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Red Internacional
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CONCEPCIÓN. En la UdeC: ¿Basta con un protocolo interno y una marcha por mes?

Las mujeres tenemos mucho que decir en estas movilizaciones, pero debemos ser capaces de aunar las fuerzas para conquistar nuestros derechos, no dividirlas.

Domingo 20 de mayo de 2018

Las y los estudiantes del Gran Concepción demostraron nuevamente la vigencia de la movilización social como forma central del planteo de las imposiciones, petitorios, ideas y abstractos; más de 6 mil personas marcharon desde Plaza Perú, avanzando por Paicaví, posteriormente en Los Carrera iniciaron el retorno al sector céntrico por las calles Rengo y el paseo Barros Arana, respectivamente, donde demandaron a otras mujeres a sumarse al caudal feminista que llegaba a Tribunales.

A nivel nacional han proliferado las movilizaciones en establecimientos educativos, tanto secundarios como universitarios exigiendo una educación no sexista, no más acoso sexual, no más violaciones y protocolos contra la violencia machista en los lugares de estudio.

Las demandas del feminismo comenzaron masivamente a verse reflejadas en Chile a partir del año 2016 con la consigna “#NiUnaMenos”, cuyo origen nos dirige a la lucha en Argentina en 2015, donde una seguidilla de sanguinarias jornadas de femicidios copó la opinión pública de impotencia. Ante esto las mujeres pusieron en las calles un “basta” mayúsculo y su eco antipatriarcal retumbó a nivel internacional, dentro de ellos nuestro país.

No obstante, está tan recrudecido el debate que hoy hay que volver a discutir derechos democráticos burgueses que la humanidad suponía obtenidos post revolución francesa, incluso que están contenidos en la propia Constitución de Jaime Guzmán. Al fin y al cabo, la igualdad ante la ley tampoco es la igualdad ante la vida.

La instalación mediática de la opresión patriarcal es uno de los logros, sin embargo, no posee valor en sí mismo si no consigue cuestionar la irracionalidad de este histórico sistema de dominación, o no enfrenta -en los hechos- a los responsables de sostener la alianza criminal de la estructura capitalista con el patriarcado. En este caso son las autoridades universitarias desde rectoría hasta autoridades de carrera, a su vez también, junto a las autoridades de gobierno que sostienen la violencia machista y obstaculizan el ejercicio de los derechos de la mujer, como es el caso del protocolo de objeción de conciencia.

La iglesia quien también históricamente ha estado en contra de estos derechos de la mujer, sobretodo el decidir sobre nuestro cuerpo, el Estado, en la misma posición, que con su violencia policial ataca mujeres y niñas mapuche, ataca también a estudiantes cuando salen a marchar para demostrar su descontento, o las mismas instituciones del Estado que a través de su accionar solo sirven para tapar las fallas que ocasiona el mercado, pues, el Estado existe para eso, ya que mientras mayor bienestar tenga la ciudadanía no se criticará las profundas estructuras del capitalismo que sostienen esta violencia histórica hacia la mujer.

Es por esto que nos preguntamos ¿basta un protocolo que regule los casos de abuso/acoso y discriminación?, ¿por qué las universidades con un protocolo en marcha también están en paros y tomas?, ¿cuál es el lugar del hombre en esta lucha?, por mencionar algunas.

Posición del gobierno y rectores

El gobierno como siempre lo ha hecho, pretende en esta movilización cooptar las demandas de las mujeres y establecer mediante sus políticas públicas o bajo la legislación, un bienestar generalizado para detener las movilizaciones. Así lo expresó la ministra vocera de gobierno Cecilia Pérez cuando dijo “la voz de las chilenas llegó para quedarse”, pero nosotras bien sabemos que la violencia machista es un problema estructural que no se resuelve de un día para otro con un protocolo o con tal acción del Ministerio de Educación.

Los rectores también buscan controlar la movilización, tienen miedo de perder sus privilegios otorgados por género y también sus privilegios como rectores omnipotentes de universidades donde la mayoría no tenemos posibilidad de decidir sobre ningún asunto que sucede al interior de nuestras casas de estudio. Estudiantes, funcionarias/os y profesores en general no tenemos voz ni voto dentro de la estructura patriarcal universitaria.

Pero las mujeres tenemos mucho que decir. No queremos un protocolo que se nos imponga desde “arriba”, queremos protocolos creados bajo participación triestamental, ya que la violencia que sufrimos no solo la sufren sólo estudiantes, sino también funcionarias y profesoras, queremos también que sean independientes de las autoridades, es decir, que hayan comisiones de profesionales que tomen las denuncias por acoso sexual, laboral y discriminación arbitraria, y lleven adelante el proceso y tomen la decisión final, no queremos que los rectores ni personas electas a dedo tengan la palabra final.

Autoritarismo universitario

¿Quién elige al rector?, ¿quién designa al fiscal universitario que se hace cargo de las denuncias de género ?, ¿tendría sanciones un cercano al rector?

Dos días llevaba el nuevo rector de la UdeC, Carlos Saavedra, cuando no fue capaz de oponerse enérgicamente al ingreso de FF.EE. a reprimir, herir y detener estudiantes dentro del campus que legalmente es un recinto privado, y en su primer comunicado llamó a los estudiantes a bajar sus movilizaciones para “dialogar”; no esperemos nada de su nefasta figura.

Las circunstancias apelan a cuestionar la autocracia universitaria, al reconocer que solo una pequeña parte de los académicos tienen voto en la elección del ente bonapartista de la universidad -actuando éste como un verdadero monarca dentro de la institución- y que las demás autoridades son designadas por rectoría. Debido a esto, es que debemos avanzar a exigir la elección universal de las autoridades unipersonales y un cogobierno triestamental, cuya composición sea proporcional a cada estamento, porque no confiamos en quienes sostienen la precarierad laboral, las brechas salariales por género, no confiamos en los mismos que han sido parte de nuestra propia opresión. Queremos de una vez por todas tener real injerencia en las decisiones universitarias y luchar por acabar con la educación de mercado, ya que identificamos en este modelo la base del sexismo en las instituciones educativas.

Respondiendo a la pregunta de por qué las universidades con un protocolo también se encuentran paralizadas, esto es producto de este mismo autoritarismo, pues las decisiones de las denuncias pasan en último momento por las autoridades, cuando lo que realmente se pide es que sea un órgano triestamental quien resuelva los casos. En la USACH existe dicho órgano que se ganó en una antigua movilización, pero éste es solo consultivo, por tanto, las decisiones de este órgano no son tomadas en cuenta por las autoridades universitarias, lo que se exige en esta movilización es que pase de consultiva a resolutiva.

La violación, la cara violenta del sexismo

La reconocida feminista negra y militante de izquierda Ángela Davis nos señala que “dadas las dimensiones que ha cobrado el ejercicio de la violencia sexual, es posible hablar de ella en términos de crisis, y ésta constituye uno de los aspectos de una crisis profunda y declarada del capitalismo. La amenaza de violación, que es la cara violenta del sexismo, continuará existiendo mientras la opresión global de las mujeres siga siendo un sostén esencial para el capitalismo. El movimiento contra la violación, así como las importantes actividades que actualmente realiza -y que abarcan desde la ayuda emocional y legal hasta la autodefensa y las campañas educativas-, debe colocarse en un contexto estratégico que aspire a la derrota final del capitalismo monopolista”.

Algunas de estas actividades actualmente se realizan en espacios de contención solo de bio-mujeres, espacios separatistas. Ahora, de lo que se trata, es de aunar fuerzas para poder luchar en las calles por nuestros derechos, ya que a nosotras jamás nos han regalado nada, todo derecho se lo hemos quitado al Estado luchando por ello. Los recursos humanos en posesión de las y los movilizados son uno de los factores claves dentro del escenario actual. El mutilar mediante vetos políticos, ideológicos o simplemente por la genitalidad solo neutralizan al 99% de la sociedad que a gritos pide justicia y dignidad.

Hacia dónde avanzar

La unificación de fuerzas nos impone la tarea de ampliar a los sectores movilizados imponiendo un petitorio nacional. Debemos luchar contra la precarización laboral de las funcionarias, por el fin al trabajo precario, a las brechas salariales y al subcontrato; luchemos por el fin al autoritarismo universitario, por la elección universal de las autoridades unipersonales y el cogobierno triestamental; luchemos por acabar con la educación de mercado, por una educación no sexista y por supuesto, por protocolos que regulen el acoso/abuso sexual y la discriminación.