Luego de seis meses de gobierno, el “empleo de calidad” del cual hizo gala el macrismo, está muy lejos de concretarse. Por el contrario, todos los planes apuntan a precarizar más a la juventud obrera y favorecer a las patronales.
Jueves 16 de junio de 2016
El proyecto de ley de Primer Empleo conforma una política, sumado a miles de despidos, que profundiza el modelo de precarización kirchnerista y otorga grandes beneficios a los empresarios.
A modo de síntesis, el proyecto prevé que las empresas queden exentas de contribuir a la seguridad social si contratan a jóvenes de entre 18 y 24 años que nunca hayan tenido un trabajo en blanco o –de haberlo tenido- con una antigüedad no superior a 36 meses. Los beneficios también aplican para la contratación de personas con certificados de discapacidad. Por otra parte recibirán subsidios si blanquean a los trabajadores.
El proyecto impulsado por el ministro de Trabajo Jorge Triaca, quien cobra un sueldo de CEO (unos $ 115.000.- mensuales) dio el puntapié para que el gobierno acuerde con la multinacional Mc Donald’s para contratar a jóvenes por sueldos miserables de $ 4.500 mensuales.
En este sentido, alcanzar el progreso a partir de una meritocracia en donde cada trabajador crece a partir de su esfuerzo personal estaría muy lejos de concretarse para miles de jóvenes que cobrarán sueldos muy por debajo de la canasta básica familiar, hoy calculada en más de $ 17.500.
¿Cuál es el objetivo del proyecto? Otorgar beneficios a los empresarios que se verán exentos del pago de aportes jubilatorios y se los “premiará” –con subsidios- por registrar el empleo cuando ello debería ser una regla y no una “excepción” tal y como se plasma en el proyecto. Por otra parte, atacar al conjunto de la juventud trabajadora sometiéndola a paupérrimas condiciones de trabajo.
Precarización en el Estado
Para Cambiemos, no es algo nuevo la promoción y el sostenimiento del trabajo precario. Es una práctica que viene llevando a cabo –el PRO- desde los tiempos de Macri como Jefe de Gobierno porteño.
En la Ciudad de Buenos Aires, miles de trabajadores estatales con contratos “basura”, en su mayoría locaciones de servicio y jóvenes estudiantes contratados como asistentes técnicos y pasantes, con el aval de distintos organismos públicos –entre ellos la UBA- y privados, fueron –y son- sometidos a paupérrimas condiciones de trabajo.
En los años de Macri en la CABA, quien se encargó de llevar adelante esta política, es el actual ministro de Modernización de la Nación, el ministro precarizador Andrés Ibarra.
Hoy en el gobierno nacional, el macrismo profundiza la herencia de la precarización K tanto en el ámbito privado como en el público.
La puesta en escena hecha por Macri para anunciar el veto a la ley antidespidos desde la fábrica de Cresta Roja despertó la indignación de los trabajadores de la empresa avícola que desde el gobierno de Cristina Fernández vinieron llevando una lucha por ser reincorporados; miles aún no han podido volver a sus puestos de trabajo y los que sí lo han logrado, lo hicieron bajo condiciones aún peores de las que se encontraban.
En sintonía fina con el sector privado, la administración pública nacional brilla por su trabajo precario. Basta recordar el conflicto desarrollado en el propio Ministerio de Trabajo en donde los trabajadores pelean por la reincorporación, por el pase a planta de los contratados y mejores condiciones de trabajo. El conjunto de los miles de despidos en el Estado fueron realizados por el macrismo sobre la base de contratos precarios e inestables que el kirchnerismo promovió y en minúsculas proporciones pasó a planta permanente.
Educación y salud en peligro
Los trabajadores de la educación en los tiempos de la “revolución de la alegría” –hoy ya devenida en luz al final de un oscuro túnel- también sufren la precarización. En la UBA y otras universidades públicas son miles los docentes que dictan clases “ad honorem” sin cobrar sueldo y otros lo hacen por salarios de miseria. Todos los reclamos de los docentes precarizados fueron expresados en la masiva marcha nacional educativa.
En la salud, el trabajo precario es moneda corriente; médicos residentes –y no residentes- son sometidos a condiciones pésimas, sosteniendo un sistema de salud a pulmón con consecuencias gravísimas que incluso llegaron a provocar la muerte de una joven médica residente.
De más está decir que la precarización se sostiene además por la complicidad de las burocracias de los sindicatos. Desde el 10 de diciembre las CGTs de Moyano, Caló y Barrionuevo están en una tregua con el gobierno y luego de 6 meses el único plan de lucha que han propuesto para pararle la mano a Macri fue una movilización sin llamar al paro nacional, consigna levantada únicamente por el Frente de Izquierda.
Desde la banca del PTS en el Frente de Izquierda junto al CeProDH y los trabajadores se impulsaron proyectos de ley para el pase a planta de todos los contratados y tercerizados tanto en el ámbito público como privado. También una ley antidespidos mucho más amplia que la que finalmente se sancionó y vetó Macri. Repudiamos todo tipo de flexibilización e intentos de precarización laboral y estamos convencidos de que la más amplia conquista de derechos para los trabajadores no va a llegar de la mano de diputados y senadores al servicio de los grandes empresarios ni de una burocracia sindical vendida a los intereses del capital. Sólo es posible a través del conjunto de la clase trabajadora en lucha y movilizada, y que empiece a recuperar los sindicatos para la clase trabajadora siguiendo el ejemplo del SUTNA –sindicato nacional del neumático- que hoy está conducido por un frente antiburocrático.