Desde hace dos semanas hay enfrentamientos entre jóvenes palestinos y la policía de Israel en la explanada de las mezquitas, en Jerusalén este. Asesinatos a sangre fría y represión, un estado de excepción permanente.
Josefina L. Martínez @josefinamar14
Martes 29 de septiembre de 2015
Foto: EFE/Atef Safadi
La mezquita de Al Aqsa viene siendo el corazón de los enfrentamientos hace más de 15 días. Esta zona, de gran importancia para el Islam, es un “punto caliente” en el conflicto palestino-israelí y centro de constantes provocaciones de parte de Israel. En el año 2000, después de una visita de Ariel Sharon a la Explanada, comenzó la Segunda Intifada palestina.
Este lunes continuaron los choques entre jóvenes palestinos y agentes de la policía israelí, después que un grupo de palestinos se atrincheró en la mezquita de Al Aqsa. Los jóvenes levantaron barricadas y bloquearon las entradas a la mezquita, encerrándose adentro. Hubo enfrentamientos durante la madrugada.
Esta acción fue una respuesta a las restricciones que impuso Israel en la zona. Durante esta semana no permitirá que varones palestinos menores de 50 años puedan acceder a la explanada.
Hace poco Israel aprobó un cambio de legislación para que el ejército y la policía puedan disparar a cualquiera que tire una piedra u otro “elemento contundente”. Algo que incentiva directamente a las fuerzas represivas a disparar con total descaro e impunidad.
Al mismo tiempo, organizaciones de apoyo al pueblo palestino denunciaron que está empeorando la salud de siete presos políticos que se encuentran en huelga de hambre en cárceles de Israel.
Hace 40 días, 17 presos iniciaron esta huelga de hambre, en protesta por su detención bajo una figura legal que permite a Israel encarcelar a sospechosos por periodos de seis meses renovables sin celebrar juicio y ni siquiera presentar pruebas.
Las detenciones arbitrarias, torturas físicas y psicológicas, la represión y el asesinato sistemático de palestinos, hombres, mujeres y niños por parte del ejército de Israel es moneda corriente. Un verdadero “modus operandi”, con el objetivo de mantener un estado de excepción permanente sobre territorios ocupados.
En estos días se cumplen 15 años de la Segunda Intifada, y poco más de un año de la masacre de Gaza. ¿Se puede abrir una tercera Intifada?
La joven palestina Hadil, fusilada a sangre fría
El martes 22 de septiembre, la joven estudiante palestina Hadil al Hashlamun fue asesinada por soldados israelíes, en un puesto de control en la ciudad cisjordana de Hebrón.
Los soldados dijeron que la joven quiso atacarlos con un cuchillo, y que por eso le dispararon. Sin embargo, varias personas presentes desmintieron esa versión israelí. Finalmente, apareció un video que demostró que se trató de una ejecución a sangre fría. Fawaz Abu Eisheh se dirigía a su trabajo cuando escuchó los gritos y vio a la joven rodeada por soldados que le apuntaban con sus armas de fuego. La joven se detuvo, pero los soldados le dispararon igual. Con varios tiros en el pecho y en sus piernas, Hadil fue llevada al hospital, donde murió poco después. El asesinato de Hadil fue calificado después por varias ONGs como una “ejecución extrajudicial”.
Represión de la policía palestina a la juventud
El viernes 18 de septiembre, un video de la cadena Middle East Eye (MEE) captó cuando un joven palestino era molido a palos por la policía palestina, en los alrededores del puesto de control cerca de la Tumba de Raquel en Belén.
Según la policía, bajo órdenes de la ANP (Autoridad Nacional Palestina), querían evitar “que los jóvenes agredieran con piedras” a los soldados israelíes para que “no les dispararan los israelíes.”
Estos hechos escandalosos, difundidos por las redes sociales, generaron una masiva manifestación de protesta, donde se vivieron nuevos choques entre los jóvenes palestinos y la policía de la ANP, y algunos de los implicados en el caso fueron obligados a dimitir.
De lo que no hablan los medios
El asesinato permanente de hombres y mujeres en Palestina, no suele ocupar los grandes titulares de los medios internacionales, salvo cuando las masacres son tan grandes que no pueden ocultarse.
En medio de la grave crisis de los refugiados, los grandes medios reproducen los discursos hipócritas de los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea, haciendo gala de valores “humanitarios”. Omiten que son quienes sostienen al Estado genocida de Israel. Un estado fundado sobre la ocupación ilegal del territorio palestino, condenando a millones palestinos a vivir como refugiados en campos y ciudades precarias en Líbano y Siria.
Pero la resistencia del pueblo palestino no se detiene y la solidaridad internacional con su causa tampoco.
Josefina L. Martínez
Nació en Buenos Aires, vive en Madrid. Es historiadora (UNR). Autora de No somos esclavas (2021). Coautora de Patriarcado y capitalismo (Akal, 2019), autora de Revolucionarias (Lengua de Trapo, 2018), coautora de Cien años de historia obrera en Argentina (Ediciones IPS). Escribe en Izquierda Diario.es, CTXT y otros medios.
