El triunfo de Trump en EE.UU. marca una necesaria discusión en la izquierda mexicana. Contra la unidad nacional impulsada por Peña y la “casta política”: es urgente retomar el internacionalismo.

Sergio Abraham Méndez Moissen México @SergioMoissens
Miércoles 25 de enero de 2017
The other People’s History of the United States
No todo del otro lado de la frontera es Donald Trump. Hay “otro” Estados Unidos, parafraseando a Howard Zinn, que emergió con la crisis capitalista. Desde la crisis de 2008 emergieron movimientos que cuestionaron el bipartidismo demócrata y republicano en medio del malestar de la crisis económica capitalista. En Chicago en Republic Windows and Doors 200 trabajadores decidieron ocupar su fábrica en contra de los despidos: sus líderes, trabajadores migrantes. Este movimiento es un antecedente a la huelga de Verizon.
El #OWS (Occupy Wall Street) que surgió a raíz de la crisis capitalista y que denunció las malas condiciones de vida del 99% de las personas. Hizo visible que los efectos de la crisis son descargados en las espaldas de los trabajadores y los jóvenes. Miles de jóvenes protestaron en las plazas de Estados Unidos marcando un nuevo aspecto generacional.
El movimiento por el aumento al salario mínimo de 15 dólares (#FightFor15) por día que ha logrado conmover a los millones de trabajadores del fast food y organizado protestas con importantes triunfos.
Un tercer movimiento ha sido el movimiento contra la violencia racial, surgido a raíz del asesinato de Michael Brown, que dejó en evidencia que el racismo está vivo y es institucional y que en EE. UU. es algo grave. En tanto que existían protestas el asesinato de Freddie Gray y Eric Garner encendió un movimiento nacional. Estas nuevas ejecuciones han despertado movimientos en varias ciudades de Estados Unidos. A raíz de los asesinatos de Alton Sterling y Philando Castile el 5 de julio del 2015 a manos de la brutalidad policial y racista una nueva oleada de movilizaciones se han desarrollado en todo el gigante del norte.
En el caso de Philando Castile su muerte se viralizó en la nueva plataforma de video on live de Facebook Live. En ese video se muestra la ejecución por parte de la policía y se confirmó que Castill no se resistió a una revisión de rutina.
Una cuarta expresión del malestar fue la histórica huelga de los obreros de la Verizon en 2016, considerada la más importante en décadas. Algo inusual sucedió allí: los más de 39 mil trabajadores en huelga: ¡ganaron!. Lograron una fuerte simpatía en la población y evitaron los despidos e impusieron la contratación sin outsourcing de 1,500 trabajadores. Este conflicto generó nuevas victorias parciales. Como señalan en Jacobin “en la ciudad de Nueva York en particular fue el abandono de la odiada Quality Assurance Review (QAR), un programa de productividad que en realidad era una herramienta disciplinaria que condujo a suspensiones impagas, a menudo de treinta días”.
En 2014 los maestros del sindicato de maestros de Chicago sostuvieron una huelga en defensa de la educación. Chicago es el tercer distrito escolar más grande de Estados Unidos. Lograron un aumento salarial y mejores condiciones de contratación colectiva.
El sexto movimiento fue el de Standing Rock con los indígenas Sioux. Ellos encabezaron un poderoso movimiento comunitario en defensa del territorios, el agua y la vida en Dakota en rechazo de la aprobación del oleoducto que pretendía unir Canada y Estados Unidos. Este movimiento detuvo el intento de la empresa Access Pipeline es un proyecto de 3,800 millones de dólares para transportar petróleo extraído de la roca a través de cuatro estados a refinerías y redes de gasoductos en Illinois. Concentró a miles de pueblos nativos indígenas en una perspectivas anti extractivista y en defensa del medio ambiente.
El primer día de gobierno de Dolanld Trump una histórica movilización de mujeres se convirtió en un acto de repudio a la misoginia del nuevo presidente. La movilización histórica, tuvo réplicas en todo el mundo, convocadas a usar un gorro rosa se expresaron manifestaciones en Washington DC (la capital de EE. UU.), en Nueva York, Los Ángeles, Chicago y Boston. Ante el intento de los demócratas de domesticar la protesta la manifestación histórica expresa un profundo malestar y muestra la disposición a movilizarse no solo por sus derechos, sino en defensa de la comunidad LGBT, contra el racismo, la xenofobia y la brutalidad policial. Como dice Celeste Murillo"Esa energía no puede ser dilapidada al servicio de reformar un partido irreformable que ya se comprometió con Trump para que al nuevo gobierno republicano le vaya bien."
Éstos son los algunos de lo movimientos que generan una pequeña sinfonía necesaria para organizar la resistencia contra el nacionalismo de Trump. La generación que salió a luchar en estos movimientos y que enfrentó al gobierno del demócrata Barak Obama son los aliados naturales de los trabajadores, pueblos indígenas y jóvenes en México.
Nuestros enemigos son los mismos
En México también han existido diversos movimientos sociales y políticos. En 2011 el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que enfrentó la política de militarización del país con el supuesto combate al “narcotráfico” que ha dejado como resultado más de 200 mil ejecutados y muertos.
El #YoSoy132 que cuestionó la manipulación de los medios de comunicación en 2012. Este movimiento fue un primer despertar de la juventud en México, después de la huelga del CGH en 1999, y fue contemporáneo al #15M y el #OWS. El movimiento contra la violencia de estado en 2014 exigiendo la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa presentó como una de sus principales consignas #FueElEstado. Se suman las resistencias obreras de San Quintín y en la maquila de Ciudad Juárez y la lucha magisterial contra la Reforma Educativa encabezada por maestras y maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
En México compartimos una frontera de 3185 kilómetros con Estados Unidos y una larga historia de despojo. El tratado Guadalupe Hidalgo que en la guerra de 1848 aumentó los territorios de Estados Unidos en rapiña a México. En estos tiempos son más de 14 millones de migrantes mexicanos desde 2010: sufren discriminación y racismo de todo tipo como es expresión la política de Donald Trump. Los migrantes mexicanos en Estados Unidos también son tratados como humanos de segunda, es más en los años setenta se les llamaba cucarachas.
En los últimos años los gobiernos de Bush y Obama han aumentado los lazos de dominación sobre México, con Calderón y Peña Nieto, los alfiles de Washington. La militarización, orquestada desde el Pentágono, la implementación del Tratado de Libre Comercio en 1994 ha quedado corto y ahora quieren actualizarlo en beneficio de las empresas estadounidenses, la reforma laboral -que hace de México un paraíso para las trasnacionales estadounidenses de mano de obra barata- la reforma energética vendió el petróleo (Pemex) a Chevron, Halliburton, Texaco, Exxon Mobil aumenta los lazos de sometimiento a la Casa Blanca.
Ese 1% al que hace referencia #OWS, la policía racista y la patronal que paga por debajo de los 15 dólares también son nuestros enemigos. Es la misma patronal dirigida por Obama la que se encargó de despojar Pemex, son las mismas fuerzas armadas que adiestraron al Batallón 27 de Iguala que desapareció a los 43 de Ayotzinapa, son los mismos que planearon la “Guerra contra las Drogas” y la militarización de todo México, los que despojan, destruyen con guerras todo a su paso, hoy México está servido en manos llenas a las empresas de Estados Unidos.
Por una organización revolucionaria internacionalista en ambos lados de la frontera
Donald Trump, el multimillonario, racista, imperialista está por reforzar el muro impuesto por los demócratas -Obama deportó a casi 3 millones de trabajadores indocumentados-, renegociar el Tratado de Libre Comercio (TLC) y en aumentar las deportaciones masivas de trabajadores indocumentados. Asegura, Trump, que “América será grande de nuevo” con un discurso reaccionario, racista y xenofobo.
Peña Nieto, por su parte, ha mostrado un entreguismo a los dictados de Trump. En medio de las violentas declaraciones del multimillonario, Peña Nieto enfrenta gigantescas manifestaciones ante al alza del precio de la gasolina y se prepara para negociar el ritmo de las deportaciones. En todo el país se considera que Peña expresó su más rotundo entreguismo al invitar al multimillonario en medio de la campaña electoral a una diálogo con la presidencia. El absurdo se hizo política mientras Luis Videgaray fue repuesto en la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Andrés Manuel López Obrador en medio del ascenso de Trump llamó a la “unidad nacional”, apoyando a Peña Nieto, y detalló 10 puntos para “recuperar México”: un programa nacionalista que rememora al gobierno de Lázaro Cárdenas: “el apoyo a la producción nacional, la creación de empleos en México, reactivar la industria de la construcción, construir refinerías, rescatar al campo así como acudir a las instancias internacionales para evitar aranceles y aumentos de impuestos injustificados.” Su unidad nacional no sólo es impotente, sino que está por detrás de Cárdenas, quien realizó la expropiación petrolera, una medida defensiva nacional altamente progresista, según el punto de vista del revolucionario León Trotsky.
Trump retomó un discurso nacionalista y racista que ya había ganado en el Brexit, en el NO en el referendum de Colombia y genera más simpatía en Europa con el Frente Nacional, Aurora Dorada en Grecia y en varios países del “este”. Pero al mismo tiempo existe una polarización pues en Estados Unidos no todo es “el fenómeno Donald Trump”: una serie de fascinantes movimientos sociales han emergido como lo nuevo de Estados Unidos. El #OWS, el movimiento de Standing Rock, el movimiento #WomansMarch, la huelga de Verizon, el #Fightfor15 de los trabajadores precarizados, el movimiento contra la violencia racial son nuestros aliados del otro lado de la frontera.
Contra Peña Nieto y Donald Trump y ante las falsas salidas que dan López Obrador y en su momento Bernie Sanders es urgente la unidad la unidad tras la lucha contra el muro y las deportaciones, por plenos civiles, políticos y sociales a todo los migrantes, por el libre tránsito a través de las fronteras. Es indispensable que la clase trabajadora multiétnica estadounidense apoye y haga propia la lucha contra el saqueo que se perpetra sobre el petróleo de México y sus recursos naturales, así como mediante la deuda externa.
Ante el nacionalismo y la xenofobia respondamos con el internacionalismo
Los maestros de la CNTE tienen un poderoso aliado entre los maestros de Chicago que enfrentaron la privatización de la educación. Los pueblos indígenas del CNI con los pueblos que triunfaron en Standing Rock. Las resistencias obreras de los asalariados de la maquila y de San Quintín con los obreros de la Verizon que hicieron la huelga más importante en décadas en Estados Unidos. Los jóvenes que en México participamos en #YoSoy132 y en 2014 nos movilizamos por Ayotzinapa con los jóvenes que se movilizaron en Occupy Wall Street y los que enfrentan la violencia policial. El movimiento migrante mesoamericano con los migrantes del otro lado de la frontera. Abajo el muro y sus nefastas consecuencias.
Para los nuevos tiempos que corren es necesario construir una fuerte organización revolucionaria a ambos lados de la frontera. Una organización socialista, internacionalista, anti imperialista al servicio de luchar por una federación una Federación de Estados Unidos Socialistas de América del Norte en el que prime la unidad y solidaridad de los pueblos. Como sostenemos en otro artículo “Una región sin fronteras, donde exista el libre tránsito a través de los países de la región, y cada ser humano pueda elegir donde vivir, educarse, trabajar y aportar al desarrollo de una sociedad de productores libres asociados, la única que puede terminar con las miserias del capitalismo y hacer posible el pleno desarrollo de la humanidad en todos los ámbitos.”