Reproducimos a continuación la entrevista realizada por Izquierda Diario a Javo Ferreira, dirigente de la Liga Obrera revolucionaria por la Cuarta Internacional y del Partido de los Trabajadores de Bolivia, para conocer su visión sobre el gobierno de Evo Morales y el actual proceso electoral.
Sábado 11 de octubre de 2014
Fotografía: Agencia EFE
LID: Antes de conversar sobre el actual proceso electoral, contanos cuál es el origen del Partido de los Trabajadores y cuáles son las vicisitudes que atravesó
JF: El Partido de los Trabajadores, es una idea que en el seno de los trabajadores asalariados se viene sosteniendo desde la época de los levantamientos, casi que es una idea que viene aproximadamente desde el año 2000, época de la guerra del agua y del levanta miento ayamara de septiembre de ese año. Los trabajadores asalariados, particularmente los mineros venían sosteniendo este proyecto en varios congresos de su sector, y esta misma propuesta fue aprobada en diversos congresos de la Central Obrera Boliviana (COB). El primer momento en que toma fuerza esta resolución es luego de la caída del gobierno de Carlos Mesa, en el último levantamiento nacional que fue en mayo-junio del 2005. En esa oportunidad se dieron importantes pasos para avanzar en la construcción del Instrumento Político de los Trabajadores, como se lo conocía en ese entonces, sin embargo la cooptación llevada adelante por el MAS sobre la base de importantes ilusiones luego de más de 25 años de gobiernos neoliberales, junto a las expectativas que se abrían en un marco de profunda inestabilidad y crisis, donde el MAS aparecía como enfrentado a la derecha regional y neoliberal, lograron absorber toda fuerza de origen obrero y popular, quitándole al IPT la posibilidad de construirse en forma independiente. Solo pequeñas organizaciones y algunos dirigentes mantuvimos la pelea por las banderas de la independencia política en alto. Pero finalmente, tras nuevas resoluciones sindicales, en marzo del año pasado se funda el PT en un congreso con más de 1300 delegados de todos los sectores afiliados a la COB.
LID: ¿Qué es lo que lleva a la fundación del PT luego de tanto tiempo?
JF: luego del inicio del gobierno de Evo Morales el 2006, Bolivia va a atravesar una situación que en su momento hemos denominado de “régimen partido”, es decir, que mientras en el Occidente del país y entre los sectores populares el MAS se convertía en una fuerza hegemónica sin discusión, en el Oriente del país se asentaba con fuerza la derecha regional. Esta situación se prolongó durante dos años, en el marco de las sesiones de la Asamblea Constituyente, y de tres asonadas reaccionarias: en Sucre con la obligación a indígenas de caminar de rodillas y desnudos por la plaza principal, en Cochabamba en enero del 2007 y finalmente en septiembre-octubre del 2008 con la matanza de 15 campesinos indígenas en Pando, en la región del Porvenir. Esta situación amenazó desbordarse en un conato de guerra civil, lo que obligó tanto al gobierno como a la oposición a negociar los términos de la nueva constitución. Firmados los acuerdos del 21 de octubre del 2008 que viabilizaron la nueva constitución, después de haber eliminado los artículos polémicos referidos a la cuestión de la tierra y la propiedad, el MAS empieza la construcción de lo que hoy conocemos como Estado Plurinacional de Bolivia. La construcción de este nuevo régimen, empezando a actuar como representante de los intereses de la clase dominante en su conjunto, empuja al MAS a tomar en forma creciente medidas que lo van enfrentando con sectores de su base social. Los primeros ataque se dan con el fallido “gasolinazo” de diciembre del 2010, la salvaje represión a los pueblos del TIPNIS, la negativa a aceptar legítimas demandas obreras (que lleva a la huelga de la COB en 2013). Estos hechos dan un nuevo aire y aliento a los trabajadores avanzados para reiniciar la construcción del PT.
LID: ¿Qué opinión y qué características ves en el actual proceso eleccionario?
JF: en estas elecciones el gobierno se juega a plebiscitar no sólo un tercer mandato para Evo Morales, sino todas las medidas políticas y económicas de su gestión de gobierno. Este intento de plebiscitar la gestión de gobierno, busca avanzar en la consolidación del régimen, y legitimar el fuerte peso del poder ejecutivo. Dicho en términos marxistas, avanzar más en una tendencia semi bonapartista. Los acuerdos y creciente relación del gobierno con el alto mando policial y militar, así como con sectores empresarios, son expresiones de esta tendencia. Cuentan a su favor con una situación económica sin precedentes debido al precio alto de materias primas y como ya lo menciono la cámara de empresarios de Bolivia, a la paz social conquistada por el actual gobierno sobre la base de la cooptación de las direcciones de los sindicatos y a algunas conquistas democráticas parciales obtenidas por la lucha de los trabajadores y sectores indígenas en los últimos años.
LID: ¿Por qué el PT no participa en la actual contienda electoral?
JF: Desde el mismo congreso de fundación del Partido de Trabajadores (PT) en el distrito minero de Huanuni, el 7 y 8 de marzo del 2013, se pusieron en evidencia dos estrategias claramente identificadas. Por un lado sectores de la burocracia oficialista que buscaban convertir al PT en una colectora de votos al servicio del MAS y en un instrumento de negociación corporativa de la burocracia con el gobierno. Por otra parte, la de construir un PT como instrumento de independencia política de los trabajadores. Que surgiera un PT así, amenazando su hegemonía y pudiendo aglutinar a sectores combativos, preocupó mucho al gobierno y a la propia cúpula burocrática, que prefirió reconciliarse con Evo. Desde entonces, la burocracia de la COB, además de boicotear las resoluciones de los propios congresos cobistas para evitar que el PT surgiera, se lanzaron a una “caza de brujas” de estilo stalinista, sancionando incluso a los trabajadores avanzados y dirigentes de base que apoyaban el PT, como sucedió en Huanuni y en otros sectores.
Ante esta situación, y enfrentando una legislación electoral de herencia neoliberal que hace muy difícil, por sus requisitos, la legalización de grupos de trabajadores independientes del MAS o de los partidos burgueses, no se pudo presentar candidaturas que levanten la necesaria independencia política de la clase obrera, junto con un programa de los trabajadores. Pero esta lucha sigue planteada, y será más necesaria que nunca en el nuevo período.
Es por eso que en estas elecciones, ante la falta de una alternativa obrera independiente tanto del gobierno como de los partidos empresariales, llamamos a votar en blanco o nulo.