Entre paros y tomas estudiantiles, durante la semana pasada el Rector Luis Alberto Loyola fue reelecto por cuarta vez como la máxima autoridad de la Universidad de Antofagasta, sin la participación de estudiantes, funcionarios y gran parte de los académicos. Ante esto, ¿Qué democracia tenemos y cuál queremos en la UA?

Akemi Matsubara Egresada Derecho Universidad de Antofagasta
Domingo 10 de junio de 2018
El movimiento estudiantil ha cuestionado los pilares de la dictadura que mantienen la educación de mercado: acceso, financiamiento y gobiernos de las instituciones universitarias. Además de la educación gratuita, otra gran demanda ha sido la necesidad de democratizar las instituciones educacionales.
El año 2015, luego de diversas movilizaciones estudiantiles, se derogó el Decreto con Fuerza de Ley 2 del año 2010 del Ministerio de Educación, que impedía el derecho al voto de estudiantes y funcionarios en la educación superior.
Durante la semana pasada, el Rector de la Universidad de Antofagasta, Luis Alberto Loyola, fue reelecto por sólo una parte de la planta académica, sin la participación alguna de estudiantes y funcionarios.Cabe destacar, que es su cuarto periodo consecutivo, donde año a año los estudiantes se enfrentan al autoritarismo de Loyola, que el año 2016 intentó bajar el paro indefinido de los estudiantes. Sin embargo, el cuestionamiento al “gobierno universitario” viene desde décadas atrás.
La Reforma Universitaria de los 60’s
El proceso de Reforma Universitaria denominó la universidad como una institución en crisis: Si bien existía un aumento considerable de estudiantes que accedieron a la educación superior, seguía estando restringida a amplios sectores de la población lo que generó la demanda por la democratización del ingreso a las casas de estudio.
Por otra parte, la estructura de las universidades eran completamente autoritarias. Las decisiones estaban reducidas a los “catedráticos” que era un grupo minoritario de docentes en la que gran parte eran vitalicios. En cambio, estudiantes y funcionarios no tenían ningún poder de decisión. En algunas universidades, se planteó el co-gobierno universitario, para que los tres estamentos tomaran decisiones.
Una de las conquistas más importante de la Reforma fue la ampliación del ingreso a la Universidad para el pueblo trabajador. Fue un enorme progreso para el movimiento estudiantil chileno, que fue cortado por la dictadura militar que impuso sus rectores, eliminó órganos de discusión, eliminó carreras, recortó el presupuesto y destruyó la educación pública.
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Hoy nadie decide
Luis Alberto Loyola, fue electo con 197 votos a favor de un total de 231 votantes. En la UA sólo en estudiantes hay más de 5.000, y ninguno tuvo derecho a voto en las elecciones de quién dirige la universidad. Así tampoco lo tuvieron los funcionarios y académicos.
Hoy hay decenas de universidades tomadas, que como la UA exigen una educación no sexista. Frente a esto, la demanda por sacar el sexismo de la educación debe estar profundamente ligada a la demanda por una educación 100% gratuita, financiada a través de un plan de financiamiento integral del Estado a la educación pública y bajo cogobierno triestamental.
¡Decidamos estudiantes, funcionarios y académicos!
Por una parte el Frente Amplio y la ex Nueva Mayoría buscan un sistema de “senados universitarios” que no viene a resolver el problema del autoritarismo universitario, pues no contempla una paridad de los estamentos dentro del “Senado” y este está por fuera de los organismos colegiados donde se toman las decisiones.
Desde Vencer y Pan y Rosas luchamos por un Cogobierno Triestamental, es decir, que los tres estamentos (Estudiantes, Académicos y Funcionarios) estén organizados para el gobierno universitario. Con real capacidad decisión y de incidencia en las decisiones la universidad, sea de elección de autoridades, sea de las decisiones departamentales, de la malla académica, etc. Los organismos universitarios en un cogobierno triestamental funcionan bajo democracia directa, con delegados de base, revocables, paritario, donde todos los estamentos participan con derecho a voz y voto. Además de la elección universal de las autoridades unipersonales.
De esta manera el poder no reside en las cúpulas sino en las bases de la comunidad y esta misma pasa a estar en un proceso abierto de politización en su conjunto.
La existencia del cogobierno implica ponerle fin al autoritarismo universitario, pero a su vez implica que cada uno de los integrantes de la universidad cuestionen el rumbo de la casa de estudios en la que se encuentran, es decir, la función de sus carreras, de cómo son enseñadas estas y qué rol juega la institución dentro de la sociedad, entre otras cosas.
Una nueva elección sin participación de la comunidad universitaria acaba de ocurrir otra vez. Pese a los arreglos cosméticos, la estructura universitaria sigue manteniendo el modelo heredado de la dictadura que a cada paso pierde legitimidad.