Rusia firmó con Venezuela un acuerdo de reestructuración de deuda cuyos términos son confidenciales. El gobierno de Maduro deberá pagar “cantidades mínimas hasta 2026” pero sin especificar los términos impuestos ni las negociaciones concretas.
La Izquierda Diario Venezuela @LaIzqDiario_VE
Jueves 16 de noviembre de 2017

El vicepresidente del Área Económica, Wilmar Castro Soteldo, declaraba desde Moscú "hemos firmado un acuerdo de carácter estratégico para el Gobierno y el pueblo venezolanos. Un acuerdo de gran importancia política y financiera (...) que nos permite una flexibilización en los pagos de la deuda", enfatizando que las condiciones de la refinanciación son confidenciales. A su vez se refirió a "condiciones de pago muy ventajosas hasta el año 2026", que seguirán siendo "muy buenas" en adelante, es decir, hasta 2030. Los intereses rusos en el petróleo venezolano y en activos ponen en tela de juicio lo que se habría negociado para que Moscú accediera a esas “condiciones de pago”.
De acuerdo a un comunicado del Ministerio de Finanzas ruso "el monto de la deuda consolidada de Venezuela es de 3.150 millones de dólares, y el nuevo gráfico prevé pagos durante diez años, siendo el volumen de estos en los primeros seis años mínimo", de esto se desprende que el gobierno de Maduro estará exento de pagar la deuda hasta al menos 2020. De esta manera Maduro podrá tener libre, al menos en lo inmediato, montantes para cumplir con otros pagos de deuda a corto plazo. Este acuerdo no incluye la deuda que PDVSA con la petrolera rusa Rosneft.
El acuerdo firmado este miércoles en Moscú ha sido interpretado como un firme respaldo de Vladímir Putin a Maduro. Al menos esto es lo que intentó mostrar Castro Soteldo al declarar que este acuerdo "pone de manifiesto el fortalecimiento de las relaciones entre Rusia y Venezuela (...) y recoge los frutos de la batalla que el comandante (Hugo) Chávez (expresidente venezolano fallecido en 2013) planteó en la conformación del mundo multipolar y que el presidente Putin siempre apoyó". Aunque es más que claro que no sólo está por detrás “el apoyo” de Putin, sino el negocio y las condiciones que habrá conseguido establecer el gobierno ruso. Moscú, y sobre todo su gigante petrolero estatal Rosneft, nunca han ocultado su interés en los yacimientos del petróleo además de otros grandes activos ligados al petróleo.
Sotelo admitió que "el negocio petrolero está incluido en el acuerdo, al igual que otras áreas productivas, como la automotriz, la minería y la agricultura". Rosneft está en conversaciones con PDVSA sobre el intercambio de la participación de Citgo, la filial estadounidense de PDVSA, con otros activos, como los derechos de campos petrolíferos en territorio venezolano e incluso de refinerías. Esto despertó preocupación en los EE UU sobre la posibilidad de que la empresa rusa tenga tal participación en territorio norteamericano.
Moscú ha proporcionado miles de millones de dólares a Venezuela en los últimos años a través de compras de deuda soberana y anticipos en efectivo a PDVSA a través de Rosneft, controlada por el Kremlin. Hace tan sólo tres meses, la petrolera rusa transfirió al gobierno de Maduro, vía acuerdos con PDVSA, 6.000 millones de dólares en concepto de adelanto por suministros de petróleo de aquí hasta 2019 –que no han sido incluidos en el acuerdo recién firmado–, y una participación del 49,9 por ciento en Citgo. A finales de 2011 Rusia concedió a Venezuela un crédito por valor de 4.000 millones de dólares para la compra de armamento, que Caracas devolvió sin dilaciones hasta marzo de 2016, cuando empezaron los retrasos. Pero ha trascendido que en la actualidad Moscú no planea proporcionar al país más apoyo financiero luego de la reestructuración.
La ayuda rusa, de todos modos, no hará salir a Venezuela del aprieto en que está sometida. Este lunes una comisión presidencial y tenedores de bonos de la deuda celebraron en Caracas el primer encuentro para la renegociación y reestructuración de la deuda que busca Maduro pero sin ningún resultado concreto. Durante dicha reunión, según trascendió, el Gobierno no presentó ninguna propuesta concreta para el cambio de condiciones de pago que busca, limitándose a hablar de las sanciones de Estados Unidos que es donde concentra el nudo de los problemas para financiarse.
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Aunque algunos analistas consideran el acuerdo con Moscú como un respiro para Maduro, teniendo en cuenta que la agencia de calificación de riesgos Standard & Poors (S&P) ha declarado la deuda soberana de Venezuela en estado parcial de "default". Para bajar temores sobre la situación de impago, PDVSA aseguró este mismo miércoles haber "realizado con éxito" los dos pagos en concepto de capital de dos de sus bonos que vencieron en las pasadas semanas. Fitch había explicado esta semana que su decisión de colocar en "default" a PDVSA estaba motivada por el retraso de una semana en los pagos a sus tenedores de estos dos bonos que vencían el 27 de octubre y el 2 de noviembre.
Los retrasos con que llegaron parte de estas liquidaciones provocaron intensos rumores, todavía no disipados por completo, sobre una posible suspensión de pagos, más allá de que insistiera en que el país no caería en la temida suspensión de pagos. De acuerdo a estimaciones que lleva la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (en manos de la oposición y considerada en desacato por Maduro), Venezuela tiene una deuda total cercana a los 150.000 millones de dólares, lo que genera un pago anual cercano a los 10.000 millones de dólares, "sin incluir lo que se cancela (paga) a China y Rusia" por varios convenios.
Maduro ha venidopagando esta oprobiosa deuda externa en medio de una galopante crisis económica, y según ha declarado se han “pagado 71.700 millones de dólares en deuda externa durante los cuatro años”. Una sangría sin precedentes, mientras las condiciones dramáticas de las mayorías trabajadoras y populares aumentaron a niveles que no se habían visto en el país, con un gran deterioro de la infraestructura, llegando incluso hasta la escasez de billetes para las transacciones cotidianas. Y aún siguen insistiendo en serán fiel a sus compromisos con los acreedores internacionales, una opción clara del gobierno, satisfacer la rapiña imperialista y a los acreedores internacionales a costa de las penurias del pueblo.
Frente a esta situación, donde el gobierno de Maduro ha venido optando por la banca imperialista mientras hace aumentar el sufrimiento del pueblo, el dirigente de la Liga de Trabajadores por el Socialismo, Ángel Arias, ha manifestado que no hay que destinar un centavo más a la banca usurera internacional haciendo un llamado a “impulsar una gran campaña nacional por el no pago de la deuda externa” convocando “a las organizaciones que se reivindican de izquierda, a sindicatos, centros de estudiantes a poner en pie ya un Movimiento por el No Pago de la Deuda Externa”.