos:
• Refugios transitorios y plan de viviendas para las víctimas.
• Acceso a créditos para la vivienda con tasa cero.
• Acceso de manera gratuita e inmediata al asesoramiento y la intervención de equipos interdisciplinarios especializados en la prevención, atención y asistencia a las mujeres víctimas de violencia, compuestos por personal designado por las universidades públicas nacionales.
• Creación de un régimen de licencias laborales para las víctimas que tienen empleo, manteniendo el salario.
• Guarderías en todos los centros de trabajo y en los barrios, atendidos por profesionales especialistas.
• Educación sexual y anticonceptivos.
• Aborto legal, seguro y gratuito.
Todas estas medidas son posibles y deberán ser financiadas a través de los impuestos a las grandes fortunas y a las ganancias de los capitalistas, quienes, amparados en el régimen heredado por Fujimori, no solo evaden su responsabilidad tributaria (contratos de estabilidad jurídica), sino que también no cotizan al estado lo correspondiente a su alta tasa de rentabilidad.
Decimos que si tocan a una nos organizamos miles, para eso impulsamos la creación de comisiones de mujeres en todos los lugares de trabajo, de estudio y en los barrios. Queremos poner en pie movimientos de lucha de las mujeres, independiente del Estado y los partidos políticos del régimen. Por eso este 25 de noviembre nos movilizamos para exigir ¡NI UNA MENOS!