Fiesta de subsidios para empresarios millonarios y pobreza energética para el pueblo trabajador. Por una empresa estatal de energía eléctrica bajo control de trabajadores y usuarios populares.
Sábado 26 de junio de 2021 15:42
El ministro de economía Martin Guzmán admite que el sistema eléctrico sostenido por subsidios es inviable. Mientras las tarifas pegan otro salto, los subsidios crecen exponencialmente. Como hizo Macri, regalándole el negocio de Edesur a Caputo, el gobierno de Cristina y Alberto Fernández entrega Edenor a sus viejos amigos Manzano (ex funcionario menemista) y Vila, que jugó fuerte en la última campaña presidencial para el Frente de Todos.
Morosos incobrables
Manzano y Vila también son dueños de Edemsa, la Empresa Distribuidora de Electricidad de Mendoza. Según se afirma en el informe que la Jefatura de Gabinete presentó en el Senado, le deben a Cammesa unos $9813 millones a septiembre del 2020. No obstante, se hicieron de la distribuidora de energía eléctrica más grande del país.
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Además, Edenor le debe a Cammesa otros $18000 millones. El ex funcionario menemista Manzano y el empresario de medios Ávila, se posicionan como los grandes subsidiados. Sin ponerse colorados, no dicen nada de esta deuda, de la cual hasta el momento siguen sin pagar un solo peso. Para los amigos del gobierno, no es requisito tener las cuentas al día, tampoco hay veraz, ni cortes de suministro.
Tsunami de subsidios: la fiesta comenzó
El presupuesto 2021 contempla erogaciones por 446 mil millones en subsidios al sector eléctrico. Los fondos van a Cammesa para solventar el inmenso costo operativo de las privadas como Edenor y Edesur, por nombrar las distribuidoras de energía más opulentas del país.
Los subsidios golearon a la inflación. Solo en el primer trimestre del año se destinaron $71000 millones a Cammesa. Esto implica un aumento a precios corrientes del 184.9%, dejando muy por detrás los 42.6% de inflación interanual que informa el Indec.
Reforma tarifaria o planificación del sistema eléctrico
Máximo Kirchner impulsó una reforma plana de subsidios que alcanza a las zonas frías y templadas. Como vimos durante los doce años de gobierno de los Kirchner, los subsidios profundizaron el deterioro del sistema interconectado de generación y distribución de energía. Manteniendo vivo el sistema privatizador menemista, aún cuando se volviera imposible sostenerlo, y garantizando las cuantiosas ganancias de los empresarios y el calor de las piscinas en los countries.
La ecuación es sencilla por mas focalización y discriminación del cuadro tarifario que se impulsen. Los que más consumen son aquellos que más se benefician. Justamente el pueblo laborioso no tiene piscinas que calefaccionar ni mansiones llenas de electrodomésticos. A pesar de los subsidios, en el mejor de los casos, las familias trabajadoras llegan a pagar la factura de luz. En el caso de los jubilados siguen eligiendo entre comer, comprarse medicamentos o pagar los servicios. Todo junto no pueden hacer.
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A pocos meses de las elecciones, el gobierno no tiene nada para mostrarles a sus votantes más que un brutal ajuste y las felicitaciones del ex-ministro menemista Cavallo al actual ministro de economía Guzmán por los ajustes en el presupuesto, pagos de la deuda fraudulenta y las negociaciones con el FMI y el club de París.
En ese sentido, y con la mira puesta en las elecciones, el gobierno de Cristina y Alberto Fernandez se apuran a tomar medidas de color para paliar los insoportables aumentos de servicios, sin medir el profundo daño que genera la falta de inversión y el régimen privatizador en el sistema eléctrico.
Pretenden tapar la discusión de fondo con un tsunami de subsidios que permitan mover las tarifas de forma desacelerada, pero con un gran costo que cubrimos todas y todos los usuarios indirectamente. ¿Por qué el gobierno sostiene las empresas del Estado concesionadas? ¿Cuál es el objetivo de sostener un régimen que fracasó? ¿Por qué Manzano y Ávila, con la tremenda deuda que adquirieron en Edemsa, se quedan con la distribuidora más grande del país?
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Reformular el cuadro tarifario, manteniendo el servicio en manos privadas, no resuelve el problema del desarrollo energético y mucho menos acaba con la pobreza energética que sufre principalmente el pueblo laborioso. Los 30 años del régimen privatizador así lo demuestran.
Pauperización del servicio eléctrico en todos los niveles: incremento de los cortes de luz, precarización de los trabajadores, aumentos siderales de tarifas, ganancias empresariales subsidiadas, incremento de la pobreza energética. La lista de daños e impacto en las condiciones de vida es infinita.
Entre las 70 empresas de distribución eléctrica que abastecen a los usuarios de todo el país acumulan deudas por $142.887 millones, siempre según la Jefatura de Gabinete. Las principales empresas endeudadas son las que mayores ganancias registran: Edenor con $18000 millones (Manzano - Vila), Edesur $20800 millones (Enel de capitales italianos), Edemsa $9813 millones (Manzano - Vila).
El cuadro tarifario tiene que estar en función de las necesidades técnicas y el desarrollo energético planificado: la voracidad que genera pensar la energía como un commodity y no como un recurso esencial empeoró las condiciones del servicio, optimizando ganancias empresariales a costo de un servicio pésimo.
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El sistema energético debe ser pensado de forma integral en una gran empresa nacional con control de los trabajadores y usuarios, donde se integren las tres patas esenciales; la generación, la transmisión y la distribución de energía. Y no como unidades comerciales inconexas que compiten en el mercado como colocadores de bonos o en función de la renta que puedan generar.
Sin embargo, el gobierno abrió la campaña electoral buscando el mejor maquillaje, escapándose de los grandes debates y sosteniendo un régimen inviable como admite Guzmán. Mientras tanto los morosos incobrables Manzano y Ávila, festejan que sus ganancias están garantizadas. Sin medidores para ellos, sus facturas dan por resultado: ganar y ganar más.
Por una empresa estatal de energía al servicio de los usuarios
Para terminar con este régimen privatizador heredado del menemismo y profundizado por todos los gobiernos que lo sucedieron, ya sea por subsidios siderales o tarifazos impagables, y que se ha demostrado tan perjudicial para la clase trabajadora, es necesaria la más amplia movilización en las calles, para conquistar la estatización de todo el servicio eléctrico bajo control de trabajadores y usuarios populares.
Las únicas que impulsan una campaña para recuperar los servicios esenciales son las bancas del FIT-U, como lo viene demostrando Nicolás del Caño, que no solo apoya la lucha de los trabajadores precarizados de Argencobra y Ema (contratistas de Edesur), sino que pelea en el parlamento para que se discuta profundamente la necesidad de acabar con esta herencia menemista.
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Para impulsar dicha movilización en las calles, también es necesario conquistar más bancas al servicio del pueblo trabajador. Para eso es indispensable la unidad de la izquierda en estas elecciones. Firmá el petitorio, así juntos le paramos la mano al ajuste y ponemos en perspectiva la recuperación de los recursos esenciales.