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Red Internacional
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Lucha obrera. En el séptimo día de paro de aceiteros, el Gobierno dictó la conciliación obligatoria

Será por quince días. Este miércoles está convocada una mesa de negociación entre el sindicato y las patronales que se vienen negando a dar un aumento salarial acorde a las necesidades de las familias obreras. Son las mismas que amasan fortunas con la inflación y presionan por una nueva devaluación para exportar.

Lunes 12 de agosto 15:45

Foto Enfoque Rojo

Este lunes al mediodía el gobierno nacional dictó la conciliación obligatoria en el conflicto que se desarrolla en el gremio que nuclea a las trabajadoras y los trabajadores del sector. Es el séptimo día de paro consecutivo encabezado por la Federación Aceitera y el Sindicato San Lorenzo, que tiene unos 20 mil afiliados que día a día mueven uno de los resortes de la economía nacional.

Durante siete días seguidos el paro, convocado por la Federación y sindicatos como el de Empleados y Obreros Aceiteros de San Lorenzo, fue contundente en todas las plantas del país. Por eso la conciliación obligatoria los encuentra en una buena posición para mantener en alto su pliego de demandas. Y si las empresas se niegan a satisfacer esos reclamos, es altamente probable que las medidas continúen luego de los quince días de plazo de la medida adoptada por el Poder Ejecutivo.

La Izquierda Diario viene cubriendo el conflicto desde su inicio, en las primeras horas de la mañana del 6 de agosto. Hoy estuvo presente en la asamblea que se realizó en las puertas de Molinos en la ciudad de Rosario. Allí dialogo con dirigentes del gremio, entre ellos Daniel Yofra (Federación) y Marco Pozzi (Soear).

La conciliación obligatoria, dictada por la Dirección Nacional de Relaciones y Regulaciones del Trabajo, tendrá una duración de quince días en los que las partes deberán reunirse a fin de buscar una solución al conflicto. En ese marco, se convocó para el miércoles una “mesa de negociación” entre los representantes de los trabajadores y los de las empresas.

Los trabajadores aceiteros reclaman un salario mínimo de $ 1.550.000 para un ingresante. Pero hasta ahora las empresas se niegan a dar los aumentos correspondientes. A la vez, desde el sector obrero repudian que esas mismas patronales pujen por una nueva devaluación, ya que “afectará a trabajadores, desocupados y jubilados”. Y plantean que lo que están pidiendo no es más que un monto que se acerque a las necesidades elementales de las familias trabajadoras.

El Gobierno de Javier Milei fijó de forma arbitraria y unilateral el salario mínimo, vital y móvil de agosto en $ 260 mil. Con la vara oficial puesta en niveles de indigencia, el reclamo de los aceiteros puede resultar un poco “elevado”. Pero son claros al afirmar, con razón, que un salario mínimo debería servirle a una familia para comer, vestirse, viajar, tener una casa, derecho a la recreación y a satisfacer todas sus necesidades. “No estamos dispuestos a un salario a la baja para mantener sus ganancias”, dijeron recientemente delegados aceiteros a La Izquierda Diario.

Se trata de patronales que ganan fortunas, como Cargill, Dreyfus, AGD, Cofco, Bunge o Moreno. Así lo demuestra Lucho Aguilar en la nota publicada este domingo, titulada “La huelga aceitera que sacude el corazón de la Argentina capitalista”. El conflicto no tiene de fondo un escenario de crisis para esas corporaciones. No hay un “problema económico” por el que se niegan a responder positivamente a los reclamos obreros. Lo que quieren evitar es, como pide el propio Gobierno, que haya una paritaria “a la alza”, es decir que aumente los salarios más que la inflación.

Pero a la vez hay un tira y afloje del propio sector agroexportador con el Gobierno, ya que vienen presionando por una nueva devaluación del peso que mejore sus ventas en dólares al exterior. En ese marco, los obreros que nada tienen que ver con esa “interna” burguesa pueden apoyarse en sus propias fuerzas para exigir e imponer sus legítimas demandas, siempre atacadas por la alianza permanente de empresarios y gobernantes.

El comunicado de la Federación Aceitera

Tras una semana de huelga y a pedido de las empresas, Trabajo dictó la conciliación obligatoria

Después de una semana de huelga y de declaraciones rimbombantes sobre su voluntad negociadora, las cámaras empresarias del complejo oleaginoso CIARA, CIAVEC y CARBIO decidieron esta mañana solicitar al gobierno nacional la conciliación obligatoria.

La Secretaría de Trabajo de la Nación -que pudo hacerlo de oficio, pero sólo actuó a pedido de las empresas- dictó la conciliación obligatoria y abrió un período de 15 días hábiles de negociaciones. Además, convocó a una primera audiencia este miércoles 14 de agosto a las 11 horas en su sede de Callao 114 de la Ciudad de Buenos Aires.

La resolución ministerial demuestra lo falso del planteo de la CIARA y las empresas respecto a que éramos los sindicatos los que nos negábamos a concurrir a una mesa de negociaciones. Demuestra también su accionar especulativo, que permitió que la huelga se prolongue una semana con el fin de sacar otro tipo de beneficios en una pulseada con el Gobierno, ajena a los trabajadores aceiteros. Fue el mismo comportamiento que siguieron en 2015 y 2020.

Tal como lo hicimos siempre y según la legislación nacional, seguiremos dialogando en defensa de un Salario Mínimo Vital y Móvil que garantice las necesidades que se establecen en la Ley de Contrato de Trabajo y la Constitución Nacional: alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte, esparcimiento, vacaciones y previsión.

Nuestro reclamo es el mismo de siempre, un salario fijado por las necesidades de los trabajadores y no por el mercado. En esa disputa del trabajo con el capital se hizo necesario ejercer nuestro derecho constitucional a la huelga en defensa de nuestros ingresos.

Las patronales pretenden mostrarnos como trabajadores que “ganan mucho”, cuando estamos reclamando 1,5 millones de pesos para el que ingresa a trabajar. ¿Cuánto ganan los gerentes, los empresarios, los políticos que votaron las leyes antiobreras recientemente? ¿Cuánto ganan las multinacionales aceiteras que fugan del país el fruto de nuestro trabajo? ¿Ya no somos tan importantes como fuimos durante la pandemia, en que desde el primer día trabajamos exponiéndonos y sufriendo la pérdida de compañeros?

La realidad de la clase obrera argentina es la que nos llevó a una huelga de una semana, que seguramente continuará si las patronales insisten en su posición de recortarnos nuestros salarios. Y decimos que si es necesario, continuará, porque tenemos la obligación de cumplir con el mandato que más de 250 delegadas y delegados de todo el país le dieron a las conducciones de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (FTCIODyARA) y del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros (SOEA) San Lorenzo para defender el salario y las condiciones laborales.

La fuerza obrera y la voluntad de las y los aceiteros de todo el país nos llena de orgullo, y nos da la seguridad de que no permitiremos que nadie nos quite lo conseguido con nuestro esfuerzo diario y con muchos años de lucha. No estamos dispuestos a entregar ni un sólo derecho, ni una sola necesidad de nuestras familias para que se incrementen las ganancias del capital.

No aceptamos el ajuste que viene sufriendo la clase trabajadora argentina, y contra eso levantamos nuestra voz y hacemos uso de nuestra principal herramienta obrera, la huelga.

Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros (SOEA) del Departamento San Lorenzo.
Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (FTCIODyARA).


Redacción

Redacción central La Izquierda Diario