Breve remembranza del Encuentro Nacional Contra la Precarización y los Despidos, en voz de una profesora precarizada, sobre la situación de trabajadoras y trabajadores en medio de la crisis.
Lunes 10 de agosto de 2020
El 1 y 2 de agosto trabajadoras y trabajadores precarizados, independientes y de distintas organizaciones de izquierda del país nos reunimos en un espacio amplio de discusión virtual.
El objetivo fue dar continuidad al Movimiento Nacional Contra la Precarización y los Despidos (MONAPRED) como una alternativa combativa, con diversidad de ideas e independiente a los partidos del régimen, para la clase trabajadora en su conjunto (sindicalizados y no sindicalizados), que se apueste a erradicar la precarización, así como toda forma de explotación laboral agudizada en la crisis económica y sanitaria.
Quienes venimos luchando por condiciones dignas de estudio y de trabajo, estamos haciendo una experiencia en medio de la pandemia que se enriqueció con la voz de las y los trabajadores, para llegar a la conclusión de que carecemos de lo necesario para vivir, lo cual es injusto e insoportable y que no lo podemos permitir más si queremos triunfar.
Somos quienes hemos padecido los efectos más terribles durante la pandemia. Mientras miramos cómo la 4T, rompiendo sus promesas de campaña, deja pasar la subcontratación y el outsourcing, y sigue negociando con nuestras vidas y recursos naturales con el T-MEC.
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Aunque la lista de sus acciones es más larga, pues se mantiene al margen de las operaciones del sector no esencial a pesar de la prohibición sanitaria y, en cuanto pudo, facilitó a los empresarios hacer negocios a costa de la vida y salud de trabajadores. Además, nos reprime con la Guardia Nacional como pasó con SUTNOTIMEX y con las personas migrantes, da continuidad a los proyectos de muerte como el Tren Maya, entre otros; todo apunta a las contradicciones que reafirman el carácter neoliberal de este gobierno.
Un mes antes de que se desatara la pandemia, estudiantes y docentes de la EDPA (adscrita al programa de Universidades del Bienestar) comenzaron la lucha por una educación pública y derechos plenos para las y los trabajadores, pero el gobierno les negó toda mesa de diálogo, desoyendo sus demandas; en cambio, pacta con los empresarios multimillonarios que alguna vez señaló como la mafia del poder.
Por ello, para situarnos combativamente, la respuesta que supera este nivel de carencia es la organización de miles como nosotras, trabajadoras y trabajadores, desde todos los ámbitos que trastocan esas políticas en nuestra contra, como son las madres, las trabajadoras del hogar, otros sectores esenciales como el de la salud desde donde cuidamos a otros trabajadores. También la juventud a quien se nos arrebata el futuro, y qué decir de los repartidores, los estudiantes, los docentes especializados, los obreros industriales, los campesinos, trabajadores informales y estatales, las mujeres con dobles (o triples) jornadas, los trabajadores de la cultura y el arte, de sectores populares, los despedidos injustificadamente, eso y más.
Nuestra perspectiva
Uno de los aportes importantes fue la lucha desde las trabajadoras. Las palabras de decenas de mujeres se oyeron potentemente, siendo las más oprimidas y explotadas, las que padecemos día a día el machismo y múltiples formas de violencia de género, incluyendo el feminicidio. Mientras somos las que ocupamos el el 70 % del trabajo precario, sumado al trabajo doméstico no remunerado (mismo que equivaldría a 23.5 % del PIB, es decir a 5.5 billones de pesos) ambos condicionados e invisibilizados por el Estado.
Pese a estas condiciones, lo más auspiciante es mirar el lugar que ocupamos en la lucha actual, por lo que una resolución del Encuentro es conformar comisiones de mujeres para pelear contra la precarización y todo tipo de violencia en los centros de trabajo y en los demás ámbitos públicos y privados, exigir el respeto a la libre elección de las mujeres sobre su cuerpo, por la legalización del aborto y libertad a las mujeres presas por abortar.
Asimismo, se tomó como acuerdo conformar comités contra la precarización y los despidos en cada centro de trabajo y barrio, con la finalidad de incorporar a la lucha de forma masiva a la población.
Finalmente, como profesora reivindico, especialmente, el llamado a una asamblea a desarrollarse en las próximas semanas entre trabajadores de la educación media superior y superior, porque es urgente pelear por condiciones laborales dignas de la mano de la defensa de la educación pública y gratuita, por salarios dignos, así como todas las conquistas y, sobre todo, para seguir construyendo la unidad para edificar nuestro triunfo.
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