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Red Internacional
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CONVERSACIONES CON NANO BALBO. “En una sociedad que excluye no va a haber una escuela que incluye”

La Izquierda Diario conversó con Nano en su casa de la ciudad de Neuquén donde abordamos diversos temas que iremos presentando en futuras ediciones.

Jueves 26 de febrero de 2015

Maestro, militante en los ´70, detenido-desaparecido y exiliado en Roma durante la última dictadura militar. Dirigente del sindicato neuquino aten entre 2000 y 2002. A partir de sus experiencias y reflexiones colabora con distintas experiencias educativas, buscando desarrollar alternativas a las políticas de los gobiernos y los organismos internacionales.

LID: ¿Qué balance hacés de estos 10 años de políticas educativas nacionales?

NB: Las políticas educativas se vienen prolongando más allá de los maquillajes. La cuestión de fondo sigue siendo la misma: el neoliberalismo que empezó con la dictadura y que todavía sobrevive, dio vuelta la ecuación fundamental de la educación. Una escuela es pública cuando se centralizan las políticas administrativo contables de manera tal que hay un presupuesto, que actúan los cuerpos orgánicos para controlar ese presupuesto, que se haya invertido en lo que se presupone y no en otra cosa y se descentraliza lo pedagógico.

Porque cada alumno tiene un punto de partida distinto, porque tiene una raíz distinta y las condiciones del sujeto que aprende son determinantes, y en esa descentralización partiendo de lugares distintos, todos los chicos que egresan del sistema educativo tienen un nivel mas o menos parecido. No vamos a decir el mismo, pero por lo menos tienen más posibilidades.

El neoliberalismo qué hizo, dio vuelta esta ecuación: centralizó lo pedagógico en un ministerio sin escuelas, sin conflictos y descentralizó lo administrativo contable. Entonces los maestros hoy tienen que andar administrando la escuela, el comedor y pedagógicamente se distribuye lo mismo entre desiguales. Y esto es profundamente injusto.

El gobierno kirchnerista es uno de los que más ha invertido en educación, es cierto. Materialmente ha invertido mucho. Y por ejemplo se hacen materiales hermosísimos y muy buenos. Pero se hacen en el Palacio Pizzurno para todas las escuelas, es decir se distribuye lo mismo entre desiguales. Se mandan computadoras a todos lados, esto no es tener una política en TIC’s.

Porque la computadora es un electrodoméstico, lo que hay que entender es el uso, la racionalidad, el lenguaje de la computadora. Se mantiene la ecuación neoliberal. Desde el Palacio Pizzurno que ni siquiera tiene escuelas, se fijan las políticas. Tipos encerrados en una oficina hacen política educativa. Algunas son buenas pero distribuidas en realidades tan distintas terminan haciendo agua. Mientras no demos vuelta esta ecuación la escuela va a estar siempre en conflicto, en dificultades.

LID: ¿Cuáles siguen siendo para vos las cosas más importantes, que en estos 10 años no se han podido saldar a pesar de haber implementado algunas políticas educativas innovadoras?

NB: Yo creo que hay políticas educativas novedosas pero no se trata de eso. La educación, y la escuela como enseñante, es una variable dependiente del modelo socio económico al cual yo aspiro, pero también es una variable interviniente en la construcción de ese modelo social, hay una relación dialéctica ahí. Entonces a veces se ponen políticas innovadoras, atractivas y hay reivindicaciones históricas del sector docente que parece que toman cuerpo, pero que operan como maquillaje porque no se cambia el modelo de sociedad que se está construyendo. En una sociedad que excluye no va a haber una escuela que incluye, en un modelo de sociedad que no es democrático no va a haber una escuela democrática.

Hay otra cosa que es importante: la vida y la educación es caos. Yo siempre les propongo a los docentes que comparemos con la novela policial. En la novela policial inglesa la vida es armónica ordenada, se produce un delito, un asesinato, se produce un caos, producto de ese delito, entonces aparece el investigador o la policía, que investiga, que descubre al asesino (que generalmente es un trabajador) y con la condena vuelve la armonía. La novela policial negra es caótica y en el medio de ese caos se produce un asesinato, el investigador o la policía (que generalmente es un perdedor como el personaje de Chandler o de Rodolfo Walsh que son personajes grises, generalmente no descubre al asesino sino que desentraña todas las relaciones de poder que llevaron a producir ese asesinato. Y en eso se basa el argumento de la novela policial.

El mundo es caótico pero el capitalismo tuvo la ilusión (y tuvo la voluntad y casi lo logra), de ordenarlo, de disciplinarlo y para eso usó las instituciones que construyó la modernidad y hoy están obsoletas: construyó la familia nuclear, la escuela, la iglesia, la fábrica, el servicio militar, eventualmente la cárcel y el hospital.

Y digo eventualmente la cárcel porque aún cuando nosotros nunca vayamos a la cárcel la sola existencia del aparato represivo disciplina. Y para ello tomó el conocimiento, que es uno y que lo generó la historia de la humanidad, y estableció las fronteras entre los distintos saberes. Entonces ¿dónde empieza matemática y termina física? ¿Cuál es el límite? Pero esta necesidad de orden que tenía el capitalismo lo ordenó, lo tabicó. Hoy está volviendo el caos, producto del gran desarrollo del conocimiento que se está dando, hay una explosión en el campo de los conocimientos, hay una instantaneidad en el campo de la información, hay una imposibilidad de controlar la información, porque la computadora se escapó de control.

Bueno todas esas instituciones que servían para el disciplinamiento están entrando en crisis, sin embargo la escuela sigue teniendo sentido. Tal vez porque le han dado un nuevo destino que es ser depósito de chicos, tal vez porque en el imaginario de la gente todavía queda la ilusión de que el ascenso social se puede dar por medio del saber, tal vez porque esto sea cierto; podría poner muchos tal vez, pero lo concreto es que la escuela sigue teniendo sentido y sigue teniéndolo porque es la única institución representante del estado en las barriadas populares que sigue recibiendo al ciudadano. Y los docentes tenemos el compromiso de preservar eses sentido que todavía tiene la escuela para muchos, aún cuando los sectores populares piden la escuela del disciplinamiento, del orden, porque el caos los asusta.

Yo creo que las medidas innovadoras cuando no tocan los temas de fondo pasan a ser modas que pueden ser que tengan éxito durante un tiempo pero después se tornan reversibles, porque no atacan la cuestión de fondo. Y algunas de ellas son lamentables, por ejemplo el proyecto FinES, si es para salvar una coyuntura, bueno, podemos aceptarlo. Pero el proyecto FinES llegó para quedarse entonces a la pobreza material y simbólica que vive ese alumno, le agrego la pobreza cognitiva, es terrible eso. Porque estoy legitimando la pobreza.

Pero el compañero docente tiene en el proyecto FinES una salida laboral y entonces defiende el proyecto FinES porque con poco esfuerzo cobra un sueldito más y ¿lo voy a condenar por esto cuando el salario no le alcanza? Hoy se ha naturalizado que un docente tenga doble jornada porque si no, no vive. La doble jornada fue un intento de compensación salarial de un salario que vino depredado, pero hoy está naturalizada la doble jornada. Entonces ¿cuándo planifica? ¿Cuándo corrige, cuándo piensa lo que va a hacer al otro día en la escuela? No piensa. Llega a la casa muerto, a comer, a atender a su familia, a acostarse a dormir y al otro día irá a clase a improvisar en el aula y encima termina siendo el responsable de todos los males que tiene la escuela.

LID: ¿Qué opinás acerca del acuerdo salarial en Neuquén específicamente y de la discusión a nivel nacional respecto de lo salarial?

NB: Nosotros hablamos de reivindicación salarial y lo que reivindicamos es solo sueldo, plata. Hemos entregado el concepto de salario. Por lo menos hay 3 salarios: el directo que es lo que yo recibo de bolsillo, un salario indirecto que es el que la sociedad me pone para que yo pueda trabajar, como es el transporte público, la salud pública, y en general todo lo que se considera como público; y después está el salario diferido, que es la jubilación: yo cobro un monto mensual que me lo difieren para cuando no pueda seguir trabajando o por la edad no trabaje más.

Todos los trabajadores hemos caído en que lo salarial es lo que cobro; entonces nos dan sumas en negro y no pocas veces nos dan un aumento salarial cuando ya antes nos lo han descontado por otros lados (cuando me aumentó el transporte público, me aumentó el costo de la vida como está aumentando, mi salario se vio depredado). Que me den un 30%, como el último acá en Neuquén (que lo otorgó el gobierno, porque ahí no hubo negociación salarial, el gobierno lo otorgó y los sindicatos aceptaron) me hace pensar que la inflación está por encima del 30%, porque no creo que se hayan vuelto buenos de la noche a la mañana o que sea un reconocimiento a que al mundo lo hacemos los trabajadores. Y a esto se le dice aumento salarial.

¡No! Se logró un 30% de aumento del sueldo pero las condiciones de trabajo siguen siendo las mismas o peores, la salud de los trabajadores no se trabajó. Entregar este concepto es una pérdida salarial. Los días de licencia son para que yo pueda preservar mi salud, en un trabajo como el docente, que es cada vez más trabajo riesgoso y trabajo insalubre.

El 30% hace falta y hay que agarrarlo, pero acá está faltando todo lo demás para constituir una mejora salarial. Claro que una de las cosas que hizo el neoliberalismo fue avivarse de que los trabajos socialmente valorados hay que reconocerlos salarialmente, entonces salió a descalificar el trabajo docente como una manera de bajarnos el sueldo: trabajamos 4 hs, tenemos 3 meses de vacaciones, somos unos vivos bárbaros. Yo les diría a estos funcionarios que vengan a dar clases; yo les presto el aula una semanita nada más, para que después hablen con conocimiento de causa.

Pero vamos a ser autocríticos, me parece que nos hace falta como trabajadores organizados en un sindicato reconocer que yo soy un trabajador y también soy un profesional (altamente calificado), porque manejo un campo de saberes que no manejan otros. Y ese saber es el pedagógico. Cuando el sindicato no defiende el saber pedagógico no está defendiendo la identidad del docente. Porque es ese saber el que le da sentido a mi identidad. Pelear por las condiciones de trabajo es pelear también por esto. El sueldo es una de esas condiciones de trabajo, una. Y no pocas veces en la historia del sindicato docente se resignaron unos mangos a cambio de lograr mejores condiciones de trabajo porque eran más rentables y más saludables. Eso es una negociación salarial.