En el marco de la nueva coyuntura política nacional, es necesario debatir qué política necesitamos los trabajadores para pelear contra la precarización y por recuperar nuestros sindicatos en perspectiva de prepararnos para pelear por mejores condiciones laborales. Este fin de semana es la conferencia nacional de la NCT, a continuación queremos debatir con su documento base.
Sábado 25 de agosto de 2018
El 24 y 25 de este mes se llevó acabo la conferencia nacional de la Nueva Central de Trabajadores, esta se da en un contexto de cambio político importante que se refleja en el tablero de los partidos políticos en el Congreso. El triunfo de Andrés Manuel López Obrador y la mayoría en las cámaras que sostiene Morena, aunado a la dura derrota de los partidos del Pacto por México, particularmente del PRI, partido que tiene como pilar el charrísimo sindical de distintas centrales sindicales.
Es evidente que en las principales concentraciones obreras del país, como en el Estado de México o las zonas petroleras de Veracruz, se votó más que por Morena, contra los principales partidos del congreso, aunque individualmente existan distintos niveles de adhesión y simpatía por el programa del Morena.
Sin embargo, tras el triunfo del Morena hay un pasivo, pero interesante, sentimiento anti charro que va recorriendo distintos gremios, desde las exigencias de petroleros para destituir al priista y charro Romero Deschamps, hasta en el sector salud dónde las denuncias contra los charros priistas van en aumento.
Tras la puesta en pie de la casa de transición, distintos sectores de trabajadores han ido a exigir solución a sus problemáticas como los trabajadores de la ruta 100 o destitución de personajes como Hugo Alfredo Alonso Ortiz secretario general de la sección 1 de limpieza y transportes del Sindicato Único de Trabajadores de la CDMX.
Esto compagina con el sentimiento de trabajadores de distintos gremios que piden la intervención del Estado (vía AMLO) en la vida interna de los sindicatos para expulsar a la burocracia sindical, pero que al carecer de un programa y política combativa corre el riesgo de cambiar todo para que todo siga igual, además de subordinar nuestras herramientas de organización a las decisiones estatales.
En el documento base de la NCT, hablan del corrimiento de centro a derecha de AMLO, de la continuidad de la política económica neoliberal, de que pese a la derrota del PRI en las urnas y mejores condiciones para pelear por democracia sindical, esta puede terminar en nuevos reagrupamientos charros que se dediquen a administrar, junto con el gobierno, nuestras organizaciones, de que se mantenga el tope salarial y de la necesidad de la conformación de un “polo social” que cada vez tenga más peso en la escena política nacional, con estos planteamientos es que queremos abrir una discusión.
¿Qué política para el movimiento obrero?
El documento plantea que la NCT lanzará una campaña por la democracia sindical a nivel nacional “cuya articulación gire en torno a la democracia sindical, independencia política, autonomía de clase y emancipación social”.
Es correcto plantear la necesidad de la independencia política de nuestras organizaciones respecto al gobierno entrante, pero cómo podemos hacer que esto se lleve hasta el final y no termine siendo letra muerta en un documento.
Hoy en día los sindicatos enfrentan al capitalismo imperialista, que no se basa en la en la libre competencia ni en el desarrollo armónico de las naciones. Sino en una dirección centralizada del capital que tiene el mismo peso en las decisiones que se toman que el poder estatal. El movimiento obrero entonces se enfrenta a un adversario centralizado e íntimamente ligado al poder estatal.
Este fenómeno internacional, que independientemente de las adscripciones ideológicas de los sindicatos, abona a la degeneración de las organizaciones obreras, que buscan el acercamiento o la integración al poder estatal, es fundamental enfrentarlo con una política clasista y combativa.
Esto es clave porque la historia del movimiento obrero mexicano signada por la creación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) en 1936 fue la confirmación de lo que sostenemos en los párrafos anteriores: las organizaciones sindicales se transformaron en instituciones semiestatales al servicio de disciplinar al movimiento obrero.
Las luchas obreras de los 70s que pelearon contra la priista CTM y por democracia sindical como hoy plantea la NCT, tuvieron un límite importante, que pese al surgimiento de direcciones combativas en distintos gremios nunca se avanzó hacia el clasismo, que contempla programa y política combativa, independencia política de los sindicatos y lucha sin cuartel contra la burocracia sindical, como se vieron en otras gestas de los 70s en Latinoamérica.
En el documento vemos que: “La Nueva Central de Trabajadores llama a la constitución de un poderoso polo social que exija al nuevo gobierno el cumplimiento de sus compromisos hechos en campaña; que contrapese a los poderes económicos, políticos y mediáticos de siempre”. Consideramos que pensar que la principal tarea es la de ““liberar” al Estado de sus compromisos capitalistas debilitando su dependencia de los monopolios y atrayéndolo” a nuestro favor, podría apuntar a intentar ver al Estado de los capitalistas como un árbitro que se instaura por encima de los empresarios y los trabajadores y no como la máxima expresión de la contradicción entre nuestros intereses y los de los empresarios a favor de estos últimos.
En la época actual los sindicatos no pueden ser sólo órganos democráticos y limitarse a la defensa de nuestros intereses cotidianos. El panorama político internacional con lo antes explicado aunado a la crisis económica del 2008 cierra toda posibilidad de una lucha “antineoliberal” que no cuestione profundamente el sistema mundo capitalista.
Incluso para pelear por democracia sindical, esta tiene que ser íntimamente ligada a poner por delante la plena independencia política de los sindicatos respecto al Estado. Pero para llevar hasta el final esto, es fundamental pelear contra los policías de los empresarios: la burocracia sindical.
¿La NCT está dispuesta a junto con la campaña por la democracia sindical, pelear contra la burocracia sindical sin cuartel?
Sobre la construcción de un nuevo “polo social” o el surgimiento de un “movimiento de movimientos” es que la NCT se encuentra en una encrucijada estratégica que también tiene que ver con cómo “se organiza a los no organizados” y es que nosotros más que un gran movimiento que articule al resto de movimientos, tendemos a pensar en la centralidad que la clase trabajadora ha adquirido bajo el capitalismo, no cómo única clase explotada y oprimida, sino como la única clase que está íntimamente ligada a los principales resortes de la economía capitalista y por ende, la única capaz de acabar con el capital.
De aquí que para nosotros se desprenda la necesidad de articular la unidad del conjunto de los trabajadores, que contempla la necesidad de llamar a las direcciones sindicales a la acción en común. Bajo los duros datos de los que habla la NCT y para pelear por mejores salarios y contra las políticas antiobreras que han votado los últimos gobiernos ¿no sería necesario llamar y preparar un paro nacional?
Sabemos que para articula un gran paro nacional no basta con las fuerzas que tiene la NCT, es necesario que la misma llame a la Unión Nacional de Trabajadores, a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y al Sindicato Minero para hacer realidad el pelear por echar atrás el conjunto de las reformas laborales y estructurales, por la sindicalización de los no sindicalizados y por un aumento salarial de emergencia, de acuerdo al costo de la canasta familiar y que este mismo se ajuste de acuerdo a la inflación.
Sólo con la movilización combativa y en las calles es que vamos a arrebatar lo que nos pertenece y a verdaderamente preservar la independencia política de nuestras organizaciones.