Hoy es el Día Mundial del Inodoro. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, un tercio de la población mundial no tiene de un baño o saneamiento seguro. Tiene que pedir prestado o usar letrinas. Es el 15 % de la población que vive en Argentina.
Jueves 19 de noviembre de 2020 11:55
Hoy es el Día del Inodoro. El tema fue tomado en broma en algunas redes. Pero es dramático.
“Para bañarme todos los días tenía que caminar como 12 cuadras hasta la casa de una amiga. Teníamos un inodoro pero en la misma pieza donde comíamos y dormíamos. Era muy antihigiénico”, le cuenta Ruth, una vecina del barrio Los Hornos de Moreno, a la ONG Módulo Sanitario.
Según los estudios, en la Argentina son 6 millones las personas que no tienen la posibilidad de tener un baño higiénico. Usan letrinas o piden baños prestados a otros vecinos. Esta cifra que surge de los datos del último censo de la ONU. En total en todo el mundo son 4.300 millones de personas.
Según explican en Módulo a Télam, “las consecuencias de una letrina o un baño en el que no hay posibilidad de hacer correr el agua para higienizar, se traducen en una mayor incidencia de la diarrea, infecciones cutáneas y genitales. Pero en general, quien no tiene acceso a un baño, tampoco accede al agua corriente, con lo cual las dificultades se acrecientan”.
La situación es mucho peor en una situación de pandemia. Cuando el lavado de manos y la higiene son el principal método de prevención, los problemas de vivienda y servicios afectan a millones de personas en nuestro país. Desde Jujuy a la Villa 31, a pocas cuadras de la Casa Rosada.
Los especialistas dicen que más baños podrían evitar el 40% de los casos de diarrea aguda que ocurren en Argentina. Estamos hablando de 1 millón anual los casos de esta enfermedad, o sea que se podrían evitar 400 mil casos. A nivel mundial, 1.700 millones de chicos en el mundo sufren enfermedades derivadas de la falta de agua sanitaria. Peor aún: las mismas organizaciones calculan que 800 niños y niñas mueren por día debido a falta saneamiento e higiene.
Es otra muestra de la barbarie capitalista. Mientras los grandes medios promocionan mansiones con “8 habitaciones y 8 baños”, que derrochan agua potable en sus piletas t lagos artificiales, mientras en los countries albañiles y trabajadoras de casas particulares levantan y limpian casas, baños y cocinas, viven en condiciones que los empujan a las enfermedades. La precariedad laboral se traduce en precariedad de la vida, y la situación de los baños y el acceso al agua potable es uno de los más crudos.
En 2013, la Asamblea General de las Naciones Unidas (NU) votó que el 19 de noviembre fuera el Día Mundial del Retrete. Lo hizo como parte de una campaña para destacar la importancia del acceso al agua potable y a servicios básicos de saneamiento. Sin embargo, está claro que no es una cuestión de “efemérides” ni “campañas” de buena voluntad.
Mientras los gobiernos adhieren a esas campañas, en la Argentina hay 3,5 millones de familias sin un techo, o con un techo precario. Incluye el problema de los baños higiénicos. A quienes ocupan tierras y reclaman una vivienda digna, los desalojan para que terminen en la calle o las condiciones de saneamiento que ya tenían.
Este dato, impactante, confirma la necesidad de exigir un plan de viviendas y obras de infraestructura, administrado por la clase trabajadora y organizaciones populares, financiado por impuestos progresivos a las grandes fortunas y empresas.
Es eso o que millones de familias y niñes se sigan enfermando o muriendo.