Morena. En desencuentro con Delgado, Ackerman denuncia corrupción en elección interna

En una transmisión en vivo realizada el pasado 16 de agosto a través de redes sociales, el abogado y militante del Morena denunció al actual presidente del Partido, Mario Delgado, por “emitir burlas de mal gusto que inclusive podrían calificarse como clasistas, al referirse a mi persona [Ackerman] como Juanito”, esto en alusión a la presunta derrota electoral que sufrió en las pasadas elecciones de consejeros distritales que se llevaron a cabo la semana pasada.

En la transmisión también señaló que el actual presidente del partido “hizo un anuncio adelantado de resultados, ya que no se han resuelto las impugnaciones presentadas”, sentenciando que Delgado “está haciendo lo mismo que harían Lorenzo Córdoba o Ciro Murayama -actuales consejeros del INE-, es decir, nombrar candidatos o legitimando representantes a modo”.

El también investigador comparó los dichos de Delgado con las escandalosas declaraciones filtradas del Presidente del PRI, Alejandro Moreno, diciendo que: “Nos escandalizamos de los dichos de Alito Moreno pero Mario Delgado hace el mismo espectáculo. Me han dicho que él [Delgado] se expresa de la misma manera hacia mi persona y en general de la militancia”.

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Convención Nacional Morenista ¿Fracción “de izquierda” en Morena?

En la misma declaración, John Ackerman asegura que las críticas que se desatan contra Mario Delgado y ahora su desencuentro con éste “no son cosa mía, de forma individual contra él, sino son expresión del sentir de cientos de miles de morenistas, que han denunciado las prácticas de mapacheo o chapulineo en las elecciones [de consejeros distritales]”. Hizo alusión al caso de Ciudad Obregón, donde buscan anular la elección debido a la proliferación de estas prácticas en la jornada del pasado 30-31 de julio.

En su discurso y en distintos encuentros donde se han reunido miles de militantes y simpatizantes del partido oficial, Ackerman y otros fundadores y dirigentes del Partido, como Paco Ignacio Taibo II, Irma Eréndira Sandoval y Pedro Salmerón, así como diputados locales y federales guindas, han encabezado la convocatoria a la II Convención Nacional Morenista que se llevará a cabo el próximo 21 de agosto en la CDMX.

La primera Convención Nacional Morenista se llevó a cabo el pasado 5 de febrero y parte de los objetivos era desconocer los procesos de elección interna, acusando a la dirección oficial del Partido -encabezada por Delgado y Citlalli Hernández- de “neoliberalizar al Morena”, exigiendo también la remoción de los responsables de la Comisión de Honestidad y Justicia del Partido (CNH), a través de la celebración de un Congreso Nacional Extraordinario.

Ackerman asegura que estos procesos “han presionado a los dirigentes de la cúpula del Partido a tener que convocar a procesos de elección” ya que, en efecto, la “composición popular” del Morena, les da una dinámica distinta a los ya desgastados partidos tradicionales.

Sin embargo, la política y el programa de este partido son esencialmente para sostener un régimen al servicio de los grandes empresarios, aunque en efecto ahora participan miles de militantes de sectores populares y honestos que ven en el partido de AMLO una posibilidad de cambio.

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Ejemplos de esta política antiobrera y antipopular se ven reflejados en la profundización de la militarización del país a través de la Guardia Nacional, el avance en la precarización laboral de los trabajadores estatales y la reglamentación del outsourcing, contrario a la promesa de eliminar esta práctica. También se muestra en la falta de solución a la Huelga del Sutnotimex, la agencia de noticias del Estado mexicano.

Lo anterior, más allá de que la 4T ha tenido políticas que benefician parcialmente a sectores de la población, como programas sociales, becas o ayudas económicas a mujeres, adultos mayores y estudiantes, pero que resultan insuficientes.

Así, los sectores populares y honestos al interior del Morena enfrentan la enorme contradicción que emana de los intereses a los que sirven los partidos políticos de la burguesía, que particularmente en el periodo neoliberal se transformaron en “agencias de colocación de votos”. Los llamados “chapulines” provienen de esas tradiciones político-partidarias, que se proponen administrar el régimen de dominación de los grandes empresarios.

Formar un partido de la clase obrera tiene que ver con otros principios y otra lógica, principalmente en la perspectiva de conquistar un gobierno de trabajadores que rompa con la propiedad capitalista, impulsando la unidad y la organización políticamente independiente de las y los explotados y oprimidos.